El barco de pesca del Profesor Damaris era robusto, pero dolorosamente lento. Su motor diésel vibraba con el esfuerzo mientras se alejaban de la caldera de Santorini. Kira, sentada a proa, usaba unos binoculares de visión nocturna que Vance había sacado de un compartimento secreto.
—Los agentes del Cónclave no tardarán en reportar nuestra huida. Necesitamos un plan, Vance. No podemos llegar a Alejandría en este carruaje —dijo Kira.
Vance, al timón, mantenía la mirada fija en el horizonte.
—Mi plan era interceptar un yate de alta velocidad en una isla cercana, pero ya que has atraído a media familia a la zona...
—¿Yo atraje...? —Kira dejó la protesta a medias. Tenía razón. El mapa y la clave eran su responsabilidad.
—Concentración, Rourke. No te distraigas —ordenó Vance—. Lo sabía.
Vance señaló a estribor. En la oscuridad, Kira captó el movimiento: dos luces de navegación rojas se acercaban a una velocidad aterradora.
—No son barcos de pesca —dijo Kira, los binoculares enfocados. Era una lancha rápida de intercepción, elegante, con un perfil bajo y dos motores fuera de borda.
—Son lanchas Shadow. Lo último del Cónclave en tecnología marítima. El motor de ese barco hace ruido, Rourke. Somos un blanco fácil —dijo Vance, virando el timón bruscamente.
Kira pensó rápido. Su entrenamiento militar le había enseñado a optimizar recursos escasos.
—El motor no nos va a salvar, Vance. El ruido y la estela nos delatan. Tenemos que usar la geografía.
Kira se acercó al mapa náutico improvisado que Vance tenía en el panel.
—Hay un pequeño archipiélago a siete millas náuticas de aquí. Las rocas son irregulares, y las profundidades, traicioneras. El barco Shadow es demasiado grande para maniobrar.
—¿Quieres que juguemos a la ruleta rusa en un laberinto de arrecifes? —preguntó Vance.
—Quiero que uses tu conocimiento de navegación para llevarlos a un punto donde no puedan maniobrar. Yo me encargo de darles un "recuerdo de Santorini" —dijo Kira, sacando la bengala de emergencia que había usado antes y colocándola en su cinturón.
Vance sonrió, el peligro avivando su espíritu aventurero. —Me gusta tu entusiasmo, Capitana Rourke. ¡A toda máquina!
El barco de pesca aceleró hacia el archipiélago rocoso. La lancha Shadow los seguía de cerca, recortando la distancia.
Kira se dirigió a la proa. En la popa, uno de los agentes del Cónclave se puso de pie, apuntando con un rifle.
—¡Agáchate, Rourke! —gritó Vance.
Las balas golpearon la cabina del barco de pesca, astillando la madera. Kira se agachó.
—¡Vance, curva cerrada a babor, ahora!
Vance giró el timón violentamente. El viejo barco se inclinó, casi volcando, pero la maniobra funcionó. La lancha Shadow, yendo a toda velocidad, no pudo replicar la maniobra y siguió recto. Ganaron unos preciosos segundos.
Kira vio un pequeño faro abandonado en la cima de una de las rocas. El terreno era traicionero.
—¡El canal entre esas dos rocas, Vance! ¡Es demasiado estrecho para ellos!
Vance tomó una respiración profunda y apuntó el barco de pesca hacia el estrecho canal. Kira se preparó. La lancha Shadow venía pisándoles los talones, decidida a no dejarlos escapar.
Justo antes de que el barco de pesca entrara en el canal, Kira sacó la bengala de emergencia. En lugar de encenderla, lanzó la bengala y su lata vacía en un arco perfecto directamente al motor fuera de borda de la lancha Shadow.
La bengala no explotó. Pero la lancha del Cónclave, diseñada para la velocidad y no para el impacto, golpeó el pequeño objeto de metal a toda máquina.
Hubo un crack seco y metálico. El impacto no detuvo la lancha, pero fue suficiente para desalinear y dañar gravemente las hélices. La lancha Shadow comenzó a vibrar violentamente, perdiendo velocidad y control.
Vance y Kira salieron del canal rocoso y miraron hacia atrás. La lancha Shadow estaba atascada, su motor humeando y sus ocupantes gritando órdenes.
—¡Bingo! —exclamó Vance—. Ahora sí, Capitana Rourke. Rumbo a Alejandría, y a encontrar la Librería Sumergida.
Kira asintió, su corazón latiendo con fuerza. Habían evadido el primer asalto en el Mediterráneo, pero la carrera hacia la verdad atlante acababa de comenzar.