El Agibílibus; Los sueños muertos de Jayden Jiméz

00:00

«El Sueño»

⇣❥ ♡ ❥ ⇣
 


"Una vez desee con ansias morir..."

Recuerdo muy bien esa noche; la primera noche de otoño, 21 de septiembre del 2025.

La habitación se encontraba oscura, me hacía sentir abrumado el amplio espacio vacío en la esquina donde antes estaba mi estantería y donde solía poner cada uno de mis escritos jamás culminados. Junto a mi dormía una chica pelirroja de corta estatura, roncando como si fuera una anciana, con una postura extraña y una gran almohada en su cabeza dándole 
un toque gracioso.Las manecillas del reloj marcaban las 2:00 a.m.

El atrapasueños giraba y giraba, gracias a la brisa nocturna haciendo un ruido estresante para mis oídos. La campanilla que colgaba en el centro no dejaba de sonar tras el toque 
helado del viento que comenzaba enfriar mis pies aun teniendo calcetines. La luz de la avenida entraba por las cortinas, una luz ceterpilar que realmente no me molestaba aun, parpadeando. Miraba al techo, sin emociones visibles, con los ojos vacíos y llorosos por los pensamientos minutos antes, silbando con la respiración a través de mis resecos labios.

Nada se cruzó por mi mente, excepto eso, el día en que desee morir sin todos mis sentidos lucidos.

«¡Quiero morir! Dios... o quien pueda escuchar mis ruegos, por favor, déjeme morir.»

No recuerdo que sucedió más tarde, solo que eventualmente me dormí de alguna u otra forma. O eso pensé, deseando una noche larga hasta la tarde del mismo día, pero al abrir los ojos estaba en la misma situación solo tres horas después. Mis pies en la cama ahora tenían zapatos y yo usaba una sudadera azul oscura delgada.

La chica pelirroja de estatura corta a mi lado, quien se suponía que era mi novia, no estaba roncando, ni siquiera respirando. Todo era silencio y silueta congeladas en un espacio fúnebre. El atrapasueños se había detenido, el viento también, el ruido había desaparecido y mis pies no estaban fríos ni calientes.

La luz de la avenida no parpadeaba como antes, y mis cortinas no cambiaban la dirección de su reflejo en el techo. Ni los latidos de mi corazón o los sonidos de mi respiración estaban presentes. Solo era yo en medio de un vacío terrorífico junto al reloj que marcaban las cinco de la mañana, cuando el sol aun no despertaba a nadie y no lo haría nunca más.

Habían pasado tres horas desde la primera vez que me desperté.Al salir del lugar, lo comprobé. Varios pájaros, quietos como animales disecados, volaban cerca del árbol junto al condominio, dormidos en un largo sueño al igual que el viejo amarrado árbol para dormir tranquilamente. Ni los sonidos de la ciudad, ni las personas en los autos camino al trabajo mostraban señales de vida.

Prosigo caminando por el centro de la ciudad intentando resolver tal extraño enigma, pareciera todo ser parte de un extraño sueño. Las calles se encuentran vacías y el silencio 
sepulcral adornaban cada esquina. El cielo madrugador estaba envuelto en nubes oscuras, y el aire pesado y espeso parecía presagiar una tormenta.

«¿Qué era lo que estaba sucediendo?»

Yo caminaba asolas, atento a cualquier ruido, pero las calles seguían aun vacías, solo el 
eco de mis pasos rompía el silencio.

En ese momento, lo sentí. Un susurro casi inaudible, un sonido áspero y persistente.

Jayden....

Me pare con el corazón acelerado y los músculos tensos. El susurro era inconfundible, parecía decir mi nombre.

—¿Alguien está ahí? —Pregunte con voz temblorosa. Mi voz se perdió en el aire quieto de la calle, solo quedo el silencio.

Me quede justamente en donde estaba, en una calle vacía, sin luz, solo yo y un misterioso susurro. No lo entendía, era como si no hubiese pasado nada, y, sin embargo, sabía que algo había sucedido. Un escalofrío recorrió mi espalda, mi piel se erizo.

Pensé en escapar, pero no pude moverme. Sentí pánico, notaba la mirada de algo invisible observándome con una sonrisa macabramente malvada.

—¿Quién es? —susurre sin recibir respuesta alguna.

Mi mente iba de un lugar a otro, intentando encontrar una explicación, pero no se me ocurría nada. Entonces una sombra apareció en la esquina, oscura y siniestra. El susurro se hizo más fuerte, y me di cuenta de que cada vez estaba más cerca.

Algo había en esa sombra, algo muy oscuro. Me quede inmóvil, sintiendo el peso de algo retorcido sobre mí. Las sombras de las áreas oscuras parecían aproximarse y agarrándome con fuerza, queriéndome arrastrar algún lugar donde no se escucharán mis gritos.

Cerré los ojos con fuerza y me tapé la cara, como si eso pudiese protegerme.

—¡Ayúdenme! —grite con todas mis fuerzas. Sin embargo, nadie respondió a mi grito.

El susurro había desaparecido y todo estaba nuevamente en silencio. Abrí los ojos, tembloroso y asustado, para encontrarme de la nada un gran y extraño espejo frente de mí.

No sabía exactamente lo que había sucedido con las sombras, pero sentí mucha curiosidad por su extraño origen, como era ya de esperarse, se me hizo algo inevitable no poder acercarme y tocar con mis dedos aquel antiguo espejo que no paraba de resplandecer.

Fue como si estuviera rodeado de agua, percibí como si la gravedad cambiara inesperadamente. Era una terrible sensación donde todo mi cuerpo empezaba a sentirse más ligero de lo habitual. Parecía como si estuviera rompiendo el tiempo.

Cuando apenas dejo de rozar con mis dedos aquel egnimatico espejo, me sobresalto al notar que mi reflejo resplandece con más intensidad, empieza a cobrar vida y de la nada como si fuese un portal Unidimensional, sale atreves de el una persona idéntica a mí. « ¿Acaso se trataba de mi propio reflejo?»

Ya esto no parecía ser un sueño, ¡Era real! Tan real como las primeras palabras que pronunció en cuanto me vio directamente a los ojos:




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.