CAPITULO 6
Los derechazos de Gavin en la cara de Curtis lo hicieron caer de directo a la lona, de no ser porque estaba en una pelea donde había un árbitro y le impidió seguir golpeando a su inconsciente rival que yacía en el suelo, lo hubiese molido a golpes hasta sacarse todo el cabreo que traía encima.
La discusión que había tenido por la tarde con su prima Camil y luego la llamada de su hermano para echarle en cara el desaire que le había hecho a la consentida de la familia que seguramente había ido con su cara de “yo no rompo un plato” o su “cara de borrego en matadero”, a quejarse de su pelea.
Gavin había llegado al mundo de las peleas callejeras desde que era un adolescente, lo había dejado mientras estuvo en la universidad, pero con el correr de los años había vuelto al sucio y oscuro mundo de los golpes. Sentía que mientras peleaba podía sacar todas sus frustraciones y dejar correr su rabia, o en su defecto su contrincante era quien descargaba su furia contra él y terminaba dándole una paliza; no se jactaba de ser un contrincante que mantuviera un invicto, ni mucho menos de ser el mejor peleador, no obstante era muy bueno a los golpes y eso lo hacia el favorito de muchos. Sus horas de gimnasio, su enorme musculatura y su presencia intimidante le ayudaban a la hora de ganar muchas peleas y atraer a las mujeres como abejas a la miel, bueno, eso había sido hasta que conoció a Jane.
No es que Jane hubiese hecho de él, un hombre nuevo o con miras al matrimonio. No, nada de eso, simplemente habían tenido una conversación donde hablaron de ser exclusivos y él, pensaba honrar su palabra, no sabía cómo iba a ser posible que él no se aburriese de estar con una sola mujer y no sabía cuánto tiempo iba a durar eso, sin embargo el tiempo que durase aquello respetaría a la rubia; cuando el ya no quisiera estar con ella se lo diría de frente, se iría y pasaría página, pero mientras eso pasara, demandaría el respeto que él pensaba que Jane se merecía, si Camil no podía entender eso era su problema.
Aparte de las peleas Gavin amaba la adrenalina que sentía correr por su cuerpo cuando salía con “cherry”, su motocicleta. Una Harley Davidson que había sido de su padre y única posesión que el guardaba después de su fallecimiento. Roy Mackenna había bautizado su motocicleta con el nombre que cariñosamente llamaba a su esposa, por eso el mayor de los gemelos había peleado a capa y espada por quedarse con ella, ya su hermano Eliot poseía el parecido con su padre cual si fuera el mismo Roy en persona; y el, se parecía más a su madre, pero había quienes decían era la copia exacta de su abuelo.
Mientras el árbitro le alzaba el brazo declarándolo ganador, el miraba los nudillos de la mano que tenía libre, sabía que su hermano le armaría otra bronca cuando le mirase los nudillos, el labio inferior roto y estaba muy seguro que un enorme hematoma está formándose en su mejilla, moretón que su hermano seguramente estaría muy dispuesto a copiar en su otra mejilla, sin embargo estaba seguro que su hermano lo amaba tanto como para contener la rabia que le diera verlo nuevamente así. Si, Eliot se contendría, otra vez.
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Camil por su parte estaba que se moría de la furia, su primo Gavin, su mejor amigo la había echado de su oficina y si seguía con la pelo de zanahoria esa muy posiblemente la terminaría echando por completo de su vida.
Esa tarde cuando recibió la llamada de Jane invitándola a salir como si fuesen grandes amigas, había tomado la decisión de decirle a Gavin la verdad de lo que sus ojos habían tenido la desgracia de ver tres días atrás. Haber guardado ese secreto para si durante todos esos días la estaba carcomiendo, no había dormido, no podía comer, no sabía cómo contarle a su primo que el esperpento de mujer con el que salía le montaba el cuerno con un hippy mugroso que posiblemente tenía tatuajes hasta en la lengua.
Desde que conoció a la tal Jane ella supo que era una rastrera que se aprovechaba de su primo y que lo único que le interesaba eran los lujosos vestidos y zapatos que le compraba y las joyas que le podía dar, si, ella había notado la exclusividad de las joyas que ella portaba, lo sabía porque ella había diseñado todas y cada una de las piezas.
Ella quiso hablar con Eliot y pedirle consejo, pero se rehusó a hacerlo por miedo a que la tacharan de mentirosa, era cierto que la bruja esa le caía mal, muy mal, pero no sería capaz de inventar semejante mentira para separarlo de esa mujer solo porque no era de su agrado y por tener un presentimiento de la maldad de esa mujer; algo en lo profundo de su corazón le decía que esa mujer seria la desgracia no solo de su primo sino de su familia entera, y ese presentimiento se le hizo más intenso el día que la vio con eso tipo.
Camil se sintió la peor persona del mundo, había ido a contarle a su primo lo de Jane y termino peleando como últimamente venían haciendo cada vez que el nombre salía como tema de conversación. Luego de la pelea con Gavin, llamo a su primo el médico y le conto lo pasado en las últimas horas y había llorado como niña, no quería echar de cabeza al tonto pelirrojo, pero necesitaba decirle a alguien como se sentía por las continuas peleas con el susodicho.