Su pelo es precioso, negro como la noche, su piel firme pero suave, podría perderme eternidades en su mirada, lastima que nuestro tiempo juntos sea limitado
Se olía una tormenta
Matilda recogía la ropa del suelo rápidamente, dentro de unos minutos debía abandonar la habitación, su señora estaba a punto de llegar. Ivone la ayudaba cuanto podía, al fin y al cabo, era como su madre en ese sitio. Tan solo habían pasado unos meses desde que trabajaba en aquel lugar, una casa de nobles, estaba trabajando como asistente de la ama de llaves de la fortaleza. Aunque habían pasado 4 meses desde que fue contratada, aun no podía acostumbrarse a los largos e incómodos vestidos que debía de llevar, ella siempre usaba la ropa que podía encontrar en la calle, muchas veces robada, muchas otras recogida en la basura. Estaba muy contenta de que le dieran esa oportunidad, claro, la vida en las calles no era tan romántica como algunos nobles creían, era dura, fría y famélica.
Ivone miró hacia su pupila:
- ¡Matilda! - Gritó la mujer mientras levantaba los brazos - Debes ser más ágil, la señorita debería de estar al caer.
Matilda se giro y sonrio, claramente esa señora mayor, con ese vestido negro y esa diadema tantas veces usada, no era su madre, pero era lo mas pareceido que tenia a una, en sus ojos podia ver bondad, mucha más de la que habia visto nunca.
Tras unos segundos de duda se decidió a hablar
- Perdone mi señora, intentó ser lo más rápida posible, es que estos vestidos son muy incómodos - Replicó Matilda usando un tono irritante.
- Sé que aún eres inmadura, y que debes aprender, pero esa impertinencia puede costarte mucho niña - Dijo la mujer con una actitud dominante.
La tormenta era más violenta por segundos, montones de indigentes morirían hoy en las calles, aunque UriEl fuese una de las ciudades con menos de estos, los barrios más pobres estaban siempre plagados, las casas eran apenas cuatro planchas metálicas y un techo de cartón, y estaba claro que esa noche la tormenta, acabaría con muchas.
-Puedo preguntarle algo a mi señora? - Dijo con voz tímida Matilda
- ¿Dónde está esa actitud prepotente? Es que acaso vas a preguntar por el joven señor niña? - Matilda se sonrojó
- ¡No! - Gritó mientras se tapaba la cara, la verdad es que el joven señor de la familia era muy apuesto, todas las demás criadas decían que era amable y atento, aún no había podido conocerlo claro, ella y su hermana pequeña, la joven señorita estaban de viaje, es más, esa misma tarde debían de aparecer.
- Sigue limpiando, acabo de ver al mayordomo ir a abrir la puerta, nos quedan unos pocos minutos - Indicó Ivone mientras aceleraba sus movimientos, Matilda nunca pensó que ver a alguien limpiando sería tan impresionante
- Hemos de atender a los señores , mas te vale que la señorita no encuentre nada sucio.
- Si, mi señora - Dijo Matilda mientras miraba por los ventanales nerviosa. - Puedo preguntarle cómo son los señores? - Hmmm es difícil de explicar. - Ivone se rasca la barbilla como un anciano cada vez que piensa, siempre me hace gracia pensó para sí misma Matilda.
- Espero que al menos sepas que trabajas para un rey no niña? - Exclamó Ivone molesta . La verdad es que aun no he conocido a los señores, se supone que son los reyes de este país, pero siempre están fuera, ausentes, se dice que los reyes suelen ser tiranos, pero estos simplemente, no son, nunca están en la fortaleza, y dejan a sus hijos al cuidado de las criadas pensó Matilda. Ivone suspiró.
- El señor, es alguien difícil, no deberíais enfadarle, se dice que pega a su señora. - Comentó Ivone con cara de aprehensión
- La señora, es muy amable y siempre ha buscado lo mejor para nosotras, aunque está enferma y apenas se la ve fuera de su cuarto. El joven señor, bueno, es un mujeriego, pero es buen chico, no dejéis que os engañe, puede tener una cara bonita pero disfruta jugando con el corazón inocente de las doncellas. Matilda se miró a los pies mientras recorría aquellos pasillos gigantescos. Nunca me acostumbro a este lugar, aunque veo estos muros todos los días, sus cuadros, sus decoraciones, sus ventanales, todo me parece extraño, es todo tan... grande.
- ¿Y en cuanto a la joven señora? - Comentó tímidamente Matilda.
- Es diferente, se rumorea que puede ser una de ellos, una instigadora, desde que sospecharon que tenía poderes, bueno, pobre criatura - Dijo Ivone con tristeza. Se supone que muchos nobles son transmisores, nunca he visto a ninguno haciendo nada fantástico,mucho menos a un Instigador, son raros incluso entre las familias más poderosas, ellos pueden usarlas, pueden tragarlas. Reflexiono Matilda. Habían llegado, estaban ante las puertas de la fortaleza, formados, esperando. Ivone indicó a Matilda donde debía colocarse, la niña estaba sorprendida, nunca había visto a tantos criados esperando a un señor, acaba de descubrir que ser rey, no era solo un título. Se escuchó el relinchar de los caballos , su carruaje ya estaba aquí.
Editado: 14.05.2021