Emalyn: Pacto de Silencio. Al nivel de un villano.

CAPITULO 1

Emalyn sentía cómo el sol acariciaba su rostro mientras sostenía una delicada flor entre sus dedos. Era un momento perfecto, como tantos otros que había vivido en el jardín Whitmore. Pero en el fondo de su corazón, había una sensación insistente de vacío que no podía ignorar. Su familia siempre le decía que tenía la vida perfecta, pero ¿por qué se sentía como una extraña en su propia casa?

- Quizás estoy exagerando - pensó mientras colocaba una peonía en el ramo. - Ellos solo quieren lo mejor para mí...

El crujido de pasos la sacó de sus pensamientos, y cuando vio a Eloise, su corazón se llenó de emociones contradictorias. Amaba a su hermana, pero no podía evitar sentir una punzada de celos cada vez que la veía. Eloise siempre había sido la favorita, aunque nadie lo admitiera en voz alta.

- Mamá siempre dice que somos iguales, pero nunca se siente así - reflexionó Emalyn mientras observaba a su hermana desaparecer por el sendero. - Si tan solo pudiera ser más como ella...

- Señorita Emalyn, Lady Whitmore la busca – hablo una sirvienta nerviosa y con la cabeza inclinada. Luego, sin esperar una respuesta, se dio la vuelta y desapareció por el sendero.

Emalyn frunció levemente el ceño, pero rápidamente hizo de lado su incomodidad. Se sacudió las manos y dejó el ramo sobre una mesa de piedra antes de dirigirse al interior de la mansión.

En el gran salón, su madre la esperaba. Lady Anneliese, siempre impecable, la observó de pies a cabeza con una mirada crítica antes de hablar.

- Emalyn, querida, Lysander estará aquí esta tarde. Por favor, asegúrate de estar presentable. No queremos que piense que no estamos a su nivel - dijo, sin molestarse en ocultar la tensión en su voz.

- Claro, madre - respondió Emalyn, con una leve inclinación de cabeza. En su interior, la mención de Lysander llenó su corazón de euforia.

Cuando su madre le habló de la visita de Lysander, Emalyn sintió una mezcla de nervios y alegría. Lo amaba, o al menos creía que lo hacía. Su presencia siempre traía luz a sus días, y él parecía verla de una manera que nadie más lo haría. Cada visita de él era un momento que atesoraba, una pausa en la monotonía de su vida.

- Hoy será perfecto - se dijo a sí misma mientras salía del salón, tratando de ignorar la sensación de incomodidad que la conversación de su madre había dejado en su mente. Pero las palabras de su madre resonaban en su cabeza, especialmente esa frase: Tu presentación es crucial.

- ¿Por qué siempre siento que estoy a prueba? - pensó, apretando los puños con fuerza. - ¿Es que nunca es suficiente ser simplemente yo?

Cuando vio a Lysander esa tarde, su corazón pareció detenerse por un momento. Él siempre tenía ese efecto en ella, como si el mundo entero se desvaneciera cuando él estaba cerca. Mientras caminaban por el jardín, Emalyn se dejó envolver por sus palabras, cada promesa llenándola de esperanza.

- Siempre es un placer verte, mi dulce Emalyn - dijo Lysander con una elegancia natural.

Pasaron horas caminando por el jardín, hablando de sueños y promesas. Lysander tomó la mano de Emalyn, mirándola con una intensidad que hacía que su corazón latiera con fuerza.

- No puedo imaginar un futuro sin ti - le confesó él. Y aunque las palabras eran perfectas, había algo en su tono que Emalyn no logró descifrar del todo.

- Es tan perfecto... demasiado perfecto - pensó mientras él le apretaba la mano -. ¿Cómo pude tener tanta suerte de que alguien como él me escogiera a mí?

Pero entonces lo vio mirar hacia la mansión, hacia la ventana donde sabía la habitación de Eloise esta. Fue un momento fugaz, pero suficiente para que su pecho se contrajera.

- Seguramente solo fue casualidad - intentó convencerse, pero la duda ya había plantado su semilla -. Él me ama, ¿verdad? Solo a mí.

Esa noche, mientras todos se retiraban a sus habitaciones, Emalyn decidió quedarse un poco más en la sala de lectura. Mientras hojeaba un libro de poemas, escuchó voces provenientes del despacho de su madre. Se levantó con cuidado, acercándose a la puerta entreabierta.

—Es la única opción —dijo su madre en un tono bajo, pero firme—. Eloise es la adecuada para este papel. Emalyn... no tiene el temple para manejar algo tan importante.

—Lysander no debe sospechar —agregó otra voz.

Emalyn se alejó rápidamente, su corazón latiendo con fuerza. ¿De qué estaban hablando? ¿Por qué mencionaban a Eloise y a Lysander juntos? Las dudas comenzaron a nublar sus pensamientos, pero decidió no alarmarse. Era probable que no fuera nada importante... ¿verdad?

Eloise es la adecuada para esto. Emalyn simplemente... no tiene el carácter.

Cada palabra fue como un golpe en el pecho. Durante años, había ignorado las comparaciones sutiles, los elogios dirigidos a su hermana mientras a ella solo le ofrecían críticas disfrazadas de consejos. Pero esta vez, la verdad fue demasiado clara para evitarla.

- ¿Es eso lo que siempre han pensado de mí? -, se preguntó mientras retrocedía en silencio hacia su habitación -. ¿Que no soy lo suficientemente buena? ¿Que soy un peso muerto para ella?

El dolor de la traición se mezclaba con la creciente ira. Había dedicado su vida a ser la hija perfecta, a complacer a todos, a sacrificarse por su familia, y ahora... ahora ni siquiera era digna de su confianza.




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