Los gritos comenzaron a escucharse por el lugar nuevamente. Asustado de lo que pasaba y de la inmovilidad de su cuerpo él se unió a ellos pidiendo ayuda con desespero. Desesperado porque estaba siendo ignorado y por no encontrar la forma de poderse moverse sintió que era el momento de dejarse ir y morir en el intento aunque él supiera de una manera muy extraña que no era cualquiera y que tenía una misión por cumplir.
─Es el momento ─dijo en medio de un susurro que fácilmente pudiera pasar por inaudible, sin embargo eso no era del todo cierto porque el alma más vieja corrió empujando a Nada sin importarle que este se molestara aún más.
─ ¡No hagas! ─le grito con la esperanza de que le oyera ─ ¡Milo, escúchame no te duermas!
Fuera cual fuera el resultado el alma siguió gritándole con la esperanza que despertará otra vez, miró hacia donde se encontraba el cuerpo inconsciente de un ser que no tenía procedencia ni hogar hasta el momento en que apareció en la familia de un obreros que día que día su ropa se encontraba húmeda, ya sea por sudor el sudor de trabajar en los campos agrícolas o cuidar a niños malcriados pertenecientes a las grandes familias de aquellas que vinieron montadas en las grandes estructuras imponentes y hechas de madera.
Nada era un dolor, de ese tipo de dolor que sabes que aunque hagas de todo para poder acabar con él no podrás porque se vuelve crónico, pero entonces le llegaba a la mente de esa primer alma que pisó esa extraña dimensión luego de perder la vida en la búsqueda de ese rostro que en su momento lo consideraron adorador a satán. Nada tras su primera aparición logró ser dolor, emanó el dolor de lo que parecía alguna vez pudo ser alegría o felicidad, y también de lo que también se suponía había sido una muy larga vida en la cual sufrió al ser un simple mortal.
Nadie lo sabía, de hecho, nadie en la historia de la humanidad sabía de su existencia.
Dejándolo ahí, inconsciente volvió a enfocarse en Milo, en pensar de manera rápida en cómo lo volvería a la conciencia. Él no sabía lo que sucedía en la Tierra, no sabía que su cuerpo se encontraba levitando entre grandes edificios recibiendo los constantes ataques de rayos provenientes del cielo y de la Tierra.
Gritando y queriendo tocarlo para poder despertarlo, el alma se comenzaba a desesperar por no lograrlo y que este muriera antes de tiempo.
Algo era seguro, en el destino de Milo no estaba escrito que el debiera morir en ese momento, que aunque su vida se viera amenazada, él no moriría aunque el deseara, sino que solo quedaría un poco magullado o golpeado este hecho, esta discusión sería el parteaguas para que él emprendiera la verdadera búsqueda de encontrar ese rostro que hasta hace unas semanas se le había arrebatado por completo.
Tal vez esta situación fuese extremista, tal vez esta discusión provocada por un alma de las trece colonia y el dolor más castrante y duradero comenzaron la discusión más desastrosa y consecuencias que pudiera haber visto o vivido el planeta.
Era terrible tener que asociar y presenciar como el cuerpo de la historia contada a voces que comenzaba a ser una leyenda urbana podría estar en peligro, era más que terrible tener que relacionar que una discusión entre dimensiones fuese al motivación de arranque para que una búsqueda por un rostro comenzara, para que Milo y Nada se motivaran a querer jugar un poco y puede que hasta luchar por saber quién es quién.
Entonces ¿qué es lo que representa el rostro? ¿por qué es necesario que el rostro de ese Nada este en el lugar de un joven que tan solo tenía la esperanza tener una vida común?
No lo comprendía y en cierto punto yo tampoco lo puedo comprender, porque de ser solo una búsqueda de un rostro y una que otra interacción de lo fuera de común puede tener tanta importancia como para causar daños en una ciudad, un chico que debería estar peleando con sus padres.
Entonces ¿de qué va la búsqueda?
¿Cuál es el propósito de Nada? ¿Acaso esta búsqueda tiene que ver con salvar el mundo o destruirlo?
¿Qué es lo que tienes que ver con los Firtz y joven que bien podría morir?
─Deberías de despertar ya, Milo ─ la voz se hizo presente ─. No es momento de descansar, es momento de comenzar a andar.
Todo era como la primera vez, el lugar era indescifrable y la luz era casi nula, pero la voz de lo que Milo creía Dios le volvió a hablar. Con la esperanza puesta en él y con la voluntad de una alma vieja se levantó de donde sea que estuviera sentado y comenzó a caminar por el lugar, que aunque pareciera increíble y casi imposible era el lugar más firme para descansar.
Tal vez solo se traba de ese lugar por el que cada una de las alamas debía de pasar antes de cruzar y descansar o incluso se trataba del lugar en el que Dios se dignaba a descansar y a pasar el rato.
Cansado de esperar un joven que no tenía ganas de volver la claridad de su mente para arrinconarse en el lugar más alejado de su mente para huir del dolor, Dios o quien quiere que sea se acercó y gritó en su oído:
─ ¡Despierta, Milo!
Asustado como era costumbre estar últimamente, se levantó de manera rápida y corriendo se alejó del lugar en que segundos antes se encontraba y chocando con algo dejo de lado los gritos que sorprendente estaban llenos de pánicos.