Siempre lo supe, desde que recuerdo siempre he sido alegre y con mucha energía, me encantaba llamar la atención de los adultos, a veces me regañaban, pero me hacía sentir querida sobre todo con mamá. Ella a veces era una persona seria y trabajadora, pero siempre fue muy amable conmigo, debido a que no estaba mucho tiempo en casa siempre se preocupaba por mí, sobre todo cuando “eso” empezó.
La primera vez que sucedió estaba en una carrera en la escuela, me costaba respirar y estaba más agitada de lo normal, no pude llegar primera debido a eso y me caí en la pista, llamaron a mi madre y me enviaron directo a casa.
La segunda vez fue mientras jugaba un partido de fútbol con unos amigos cerca de casa, ocurrió exactamente lo mismo, comencé a sentirme pesada y mi respiración estaba agitada; tuve que dejar de jugar para poder sentirme un poco mejor, pero una de los padres de mis amigos llamó a mi mamá. Asustada volvió del trabajo para ver cómo estaba.
Desde ese día mi mamá y yo hemos ido a varios médicos y hospitales, ella siempre me decía que yo estaría bien y que iban a curarme, pero casi siempre lloraba por las noches, solo cuando yo estaba cerca ella podía dejar de llorar y me mostraba su sonrisa, nada me alegraba más, por lo que intente estar siempre junto a ella y mostrarle que estaba feliz así ella no lloraría más: pero no fue así.
No recordaba mucho de lo que había pasado esa noche, Max me dijo que necesitábamos una distracción y yo me ofrecí, corrí por los pasillos cerca de mi cuarto para tratar de llamar la atención de las enfermeras. Al principio no funcionó por lo que fui a mi habitación y busqué el botón de emergencias que los doctores dijeron que tocara cuando me sintiera mal, lo hice y salí corriendo de allí mientras escuchaba las voces de las personas llegando, pero luego de eso no podía recordar nada más.
Hoy me desperté en mi habitación, tenía una mascarilla en la boca que me quité porque era muy incómoda, en cuanto lo hice mi cuerpo se sintió pesado y cansado, me costaba un poco respirar, pero no quería tener esa cosa en mi cara.
Me levanté y me bajé de la cama, el piso estaba frío, y una corriente de aire entraba por la ventana abierta que estaba cerca de la cama de Luna, busqué en la habitación a mi mamá, pero no la encontré en ningún lado.
Un ruido en la puerta me llamó la atención así que me acerqué allí para escuchar, había gente hablando afuera de la habitación una voz que no conocía estaba hablando con mi mamá, tal vez era un doctor, no podía entender sus palabras por lo que pegué mi oído a la puerta para poder escuchar mejor la conversación.
—Entienda por favor, es su única opción ya no puede seguir retrasándolo…
—¿Hay alguna otra opción? es casi seguro que ella no podrá resistir la operación —respondió la voz de mamá, parecía que hablaban de mí, ella sonaba triste y siempre que sonaba así era debido a mí.
—Francamente, esta es la única opción que queda, si no lo hacemos ella… —un llanto interrumpió la voz del desconocido.
Ese llanto me hizo temblar, hacía tiempo que mamá no lloraba de esa forma, o tal vez no lo hacía cuando yo estaba cerca. Todo este tiempo ella se mostraba como si no pasara nada, pero en realidad seguía llorando y sufriendo por mi culpa.
Poco a poco me aparté de la entrada de la habitación mientras me sumía en mis pensamientos «todo es mi culpa» «mamá está llorando por mí» «solo hago daño a quienes me rodean» esas palabras se escuchaban en mi cabeza mi tristeza se convirtieron en lágrimas y un único pensamiento llegó a mi cabeza “escapar”.
Salí por la ventana de la habitación y aterricé con dificultad cerca del patio, lo crucé sin mirar atrás, mientras huía podría haber jurado escuchar a alguien gritar mi nombre varias veces, pero solo quería alejarme de todos aquí, quería escapar de todos y llorar sola.
Corrí bastante por los pasillos hasta que el cansancio me detuvo, ya no podía correr como antes; levanté la mirada para ver donde estaba, pero no podía reconocer el lugar a mi alrededor. Era un lugar tenebroso y abandonado, el piso estaba lleno de polvo, las luces se encendían y apagaban. Mirando hacia atrás me di cuenta que había una valla de madera y cintas amarillas con franjas negras que impedían la entrada a este pasillo. No sé cómo, pero acabé en la zona abandonada del hospital.
Max me había hablado de este lugar, aquí conoció a Luna. Pensé por unos momentos en Max, no sabía que había pasado con el plan de la mochila ¿la habrá recuperado?, probablemente estaba triste por mi culpa también. El deseo de escapar se hizo más fuerte por lo que seguí adentrándome por el tenebroso lugar.
Caminé varios pasos por el pasillo oscuro hasta que un ruido hizo que me exaltara. Un gato negro de ojos brillantes estaba caminando a lo lejos, cuando este me vio se sentó y se quedó mirándome fijamente, era un poco tenebroso, aunque lindo en cierto sentido; por lo que me acerqué a él despacio, y cuando estuve frente suyo, sus orejas se movieron hacia una dirección a la que después volteó y comenzó a correr hacia allí. Sin pensarlo lo seguí, después de todo no quería quedarme en ese pasillo sola por más tiempo.
Seguí al gato por el lugar hasta una escalera que me llevó al piso de arriba, no había casi diferencia con el pasillo de abajo salvo que este parecía estar un poco más limpio y no tenía tantas cosas por el camino.
Luego de un tiempo caminando el gato se paró frente a la puerta de una habitación, a diferencia de las otras, esta estaba entreabierta y la puerta estaba en buenas condiciones y limpia, lo que hizo que me preguntara el porqué.
Editado: 04.08.2024