Kira corría por el bosque nevado, la adrenalina quemando el frío de Noruega. El pulso electromagnético del drone había destruido la cabaña y, con ella, casi todo su equipo. Solo llevaba su cuchillo, su ropa de supervivencia y, lo más importante, la laptop con el mapa atlante.El silbido del drone de asalto resonaba en el fiordo. Ella sabía que el Cónclave no se detendría con un solo ataque.Lía se refugió tras un afloramiento rocoso cubierto de nieve. Necesitaba contactar a su única vía de escape, su antiguo contacto en la Inteligencia Militar, conocido solo como "Nido". Tenía que ser rápido y usar el único dispositivo que no dependía de la red civil: un pequeño comunicador satelital de emergencia. Sacó el dispositivo y encriptó una señal con su código de diez dígitos. El mensaje era breve y críptico, codificado con un algoritmo que ella misma había diseñado:"Águila caída. Sombra activa. Necesito extracción en Punto Cero. Nido, confirma coordenadas."Presionó enviar. El satélite tardaría unos tres minutos en confirmar la recepción. En ese lapso de tiempo, la vida de Kira dependía de la velocidad y de que nadie más estuviera escuchando esa frecuencia.De repente, una voz resonó en el comunicador. No era la voz áspera y familiar de "Nido", sino una voz masculina, suave y arrogante, con un ligero acento europeo.—"Águila caída." Un código muy melodramático para alguien que acaba de descifrar la clave para el poder global.El corazón de Kira se detuvo. Habían interceptado su canal de emergencia.—¿Quién eres? —siseó Kira, apretando el cuchillo con fuerza.—Mi nombre es Elias Vance. Y tú, Kira Rourke, tienes algo que me pertenece. O, al menos, algo que necesito para vivir.—No tengo nada tuyo.—Claro que sí. El mapa de Aethel. El glifo que descifraste hace veinte minutos, Kira. Yo estuve buscándolo durante años. El Cónclave también. Y no te van a dejar escapar, ni a ti, ni a mí, si cooperamos.Kira analizó la situación con rapidez militar. Vance no estaba persiguiéndola; estaba avisándola y negociando. Él sabía demasiado, incluyendo el nombre de la ciudad oculta.—¿Qué quieres?—Quiero un trato. El Cónclave está desplegando una escuadra de asalto aéreo sobre tu posición. No tienes tiempo de esperar a tu "Nido". Yo tengo un medio de extracción listo, pero solo si me llevas contigo. Y me muestras el mapa completo.La voz de Vance era convincente, pero la desconfianza de Kira era profunda. Él era un desconocido que conocía su pasado y su secreto. Sin embargo, el sonido lejano de hélices de helicóptero confirmaba la amenaza aérea.—Tú guías la extracción —dijo Kira, tomando una decisión de vida o muerte—. Y yo mantengo la laptop en mis manos. Sin excepciones, Vance.
—Trato hecho, Capitana Rourke. Mira hacia el norte. Te veré pronto.Kira se levantó, sintiendo el peso de la traición y la esperanza. La aventura de la Atlántida ya no era solo suya; era una alianza peligrosa con un desconocido.