El Refugio del corazón

8

El día de la audición llegó, y la mezcla de emoción y nervios me acompañaba mientras caminaba hacia el auditorio. La luz del sol iluminaba cada rincón, creando un ambiente vibrante que hacía palpitar mi corazón. Al entrar, sentí que el aire estaba cargado de expectativa. Las risas y susurros de otros aspirantes resonaban, pero al cruzar la puerta, una figura familiar llamó mi atención.

Owen estaba allí, con los brazos cruzados y una expresión de desdén en su rostro. Su mirada se posó en mí, y por un momento, el bullicio del lugar se desvaneció.

—¿Qué haces aquí? —preguntó, dejando entrever su escepticismo—. Pensé que habías venido a descansar, no a hacer teatro.

—Decidí que sería una buena forma de integrarme en la comunidad —respondí, tratando de mantener la calma mientras sentía un pequeño nudo en el estómago—. ¿Tú también te animaste?

—No es que me haya animado, solo pensé que sería interesante ver qué tan bien interpretan los demás —replicó, desinteresado, mientras se rascaba la barba.

Su actitud cortante me molestó un poco.

—¿Y qué tal si dejas de dudar de mí y le das una oportunidad a esta experiencia? —dije, con un tono más desafiante.

Owen arqueó una ceja, y eso solo aumentó mi frustración.

—No me malinterpretes, no dudo de tu capacidad. Solo me parece que el teatro es algo muy diferente a lo que sueles hacer.

Sus palabras resonaron en mi cabeza, y aunque sabía que tenía un punto, sentí que era una crítica disfrazada.

—¿Y tú qué sabes sobre mi experiencia? —interrumpí, sintiendo que debía defenderme—. Este es un nuevo camino para mí. Tal vez no lo entiendas, pero esto es importante.

—Si lo dices. —Se encogió de hombros, pero en su mirada había un destello de curiosidad.

Las audiciones comenzaron, y mientras observaba a los demás actuar, no podía evitar compararme con ellos. Algunos mostraban una gran habilidad, mientras que otros apenas lograban memorizar sus líneas. Pero había algo en mí que ardía con deseo de sobresalir. Así que, cuando llegó mi turno, respiré hondo y me preparé para dejar atrás cualquier duda.

Al subirme al escenario, el público pequeño y los jurados me miraban expectantes. Recordé las palabras de Clara sobre disfrutar el proceso y me dejé llevar por la interpretación. Las líneas cobraron vida, y me sumergí en el personaje con intensidad. Al terminar, escuché aplausos y sonrisas.

Al bajar, me encontré nuevamente con Owen, quien me miraba con una expresión que era difícil de leer.

—No estuvo tan mal —admitió, con un leve asomo de sorpresa—.

—¿Ves? —dije, tratando de no parecer demasiado satisfecha—. Puedo hacerlo.

—No es suficiente para un papel principal, pero has dado un buen primer paso. —La sinceridad en su tono me desconcertó.

—¿Y qué sabes tú de ser actor? —respondí, sintiéndome irritada—. ¿Acaso has estado en el escenario alguna vez?

—He hecho algunas cosas en mi vida, no todas son necesariamente visibles —dijo, cruzando los brazos otra vez—. Pero eso no viene al caso.

Decidí que no iba a dejar que su actitud me desanimara.

—¿Y si decides unirte? —propuse de manera impulsiva—. Quizás necesitaríamos un carpintero para construir decorados.

Owen soltó una risa amarga.

—¿Yo, actuando? No, gracias. Prefiero manejar mis herramientas que un guion.

La interacción se sentía como un tira y afloja, y aunque su escepticismo me irritaba, también me fascinaba. Su negativa solo aumentaba mi deseo de descubrir más sobre él.

—Está bien, pero un día te darás cuenta de lo divertido que es. —Contesté con una sonrisa desafiante.

—No lo creo. Pero si te hace feliz, está bien. —Dijo, un poco más relajado.

Mientras las audiciones continuaban, intenté concentrarme en los demás participantes, pero la idea de Owen desentendiéndose del teatro seguía ocupando mis pensamientos. No podía evitar preguntarme qué tipo de historias habría vivido que lo hacían rehuir el arte.

Al finalizar el día, el jurado anunció los resultados. A pesar de la competencia, estaba entre los seleccionados para el elenco, lo que me llenó de alegría y alivio. La emoción de haber sido elegida me hizo olvidar, por un momento, la tensión con Owen.

—¡Felicidades! —dijo Clara, al encontrarme—. No puedo creer que lo hayas logrado.

—Gracias. Estoy emocionada por esta oportunidad —respondí, sintiendo que la euforia se apoderaba de mí—. ¿Y tú? ¿Tienes algún papel?

—Sí, seré la mejor amiga de la protagonista. Estoy deseando empezar.

Mientras conversábamos sobre los ensayos, vi a Owen en la distancia, observándonos. Su expresión era difícil de descifrar, pero no podía evitar sentir que había algo más en su mirada, algo que lo hacía dudar de su propia desconfianza.

Decidí acercarme.

—Owen, ¿no te gustaría ver cómo avanzamos? Tal vez podrías cambiar de opinión sobre el teatro.

—No creo que eso pase, pero felicitaciones por tu papel —dijo, sin dejar de ser cortante.

—Gracias, pero, honestamente, creo que deberías probarlo.

—Te lo repito, no es lo mío. —Contestó, manteniendo su postura.

—Solo quiero que sepas que aquí hay más de lo que parece. La comunidad está abierta, y te aceptarían —dije, buscando un puente entre nosotros.

Owen frunció el ceño, como si mis palabras lo hicieran reflexionar.

—Quizás, pero yo no estoy listo para eso.

—¿Y cuándo lo estarás? —pregunté, sintiendo que había que llegar a algún lugar—. El arte es una forma de conectarse, y yo estoy aquí intentando abrirme.

—Quizás lo pienses tú —dijo, y por un momento, sentí que una pequeña chispa de curiosidad había encendido su interés.

Sin embargo, su respuesta seguía siendo evasiva. Decidí que no podía forzar nada.

—Está bien. Solo te invito a que lo consideres. —Me despedí, dándole una sonrisa, mientras me alejaba hacia el grupo de actores.

Mientras me unía a ellos, no pude evitar volver a mirar a Owen. Aunque su actitud era un desafío, también había algo que me atraía hacia él. Era como un imán. La tensión entre nosotros seguía presente, pero de alguna manera, me empujaba a seguir explorando. Tal vez el teatro no solo me ayudaría a conocer a los demás, sino que también me permitiría entenderlo a él. Y así, con la esperanza de descubrir más, me sumergí en el nuevo camino que se abría ante mí.




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