Capitulo 1. Hasta que llegaste tu...

Abrí mis ojos con un poco de exaltación, con el sudor cubriendo cada centímetro de mi espalda y con la respiración levemente agitada.

—Otra vez... –Dije en voz baja con mucho pesar mientras ponía mi mano en la frente tratando de relajarme... Otro recuerdo de lo que antes fue mi vida vino a mi en mis sueños, no hacía falta que viera la hora, pues siempre, siempre me despertaba de golpe exactamente a las 4 de la mañana. 

Era un poco tranquilo y reconfortante el tener 2 horas para mi solo antes de que mi papá y su pareja empezarán con su labor de todos los días, con el sonido de los autos pasando sin detenerse ningún segundo era mi compañero durante estas horas. Créanme que el oír el incesante pasar de los autos era mejor que despertar a esta hora en total silencio según mi opinión. El oír el ruido de los autos en cierta manera me relajaban y me permitían pensar con más claridad sobre los asuntos que han sucedido estas últimas semanas y que fui capaz de darme cuenta hasta después de mucho tiempo. 

Me sentía muy confundido, muy extraño con las verdades que se han revelado 5 años después de que fui excluido... Créanme que el Enterarme que mi madre, la que me quiere y me ama, me mantuvo aislado de todo contacto con el mundo porque tenía miedo a que algo me pasara... No es algo fácil de asimilar,  Más porque el que sufrió las consecuencias fui yo... Pero, a pesar de eso, de todo lo que ha pasado, los gritos, los golpes y la inmensa soledad entre esas cuatro paredes de concreto... No la puedo odiar, quisiera odiarla con todas mis fuerzas... Pero no puedo... 

En fin, ya empezó mi mañana, mi papá ya despertó junto con su pareja, cerré mis ojos esperando pacientemente a que se acercara a mi para que me "despertara". Sentí como ponía su mano en mi hombro y me sacudía levemente para que "despertara". 

–Alex, ya despierta, es hora de levantarse.... –dijo en un susurro, mientras me sacudía y "lograba" despertarme. 

Comence a abrir mis ojos lentamente mientras me estiraba correctamente, para mantener mi actuación de recién despertado. 

—Hora de ir a la escuela... —Dije con pesar y aburrimiento mientras me paraba de mi cama y iba al baño para asearme y empezar otro día... 

Desde que me fui de la casa de mi .... Por así decirlo "Madre", las cosas en mi vida al fin habían cambiado, mis deseos de regresar a la escuela, junto con mis ganas de vivir devuelta empecé a construirme un camino hacia un futuro que yo deseaba y anhelaba que se cumpliera, el primer paso para eso, es acabar la primaria dónde la había dejado desde hace 5 años. 

Para que entiendan a qué me refiero, debido a las circunstancias de los problemas de mi madre, ella me saco de la escuela, pensando que me estaba protegiendo y me encerró en casa desde los 7 años de edad, actualmente tengo 11 años, apunto de cumplir los 12 dentro de unos meses. Es irónico, la persona que debía y quería protegerme, fue la que más daño me causo. 

Deje de pensar en eso, yo ya no quería seguir recordando esos años de aislamiento, debía continuar hacia un buen futuro.

—Oye Alex, apurate papá. Ya es hora de que vallamos a la escuela, no olvides tomarte tu medicamento y un plátano aunque sea.—Escuche decir a mi padre atraves de la puerta

— Ya oi papá, ya salgo.—Dije con emoción en mi voz, pues con este día, ya se cumplía una semana desde que empecé a ir otra vez a la escuela, y lo mejor, era que está escuela me ayudaría a acabar la primaria a corto plazo. 

Me mire en el espejo y con una sonrisa llena de determinación, me dije con determinación y esperanza— Es otro día, a darle con todo. — Con entusiasmo termine de vestirme y de arreglarme el cabello para poder salir del baño para desayunar algo. 

Con emoción reflejado en el rostro, baje por las escaleras dando pequeños brincos de entusiasmo, no se porque pero presentía que hoy será un excelente día.

 —Buenos Días papá y buenos días Ana. —Dije al bajar de las escaleras, pero al asomarme por la puerta de la cocina ví que no había nadie, un poco sorprendido me adentre a la cocina, y en la mesa había una nota, un plátano y mi pastilla. Así que sin perder tiempo tome la pastilla y la mire en la palma de mis manos, preguntándome con incertidumbre si está pastilla realmente era necesaria... Y también preguntándome a mi mismo si esto realmente me mantendría cuerdo... Pero el recordar el tiempo que pase junto a mi madre, cada evento que sucedía porque no se tomaba de manera adecuada sus pastillas, me reafirmó que debía tomarla, por mi bien, ya que era está pastilla... O el lento descenso hacia la locura... 

Un trago hondo junto la pastilla y fue todo lo que necesite para mantenerme relajado, al menos por el momento. Tome el plátano y salí de casa para dirigirme al estacionamiento, ahí vi el coche de mi padre, creo que no hace falta mencionar quienes me estaban esperando en su interior. Ya han pasado 45 minutos desde que salimos de casa y dejamos a Ana, la actual pareja de mi padre en su trabajo, ya era hora de que a mí me dejarán en mi escuela. 

El mirar como las cosas pasaban por la ventana era algo que lograba despejar mi mente y mi alma de las preocupaciones de aquel futuro que para mí, aún es muy incierto. 

—¿Estas listo para la escuela hijo mío?–Me pregunto mi padre al verme tan nostálgico y tranquilo atraves del espejo retrovisor del interior. 

Desvie la vista de la ventana y le puse atención a el con ligeros nervios pero con una gran sonrisa pintada en el rostro— Si papá, traje todo lo que necesitare para la escuela, no se porque pero presiento que algo grande sucederá.—Exprese con alegría mientras le enseñaba la mochila. 

—Muy bien hijo, no desperdicies está valiosa oportunidad de acabar la escuela primaria, se que no es la institución más genial o la más fregona, pero esto es solo una pequeña catapulta para que ganes impulso.—Asentia con determinación, era verdad, no podía desaprovechar esta oportunidad...