El Dios De Los Siervos
El frio es insoportable en esta época del año, sin embargo, sigo caminando preguntando cuanto me falta, no importa, a pesar del blanco teñido de las calles la brillante agua que ni muestra mi rostro, el rojo de mis manos, la armonía que subyace por cada paso que doy como si me estuviese recordando la realidad para no perderme en ella. O capas la risa de los niños que pasan recordándome mi pasado bendecido, mi presente incierto y mi futuro temeroso.
A cada paso que dio el frio se apodera de mi como si de un ángel rodeándome se tratase, pero sigo. Me duelen las manos, no siento la cara y mis pies se entumecen. Levanto la miraba y veo una iglesia en la que pienso entrar por un rato y calentarme para seguir, así que camino a hacia ella.
Toco el picaporte de la puerta que apenas sentía de lo helado de mi mano, abro y un cálido cambio de temperatura recorre por todo mi cuerpo. Cierro la puerta y me siento relajado mientras escucho las voces de las personas que están en misa y, luego me doy cuenta de lo que hice. El frio me ha obligado a entrar a una iglesia sabiendo que me prometí que no entraría a esta mierda, pero el frio era mucho, además solo entraría por un rato, ¡No me agrada esta manga de siervos!
Me senté para descansar y me pongo a observar la pared, noto lo caro del material, también el de las sillas y el lujo de detalle costoso de las cosas. Un anciano cerca mío noto mi cara de estúpido y asombrado.
- Gracias a Dios que tenemos esto- me dice
- ¿Qué dios? - le respondo, pero el no contesto. El pastor pasa al lado mío y le pregunto
- ¿Por qué esta gente tiene fe? –
- La fe no es un fin, es un medio - me dice mientras me quedo pensando que quiso decirme y ¿por qué no habla claro? Salgo rápidamente de este lugar hacia la calle enojado, pero por lo menos cálido por un tiempo lo menos.
Ahora que estoy más caliente puedo notar mi alrededor los copos de nieve que se derriten en mi cara, la escarcha que piso. A lo lejos veo a alguien durmiendo en una banca de un parque, y pienso: pobre diablo abandonado por su dios o capas maldito por una entidad inexistente.
Miro a mi derecha al cruzar la calle y me percato de una colina en la cual podría tener una buena vista de la cuidad y decido ir.
No tuve que haber ido ya que el frio era insoportable, aunque en el momento me parecía una buena idea, lo único que cuando estaba allí me percate de los tres edificios que a pesar de la nieve era completamente visible. El banco de la ciudad, una industria a lo lejos, una concesionaria y la iglesia a la que entre. Ahí fue donde me pregunte ¿Por qué?...... No importa, el tiempo lo dirá. Baje helado de la colina.
Camino pensando en llegar en por fin llegare a casa. He estado afuera toda la mañana.
Paro por un momento al llegar a la concesionaria, y veo por la vitrina al pastor de la iglesia comprando una camioneta nueva. En ese momento escuché al vendedor decirle gracias por su compra y al pastor diciéndole con sarcasmo “todo esto es gracias a Dios” y entonces lo entendí. Él tenía razón, su Dios lo bendijo acosta de maldecir a muchos otros.