Mikhael
—¿Volviste a tener las pesadillas?—fue la pregunta que soltó Albert—. No te atrevas a mentir , es más que evidente.
Sobe mi cabeza, sentía que me estallaría ante cualquier movimiento que hiciera.
—Si—respondí sin más.
Él se recargó en su asiento y negó con la cabeza.
—Te dije que deberías de ver a un…—no dejé que terminara la frase que tanto me repetía una y otra vez. Al parecer no se cansaba de soltar las jodidas mismas palabras.
—No—dije determinante—. ¿Para qué, para que me hable de paz, perdón, y cuánta mierda y media?—ya lo había intentado. Psiquiatra, psicólogo y nada funcionaba—. No lo necesito.
Volvió a hacer un gesto de desaprobación.
—No funciona porque tú no lo quieres así. Tal vez sería mejor que dejes atrás todo eso e intentes rehacer una vida nueva con Aitana.
—Bromeas ¿no?—dije sin poder creer lo que decía su maldita lengua—. Incluso si intentara seguir adelante, no podría. No con ella. Aitana sería un recordatorio de aquello que perdí, de mi único objetivo en la vida.
Es la verdad. Casarme con ella nunca fue una decisión impuesta por el amor. Ni si quiera por gusto. Fue meramente por motivos fríos y ajenos a sentimientos buenos.
—Tienes razón, pero sigo pensando que ella podría ayudarte. La forma en que te mira es…—dejo la frase suspendida en el aire—. Es una mirada cargada de amor.
Recordé la manera en la que me mira. Sí, probablemente sea una mirada así. Me sentía incómodo de sólo recordar cada sonrisa y gesto lleno de ternura.
Me removí en mi asiento.
—Te conozco. Tú también lo sabes—claro que lo sabía, pero no quería admitirlo—. Sabes que esa mujer te ama, y sufrirá cuando todo salga a la luz.
—Como lo dije, Albert. Si tiene que haber daños colaterales, que así sea. No hay nada más que hablar.
Dio un trago a su bebida.
Ya no quería seguir escuchando tanta estupidez reflexiva. Así que cambié de tema, y no tarde en retirarme.
«««»»»
Por más que traté de sacarme de la cabeza las palabras de Albert no lo logré.
Sabes que esa mujer te ama, y sufrirá cuando todo salga a la luz.
No había pensado mucho en ello. Cuando logré hacerla mi esposa, sólo saboreé el dulce sabor de haber logrado un paso hacía mí meta. Sólo era un escalón más. Pero ahora ¿podré decir lo mismo?
No quería ni responderme a mí mismo.
«Lo siento Aitana, incluso si tú te vuelves el precio de mi logro, no voy a flaquear»
«««»»»
—Bienvenido a casa, amor—la vi acercarse a mi. Su cabello estaba recogido en un moño, su rostro me parecía aún más tierno así—. ¿Cómo te fue hoy?
Cuando llegó a mí me abrazó, pero correspondí con menos entusiasmo que ella.
—Bien—fue toda mi respuesta.
—¿Estás cansado?—la preocupación en su voz era palpable.
—Un poco—mi cansancio era mental, y ella formaba parte de la ecuación. Pero ella no lo sabía.
Se quedó pensativa un momento hasta que sonrió y dio un aplauso como si la mejor idea se hubiera presentado ante sus ojos.
—¡¿Qué tal si te doy un masaje?! Estoy segura que te sentirás mejor.
Mi corazón se apretó nuevamente. ¿Por qué tenía que ser tan dulce? ¿Por qué no podía ser una mujer malvada que fuera fácil de repudiar; al igual que sus progenitores? ¿Por qué era tan amable, aún cuando en la noche después de mi pesadilla fui frío con ella?
Asentí a con la cabeza a su respuesta.
—¡Muy bien! Entonces ve a la habitación y quítate la camisa, hay un aceite que te relajará enseguida.
Antes de hacer lo que me dijo, la tome de su barbilla y le dí un beso en la frente. Su cara fue tornándose roja.
Linda.
—B-Bueno ya vamos a relajar tus hombros—me dio empujones suaves a nuestra habitación.
Sus manos hacían magia. Estresado o no, esto definitivamente te relajaba.
De pronto detuvo sus movimientos y fueron reemplazos por suaves besos. Podía sentir sus labios tocar mi piel.
Tenía que detenerla, o esto escalaría a más. Pero joder, se sentía maravillosamente bien.
Salí de ese placer y la detuve.
—No, Aitana.
—¿Por qué?—preguntó casi en un susurro.
—Es peligroso, nena. Sólo no lo hagas.
Ella bajo su rostro, y cuando la obligué a mirarme me dejó congelado.
Sus ojos derramaban lágrimas. Su rostro ávido de afecto me quebró.
—¿A-a caso no soy lo suficientemente atractiva para ti?