El amor del jefe. ¡ella es su mujer!

Contrato.

Esa noche, mientras Ezra reflexionaba en su lujoso apartamento, no podía dejar de pensar en Cataleya y en los rumores que estaban afectando su reputación. Sabía que tenía que hacer algo drástico para protegerla y, al mismo tiempo, satisfacer sus propios deseos. La idea de tener a Cataleya solo para él se volvía cada vez más tentadora.

Ezra se sentó en su escritorio, mirando la ciudad iluminada a través de la ventana. Tomó una hoja de papel y comenzó a escribir un contrato, uno que no solo protegería a Cataleya de los rumores, sino que también la acercaría más a él de una manera personal y exclusiva.

**Contrato de Relación Personal**

Partes Involucradas:

· Ezra Ferrer: CEO de Ferrer Global

· Cataleya Ríos: Asistente personal de Ezra Ferrer.

Términos y Condiciones:

1. Relación Exclusiva:

· Cataleya Ríos aceptará ser la novia exclusiva de Ezra Ferrer durante el período de un año.

· Ambas partes se comprometen a mantener la relación en privado y profesional dentro del entorno laboral.

2. Protección y Apoyo:

· Ezra Ferrer se compromete a proteger la reputación y el bienestar de Cataleya Ríos en todo momento.

· Cataleya Ríos recibirá apoyo adicional en su carrera y oportunidades de crecimiento dentro de Ferrer Global.

3. Confidencialidad:

· Ambas partes acuerdan mantener la relación en estricta confidencialidad, evitando cualquier comportamiento que pueda dar lugar a rumores o malentendidos.

4. Revisión del Contrato:

· Al final del período de un año, ambas partes revisarán el contrato y decidirán si desean continuar con la relación o finalizarla.

Ezra miró el contrato, sintiendo una mezcla de satisfacción y ansiedad. Sabía que esta propuesta era arriesgada, pero también sabía que era la única manera de asegurarse de que Cataleya estuviera a salvo de los rumores y de Rafael. Además, la idea de tenerla como su novia lo llenaba de un deseo que no podía ignorar.

Al día siguiente, Ezra llamó a Cataleya a su oficina. Ella llegó, aun sintiendo el peso de los rumores, pero decidida a seguir adelante.

—Señor Ferrer, ¿en qué puedo ayudarlo? —preguntó Cataleya, tratando de mantener la compostura.

Ezra la miró con una intensidad que la hizo estremecer.

—Cataleya, he estado pensando en cómo podemos manejar esta situación. Quiero ofrecerte una propuesta que no solo te protegerá, sino que también nos beneficiará a ambos.

Cataleya frunció el ceño, intrigada.

—¿De qué se trata?

Ezra le entregó el contrato.

—Quiero que seas mi novia exclusiva durante un año. Este contrato asegura que te protegeré de los rumores y te apoyaré en tu carrera. Sé que es una propuesta inusual, pero creo que es la mejor manera de manejar la situación.

Cataleya se quedó sin palabras por un momento, sorprendida por la propuesta.

—Señor Ferrer, no sé qué decir. Agradezco su confianza, pero esto es… inesperado.

Ezra asintió, comprendiendo sus preocupaciones.

—Lo entiendo, Cataleya. Pero creo que esta es la mejor manera de protegerte y de asegurarnos de que puedas seguir haciendo tu trabajo sin interferencias. Además, confío en ti y en tus habilidades.

Cataleya sintió una mezcla de gratitud y confusión. Sabía que aceptar la propuesta significaría estar aún más cerca de Ezra, lo que podría complicar aún más sus sentimientos. Pensó en Javier, en cómo la había abandonado. ¿Podría confiar en otro hombre de nuevo? Los recuerdos de esa traición aún dolían, y la idea de involucrarse emocionalmente con Ezra la asustaba.

—Señor Ferrer, esto es demasiado. No puedo aceptar —dijo, su voz quebrándose ligeramente—. No después de lo que he pasado, porque no quiero que mi carrera se vea afectada por una relación personal.

Ezra la miró, comprendiendo su dilema.

—Cataleya, entiendo tus dudas. Pero quiero que pienses en esto como una forma de protegerte y de demostrar que los rumores son falsos. No te estoy pidiendo que te entregues emocionalmente si no estás lista. Solo que confíes en mí.

Cataleya miró el contrato de nuevo, sopesando los pros y los contras. La oportunidad de avanzar en su carrera, el apoyo y la protección que Ezra ofrecía eran tentadores. Pero el miedo al compromiso y a otro posible abandono la frenaban.

Ezra, viendo su indecisión, se levantó y camino hacia ella acercándose un poco más.

—Cataleya, no tienes que decidir ahora. Tómate tu tiempo, pero entiende que estoy aquí para ayudarte. Juntos, podemos manejar esto.

Cataleya cerró los ojos por un momento, respirando hondo. Sabía que, con Rafael conspirando en su contra y los rumores esparciéndose, necesitaba todo el apoyo posible. Abrió los ojos y miró a Ezra, viendo la sinceridad en su mirada.

—Está bien, señor Ferrer. Acepto su propuesta —dijo finalmente, con determinación.

Ezra sonrió, satisfecho.

—Perfecto. Empezaremos de inmediato.

Cataleya se giró, lista para salir de la oficina de Ezra, cuando sintió una mano firme en su brazo. Se detuvo, sorprendida por el contacto. Al volverse, vio a Ezra mirándola con una intensidad que la dejó sin aliento.

—Cataleya, espera —dijo Ezra, su voz suave pero firme.

Ella lo miró, sus ojos reflejando una mezcla de sorpresa y confusión.

—¿Sí, señor Ferrer?

Ezra la soltó suavemente, pero no apartó la mirada.

—No es necesario que me llames, señor Ferrer, cuando estamos a solas. Llámame Ezra.

Cataleya sintió cómo sus mejillas se sonrojaban ante la petición. El contacto de su mano aún ardía en su piel, y la cercanía de Ezra la hacía sentir vulnerable.

—No creo que sea apropiado, señor Ferrer… Ezra —corrigió, su voz temblando ligeramente.

Ezra sonrió, notando su nerviosismo.

—Lo entiendo, pero quiero que lo intentes. Al menos cuando estemos a solas. Quiero que te sientas cómoda conmigo.

Cataleya asintió lentamente, aun procesando la situación.

—Está bien, Ezra. Lo intentaré.




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