El Llanto De La Muerte {l[g]bt}

Caibideil 3

Doy gracias a los astros por el hecho de que ahora toque física y no ninguna clase extraña para brujos, lobos o vampiros. Sé que deberé afrontarlo antes o después gracias a la maravillosa idea de mi tío, simplemente creo que ahora no me siento con fuerzas para hacerlo.


 

-¿Acaso tienes idea de a dónde vas?- pregunta Luka mirándome con una sonrisa burlesca y una ceja levantada. La verdad es que simplemente estoy siguiendo el orden de los números que hay en las puertas hasta llegar a la nuestra. Tampoco hace falta ser superdotado para eso, así que le hago saber lo estúpida que es su pregunta devolviéndole su misma expresión y alternando mi mirada entre la hoja informativa y los números de las puertas. Él se ríe con pena y asiente.


 

Yo solo sigo avanzando hasta que un 271 se planta delante de mí, esa es en definitiva nuestra aula. Espero impaciente a que Luka se posicione a mi lado y llamo a la puerta. De repente, el barullo que se escuchaba al otro lado de esta se calla y en unos segundos una mujer bajita, con el pelo corto y unas gafas sacadas de un libro de Harry Potter, nos abre la puerta.


 

-Pasad, pasad. No os quedéis ahí.- nos dice ella con una sonrisa. Tan pronto como se aparta de la entrada, nosotros entramos sintiendo las miradas curiosas de los alumnos.-Yo soy la señorita Vitore, vosotros debéis de ser los nuevos alumnos. Si no me equivoco sois los hijos de la líder del aquelarre. ¿Verdad? Pero presentaos vosotros mismos.


 

Nosotros asentimos mientras notamos, al menos yo, como nos miran los alumnos. Estoy algo nervioso pero eso no me impide hablar con claridad.- Yo soy Andrea Benandante y él es Luka. No creo que haya mucho más que decir- digo yo, la profesora me mira con cara de: "di algo más, perro."


 

Yo no estoy dispuesto a continuar porqué realmente, no tengo mucho más que decir, así que es Luka quien continúa: - Somos mellizos, tenemos dieciocho años y venimos de Berlín porqué nuestra madre debe ocuparse del aquelarre.


 

Yo lo miro con cara de incredulidad. ¿Cómo que mellizos? Nos llevamos once meses y yo todavía tengo diecisiete. Aunque bueno, puestos a mentir, si mentimos un poco más tampoco pasa nada. No creo que nadie lo descubra. A pesar de ser la líder del aquelarre, Esme se fue a vivir a Berlín tras casarse y se alejó de este hasta que mi abuelo murió hace un año y tuvo que hacerse cargo.


 

Ahora sí, tras las palabras de Luka, la profesora parece satisfecha y nos deja sentarnos donde podamos. Yo soy más rápido y me siento en el único lugar vacío que quedaba al lado de la ventana. No es que no me interese la clase, pero para estudiar cosas que ya he estudiado por mi cuenta en casas, prefiero ver por la ventana, es un poco menos aburrido.


 

~~~~~~~~~~


 

Tras la clase de física toca clase de brujería práctica. Claro que sí, lo que estaba deseando en este mismo momento. Para hacer esta clase debemos ir a una área especializada que no tengo ni idea de donde está, así que simplemente sigo a los que supongo que son brujos porque mi primo va con ellos, los otros seres sobrenaturales se van hacia otro lado. Me acercaría a Luka pero parece que está muy feliz hablando con el grupo de los brujos, no me apetece estar donde no correspondo, así que decido no molestar.


 

Al llegar a la especie de cancha al aire libre mi s ojos se abren por la sorpresa. El recinto es alucinante, se trata de un campo similar a una cancha de tenis, pero sin la red. A su lado unas gradas de piedra similares a las de un coliseo pero de menor escala, y a sus laterales, delimitando el recinto hay unas columnas enormes de piedra con cientos de runas nórdicas en ellas. Aunque estas impresionantes instalaciones no son el motivo de mi asombro, el culpable es el carcamal de la casa mística, el brujo que quería que me fuera. Está esperándonos al medio de la pista como si fuese el profesor... De hecho, creo que lo es. ¿Este señor no es demasiado viejo para esto? Me pregunto, simplemente. No sé, un conjuro mal lanzado y se va a la tumba.


 

Dudo si llamarlo Adolf a partir de ahora sería adecuado, por ese afán que tiene por la raza pura y todo eso. No me importa que su nombre real sea Josué, lo puedo rebautizar.


 

Finalmente, aunque la idea de llamarlo como Hitler sea muy tentadora, decido dejarlo en Josué para evitar problemas en un futuro.


 

Avanzo con la multitud hasta situarnos a su alrededor y este musita: "cnap-starra dìon" por lo bajo. De repente unas barreras azuladas rodean el área uniéndose a través de los pilares con las runas, se trata de un hechizo de protección para que los ataques no dañen en exterior. Tras esto, Josué me mira con malicia y una sonrisa socarrona. - He oído que tenemos dos nuevos alumnos. ¿Podrían enseñar a sus compañeros cuáles son sus mejores bazas?


 

Ya lo pillo, así que quiere que diga delante de todos que soy un humano corriente. Quiere humillarme. Realmente todos se van a enterar más pronto que tarde, así que si quiere que lo diga, lo digo. -Disculpe profesor, yo soy un mero espectador por decisión del director. No puedo hacer magia, si tiene algún problema con eso le sugiero que lo consulte con él.- digo yo sin dudar ni por un segundo y con la cabeza bien alta. Oigo al resto de la clase murmurar, seguramente cosas no muy bonitas.


 

Doy gracias a mi primo que se levanta y se acerca hasta el profesor, supongo que para desviar la atención que estoy recibiendo. Hablan sobre algo que no escucho debido a la lejanía y el barullo de la gente.


 

Un segundo después todos se callan al escuchar la potente voz de Josué.-Todos a las gradas. Luka, quien al  menos sí sirve para algo -dice mirándome con odio. Tanto los otros alumnos como yo ya estamos llegando a las gradas en ese momento- va a hacer una demostración. Tiene que usar un conjuro lo suficientemente potente como para destruir estas defensas.- acaba él mientras se posiciona a un extremo de la cancha. -Clachan a tha a'tighinn am bàrr - conjura llevando sus manos al suelo y de repente tres monolitos de piedra emergen del suelo, uno detrás de otro. La verdad es que está en mejor forma de lo que pensaba. -Daingneachadh - continúa él. Una aura azul rodea las piedras. El típico hechizo de refuerzo, para endurecer su defensa y dificultarle el trabajo a Luka. Finalmente Josué asiente y se aparta de las rocas, dando paso a mi primo.




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