Los primeros días que pasé en el hospital, fueron aterradores. No sabía nada de lo que había sucedido, o porque no recordaba mi pasado. No fue hasta casi unos días después, que los doctores me revelaron que tuve un accidente y que mis padres murieron en él. No me permitieron verlos, pues al ser menor de edad y dada las lesiones en mi cabeza en ese momento, ellos temían que fuera más perjudicial que beneficioso.
Realmente no me molestaba mucho, después de todo no podía recordarlos y aunque lo hiciera ellos jamás volverían, me había quedado solo, sin casa, sin familia, sin amigos y sin nada a lo que aferrarme. "Podría ser peor, al menos estás vivo" esa fue una frase de uno de los médicos, creo que era psiquiatra. ¿Cómo podría ser peor? pensé en ese momento sin encontrar una respuesta, resulta que estaba equivocado.
***
Hubo un silencio en la habitación mientras permanecía petrificado, allí frente mío yacía el cuerpo de la chica con la que estuve hablando este tiempo, pero si ella se encontraba en la cama ¿con quién había estado hablando hasta ahora?
Mi mente estaba llena de preguntas, todas sin respuesta, la joven que estaba parada detrás mío empezó a caminar hacia su cuerpo, mientras lo examinaba parte por parte; ¿quién sabe cuántas veces lo habrá visto de esa forma?
Mientras seguía sumergido en mis pensamientos, el sonido de unos pasos me devolvió a la realidad, mientras una mano se posaba sobre mi hombro pude escuchar como alguien me decía.
—Aquí estás, ¿por qué saliste corriendo? —dijo Susi un poco agitada, y al notar a la chica en la cama agregó —Su nombre es Casandra Heart.
—Luna... —interrumpí en voz baja. Susi, sorprendida porque sabía el segundo nombre de la chica, continuó diciendo.
—Casandra Luna Heart ingresó aquí hace casi 3 años por un accidente de tráfico, un auto la embistió mientras intentaba salvar a una persona. Ha estado en coma desde que llegó, ¿es la chica que habías visto? —preguntó.
Yo asentí sin dejar de mirar a Luna, que estaba parada al lado de su cuerpo.
—Creo que te equivocaste, ella no se ha movido por sí sola desde hace años —agregó.
—Susi, ella... —dije tratando de advertirle de la chica que estaba parada junto a su cuerpo inmóvil, pero cuando miré a Luna, ella negó con la cabeza en señal de que era inútil, nadie la había visto hasta ahora, ni siquiera los médicos, nadie sabía que estaba allí y podía verlos a todos, nadie excepto yo.
—Ven, volvamos a tu habitación —dijo mientras me conducía fuera del cuarto de Luna.
Caminamos por un buen rato hasta llegar a mi habitación, Luna nos estaba siguiendo por detrás, parecía pensativa sobre algo. Al llegar a mi habitación Susi se despidió diciendo.
—Bueno, tengo cosas que hacer, nos vemos en el almuerzo Maxi —al llegar a la puerta se detuvo unos instantes, como si se hubiera olvidado de algo, pero se marchó dejándome solo con Luna, quien estaba mirando por la ventana.
Me dirigí hacia ella con intención de hablarle, pero no sabía cómo empezar la conversación, intenté pensar alguna excusa, pero no se me ocurrió nada. Ella volteó su cabeza en mi dirección y el pánico por decir algo me venció.
—Tu... ¿quieres salir a dar un paseo?
Me sentí como un tonto, habiendo tantos temas para hablar le pedí que diéramos un paseo, ¡estamos en un hospital! ¿a dónde iríamos?
—Bueno, sígueme —respondió.
Ella comenzó a caminar en dirección a la puerta sin detenerse ni mirar atrás, en cuanto estuvo a punto de chocarse con esta, vi como simplemente la atravesó sin abrirla, quedé atónito, supongo que podía atravesar todo lo que fuera sólido, así debió entrar en su habitación cuando la perseguía, y por eso no pude sujetar su mano al caer por las escaleras. Su cabeza volvió a atravesar la puerta y mirando en mi dirección habló.
—¿No querías pasear conmigo? ven —dijo volviendo a ocultar su cabeza fuera de la habitación.
Salí de allí y empecé a seguirla por los pasillos del hospital, el trayecto se hizo algo incómodo, pues ninguno de nosotros dijo alguna palabra. Mientras seguíamos caminando decidí preguntar hacia dónde nos dirigimos, por lo que la llamé por su nombre.
—¿Casandra, hacia dónde vamos? —ella se detuvo en seco y murmuró algo que no pude entender.
—¿Qué dijiste? —pregunté.
—Dije ¡No me llames por ese nombre!
Me paralicé, no sabía por qué, pero había hecho que se enojara bastante, y eso que solo la llamé por su primer nombre.
—Llámame Luna, como hasta ahora —dijo dándose cuenta que se había excedido un poco, se la notaba arrepentida por lo que decidí tranquilizarla.
—Bueno, Luna ¿a dónde me llevas? —pregunté curioso y tratando de sonar lo más amigable posible.
—Pronto lo verás —contestó con una sonrisa.
Mientras seguíamos caminando noté que Luna empezó a tararear una melodía conocida, era la misma que escuché la noche en que la perseguí por el hospital. Mientras la cantaba ella se veía más contenta, como si su ánimo mejorara solo por tararearla.
—Que linda —mencioné.
Ella se dio la vuelta sorprendida por mi comentario y se quedó mirándome unos segundos con sus ojos azules muy fijos en mí. Yo al darme cuenta de lo que dije tartamudeo un poco y rectifico.
—¡La canción! La canción es linda, ¿cómo se llama?
—No lo sé, mi padre la cantaba cuando era pequeña, siempre la canto cuando vengo a este lugar —dijo un poco sonrojada, dándose la vuelta y mostrándome el lugar al que habíamos llegado.
—Espera un momento... —dije mientras entrábamos al patio del hospital, podía ver el gran cerezo en el centro, rodeado de césped. Por lo general lo miraba desde mi ventana, sin mucho interés y la otra noche estaba más ocupado en atrapar a Luna que en disfrutar el lugar; pero nunca había bajado allí a observarlo con detenimiento, era un lugar verdaderamente hermoso.
Editado: 04.08.2024