Sí dejara mi tristeza todo iría como seda, pero ¿Como dejar algo que es lo único que te queda?
(Brock Ansiolitiko).
Hace un día que estamos aquí, hemos reunido información sobre cómo funciona la seguridad y según lo que notamos, los guardias cambian de turno justo a las seis, dejando una brecha de diez minutos hasta que puedan llegar los del otro turno, este es el momento que debemos aprovechar para sacar las joyas. Según la información que le dio un informante a Bruno, las joyas están en un cuarto cerrado con una llave a la cual solo tiene acceso Set, su esposa y un hombre de su confianza al que no hemos identificado y es por eso que Luca está aquí; antes de todo este desastre era un cerrajero al que no le iba bien en su negocio, por lo que empezó a robar casas: según Bruno, no había candado o cerradura que no pudiera abrir, hasta que un día unas de las casas que iba a robar no estaba vacía y el dueño se abalanzó hacia él y de un momento a otro su arma se disparó matando al hombre al momento, fue condenado a treinta años en prisión, pero cuando empezó el cataclismo escapó junto a otros prisioneros.
-Bien, estamos aquí reunidos, no para unir a nadie en matrimonio sino para hacer un robo – es el chiste más malo que he oído, pero ¿Quién es tan valiente para decirle eso a Bruno? - todos saben lo que tienen que hacer, no vayan a cagarla; Luca, Shain y yo entraremos por las joyas mientras Archie y David se quedan a vigilar, debemos ser lo más sigilosos que podamos y sobre todo estar alerta, recuerden que, aunque los guardias estén ausentes por el cambio de horarios, podemos encontrarnos alguno dentro de la casa, es posible que tengamos que enfrentarnos a alguno pero deben hacerlo en silencio, tendremos diez minutos exactos, para entrar, tomar las joyas y salir, por última vez ¿Alguien tiene alguna pregunta antes de salir?
-Yo- dijo David- exactamente ¿Qué haremos Archie y yo?
-Su función es simple- dijo Bruno- ustedes estarán pendiente a cuando vengan los guardias, aunque tengamos diez minutos debemos estar preparados y atento por si alguno se aparece de imprevisto.
-Listo, entendido.
Después de un silencio Bruno dijo que teníamos dos horas libres para hacer lo que queramos, obviamente no podíamos salir al descubierto ya que sabrían que no pertenecemos a la ciudad, por lo que decidieron quedarse dentro de aquella casucha, para hablar o lo que sea, el único que salió fui yo, quería tomar aire; estar de nuevo aquí me tenía un poco nostálgico por decirlo de alguna manera, hace tanto tiempo que me fui que algunos recuerdos de mi niñez volvieron a mí. Mientras me centraba en mis pensamientos escuché unos pasos acercándose.
- ¿Por qué tan alejado del grupo Shain? - dijo Bruno- te he notado muy extraño desde ayer, ¿Algo que quieras decir?
-No, no en realidad, solo estaba pensando en Randerlie.
-Mmm, entiendo, comprendo lo que siente, yo tengo una hija que es la luz de mis ojos, moriría por ella y sin duda mataría por ella, durante el viaje no he dejado de pensar en ella y su madre.
- No sabía que tenías familia.
-Si tengo, mi hija se llama Sarah y su madre Perla, no suelo hablar de mi familia debido a lo que hago, cualquiera podría hacerles daños solo para vengarse de mí.
- Entonces ¿Por qué me lo dices a mí? - le pregunto a Bruno.
-Es simple Shain- respondió él- tú también tienes a alguien por quien vivir o morir, no puedes imaginarte la vida sin ella y sientes el terror cuando sientes que está en peligro, por eso sé, estoy seguro, de que nunca pensarías en hacerle daño a alguien inocente y si en algún momento estamos en desacuerdo no las meterías en el problema, aparte si intentaras algo podría matarte sin esfuerzo.
- ¿Sabes? Es interesante, esta es la primera vez que hablamos de un tema así, no imaginaba que fueras un hombre de familia, ya que siempre has sido un maldito estúpido en todos los ámbitos posibles.
-Shain- dijo Bruno- hay que ser un maldito estúpido si quieres proteger a quienes amas, no siempre fui así, tenía un trabajo simple, con un sueldo simple cuando me enamoré de Perla, todo estaba de maravilla hasta que se empezó a ir todo a la mierda, con el poco dinero que teníamos compramos comida no perecedera y pudimos vivir unos cuantos meses, hasta que un día unos tipos armados con machetes entraron en mi casa y me golpearon hasta el cansancio y se llevaron todo lo que teníamos para comer, por fortuna mi esposa no fue lastimada, pero no quedo nada con lo que sobrevivir, duramos casi seis meses comiendo de lo que encontrábamos, tiempo después mi esposa quedo embarazada y ahí supe que no podíamos vivir solo de las migajas que alguien nos pudiera brindar, así que, salí en busca de trabajo, pedía a Dios encontrar cualquier cosa, algo que pudiera darme aunque sea para alimentar a mi esposa y a la hija que llevaba en el vientre, pero nada pasaba, había días que encontraba alguien que me arrojaba un pedazo de pan duro y otros que no conseguía ni una sopa de tierra, hasta que un día un hombre me dio una moneda de oro y me ofreció un trabajo.
- Estas buscando trabajo ¿No chico? - dijo el hombre extraño.
- Si- contestó Bruno- pero ¿Para qué me das esta moneda? No creo que solo sea por pura misericordia.
- En realidad vengo a proponerte algo, estoy reuniendo un grupo para un trabajo, cuando finalicemos todo, tendrán diez más de esa.
- Tanto por un solo trabajo, no debe ser legal- le dijo bruno al hombre- dígame de qué se trata.
-Pues está claro que muy, muy legal no es -respondió el extraño hombre- pero es simple, debemos asaltar un convoy que lleva alimentos, este se lo llevamos a quién me contrató y él nos dará la paga.
- ¿Quieres que robemos la comida de alguien más? Debes estar loco, no sería capaz de robarle a alguien.