El juego de las emociones

Capítulo 2

Capítulo 2

Yo pongo las reglas.

Naiara se sorprendió al principio pero luego logro calmarse y actuar de forma neutral como lo hacía en aquéllos casos cuando los pacientes perdían los papeles.

-¿Puede usted soltarme?- pregunto con una amabilidad desbordante. Mikelle la apretó con más fuerza, tanta que la pelinegra estaba segura de que le quedarían un par de marcas en los brazos. -Volvere a preguntarle amablemente ¿Puede por favor soltarme?- agregó está vez con un tono menos jovial y más defensivo. Mikelle la apretó con más fuerza. Naira suspiró y miro a Indira para que está activará el protocolo de emergencia pero la rubia estaba en shock.

-¿Quien te mandó? ¿quién te mando a asesinarme?- él hombre comenzó a cuestionar mientras sacudía a Naia como un papel.

-No soy una asesina, soy su enfermera, me está haciendo daño, y si continúa actuando de esa forma tendré que activar el protocolo de seguridad - él hombre cayó en cuenta de lo que eso signifaba, asi qué de inmediato liberó a Naia de su agarré.

-¿Estás bien Naia? - Indira salió de la parálisis y corrió hacia su amiga quien comenzó a mover los brazos en forma circular para que pasara el dolor.

-Estoy bien, no te preocupes. Solo dame su historial médico. Haré mi trabajo y luego le pediré que le asignen un enfermero a este machista misogeno- La pelinegra miró a Mikelle con enojó evidente.

-No hace falta, llamé a mi guardaespaldas, le diré que la despida y contraté a una enfermera de verdad - Mikelle contesto con evidente desdén. Naia sonrió con sarcasmo.

- ¿Guardaespaldas? ¡Usted está sólo,en un hospital público!- la pelinegra contuvo la risa, pero la rubia si no pudo y soltó una carcajada. El rostro del joven se quedó en blanco como si la misma muerte lo hubiese alcanzado. El monitor cardíaco comenzó a pitar - ¡Mierda!- Naiara exclamó con angustia al ver cómo sus latidos cardíacos aumentaban progresivamente. - no te quedes parada, pásame él oxímetro de pulso- le gritó a Indira quien corrió con el aparato. Naiara lo tomó e iba a proceder a comprobar su saturación de oxígeno, pero el Joven hombre la tomó con su muñeca con desconfianza. - Está bien, se pondrá bien...Confíe en mí - la pelinegra le dijo casi que en súplica, Mikelle clavo sus ojos grises en ella. -Lo cuidaré, lo prometo - agregó, el joven la soltó, y entonces Naia pudo hacer su trabajo. - Su saturación de oxígeno está baja... - Naia se quedó extrañada, como era posiblemente que le faltará el oxígeno y tuviera los latidos tan acelerado al mismo tiempo

-Pásame el oxígeno Indira por favor - Indicó y la rubia corrió y le pasó la máscara de oxígeno. Apenas se la puso, el hombre comenzó a estabilizarse.

-Gracias- musitó a regañadientes, luego que empezó a sentirse un poco mejor. La pelinegra no pudo responderle porque enteraron los doctores a revisarle, Indira y Naia tuvieron que salir...

Una vez afuera de la habitación Indira miró a Naia sonriente pero la pelinegra en cambio le miró con enojó. - no fue para tanto, lo hiciste muy bien -

-¡Se alteró por nuestra culpa! Fue grave lo que hicimos -

- Ese chico esta demente, que se alterará no fue nuestra culpa...- Indira contesto con tranquilidad.

-Algo malo le sucedió... Es muy raro que con todo el tiempo que ha estado aquí nadie haya venído a verle- Naia de repente sintió frío y como respuesta se abrazo asi misma.

- es un mafioso, tu misma lo dijiste - Indira se encogió de hombros. Como respuesta la pelinegra le sonríe - debo admitir que eso fue impresionante ¿como supisteis que tenía saturación baja de oxígeno?- la rubia preguntó.

-Por la forma en la que respiraba, parecía que le faltaba el aire...-

- Latidos acelerados, falta de aire, saturación baja... No lo entiendo... ¿Que tenía?-

-taquicardia supraventricular - Naia respondió con rapidez.

-tia tenías que ser doctora... Tú eres demasiado lista - Indira abrazo a su amiga con orgullo.

-no alcanzaba para eso, ni siquiera se cómo llegue aquí -

- Yo sí se, y estoy muy orgullosa de como te has currado todo esto Naia, tienes que seguir, eres muy buena -

- tu también eres muy buena, solo te falta práctica- Naia le ánimo a que se tuviera más confianza, Indira soltó una carcajada.

-Estoy aquí para ver encontrar al amor de mi vida: un doctor buenorro - la rubia agregó, como respuesta Naia la golpeó en la cabeza.

-Por favor céntrate, tús padres te pagarán la carrera de medicina si ven que te esfuerzas aquí -

-No iré a ningún lado si no vienes conmigo - Indira la abrazó.

- me gustaría, lo sabes... Antes incluso podría decirte que lo intentaría, pero ahora con lo de Diego, es imposible pensar en poder pagar nada mas que sus tratamientos- Naia se entristeció profundamente al recordar el rostro regordete de su pequeño hermano.

Diego tenía apenas 6 meses cuando fue diagnosticado con hemofilia, una enfermedad rara que ocasiona que la sangre no coagule como debería.

- Lo sé, creeme que esa es la motivación para estudiar medicina. Poder cobrar mejor, complacer a mis padres y que me den más dinero para ayudarles- Naia le sonrió.

-eres la mejor Amiga del mundo- musitó abrazando con fuerza a la rubia.

-¡A trabajar Chicas! - la jefa de las enfermeras apareció y les grito a ambas quienes volvieron diligentemente a sus labores.

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Tres días pasaro después del incidente en el que Naia y Mikelle se conocieron. Durante todo este tiempos, la pelinegra estuvo al pendiente de lo que acontecía con el estado de salud del chico.

- ¿Aún no viene nadie a verle?- Naia observo con preocupación desde la entrada de la habitación en donde el joven dormía. El Doctor Eduardo Soria, se negó con la cabeza.

- Hoy le vamos a dar el alta- agregó.

- ¿Hoy? ¡pero aún no está del todo recuperado!- Naia se encontraba alarmada.

- Si pero, ya está lo suficientemente bien para salir, no puede quedarse más tiempo. Hay otros pacientes que necesitan la cama- el Doctor Soria contesto le entregó una bolsa de plástico donde estaba un teléfono móvil.




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