El viento azotaba el camarote de Lilith, haciendo ondear el cuarto entero, mientras el murmullo de varias personas resonaba en la habitación.
-¡Ahhh! ¿Qué hora es? ¡Mierda, ya casi llegamos! -exclamó Lilith, colocándose sus prendas. Rápidamente se peinó el desordenado cabello con un peine que encontró por ahí y se apresuró a subir a la proa del dirigible. Allí, estaban cientos de otros aventureros que como ella, acudieron a la convocatoria. Lilith se escabulló como pudo para ver en primera fila la hermosa vista: un archipiélago yacía en la distancia, varias islas formando la imagen de un huracán en la tierra misma. En el centro, una enorme isla con una colosal montaña robaba la vista del público, acompañada por los cantos de los Brinca Nubes. "El Ombligo del Mundo" se presentaba ante ellos.
-¡30 minutos para desembarcar! -gritó el capitán del dirigible. La mayoría de los tripulantes eran jóvenes recién graduados de escuelas de Vasparath, desde aspirantes a historiadores hasta aquellos que soñaban con ser magos de alto renombre, como Lilith.
-Marin, ¿no viste mi peine? Lo dejé en el tocador y ya no está -gritó una de las chicas con las cuales compartió cuarto Lilith durante el viaje.
-No, no lo he visto -contestó otra chica. Lilith recordó que había tomado un peine que encontró en el tocador del cuarto, pero se había olvidado dónde lo había dejado.
-Si quieres, te ayudo a buscarlo -contestó Lilith con una sonrisa forzada y sonrojada por la vergüenza.
-Por favor, bajen uno por uno, con calma y sin correr -gritaba uno de los empleados del dirigible. Las escaleras bajaron directo al suelo y poco a poco todos los tripulantes comenzaron a bajar del dirigible. Lilith se quedó sin palabras; el dirigible había desembarcado a pies de la isla, donde un enorme muelle con otros 2 dirigibles más los recibía. La palabra "Phily's" estaba grabada en aquellas naves. Quedó maravillada por la enorme cantidad de personas reunidas en ese lugar y la gran variedad de razas que habían acudido a la convocatoria. Varios puestos de pescadores los recibían con productos cosechados ahí mismo, algunas casas también se encontraban en los pies de aquella isla. Lo que resaltaba más era un gran teleférico que les permitía subir la montaña.
-Formen una fila, la capacidad es de 8 personas, mantengan la calma -gritó un hombre que estaba en la entrada del teleférico. Unos 15 minutos pasaron hasta que fue el turno de Lilith para subir. Emocionada, entró al teleférico con otras 7 personas, apretando fuertemente su bastón con las manos. Su rostro adquirió un tono rosado, reflejando su gran emoción por estar ahí.
Desde las alturas, pudo divisar una escalera de piedra que ayudaba a subir la montaña a pie. Varias casas estaban bajo sus pies, bestias que ayudaban a transportar productos, todos iban hacia arriba. En cierto momento, las nubes ocultaron al teleférico, haciendo que solo se viera una gran niebla, hasta que lograron salir de aquel cúmulo. Finalmente, Lilith pudo apreciar la zona principal: una explanada al lado este de la montaña, una gran base de hormigón. Cientos de personas estaban ahí, junto a puestos de mercancía que iban desde vendedores de amuletos y artefactos hasta puestos de comida. Era la primera vez que Lilith salía de Vasparath después de graduarse como maga. Casi al llegar, un gran Phaerhas de un color rojo pasó justo delante del teleférico, dando un gran susto a Lilith. Los Phaerhas son unos dragones emplumados muy parecidos a las aves; el tamaño varía dependiendo del lugar, este al menos mediría unos 10 metros de longitud. Cada segundo que pasaba asombraba más a Lilith. El teleférico llegó al punto más alto y todos bajaron. Lilith no paraba de maravillarse cada vez más, desde nuevas razas de humanoides que solo había leído en los libros de la Academia, animales fantásticos de la zona y una flora hermosa que parecía salir de otro mundo. Lilith se abrió paso hasta llegar a la plaza principal.
Todos los que habían acudido a la convocatoria estaban allí, mirando unas tablas de madera que estaban organizadas en línea. Estas tablas contenían los nombres de todos los asistentes, divididos en grupos de seis. Nunca antes se había hecho algo semejante al momento de descubrir una nueva mazmorra. Al igual que aquí, se suele dar a conocer al público el descubrimiento de una nueva mazmorra, lo que atrae a una gran cantidad de aventureros y estimula el comercio en el lugar. Los aventureros suelen contratar a otros o adentrarse con un grupo con el que hayan participado anteriormente, pero nunca antes se había tomado el tiempo de formar grupos. Sin embargo, era comprensible: la ciudad había recibido a más de 1500 personas en ese fin de semana, algo que nunca antes se había visto. En el lugar se escuchaban personas hablando sobre tácticas para explorar, gente emocionada, otras dando indicaciones y la fauna del lugar haciendo notar su imponente presencia.
Lilith corrió directamente a ver la gran lista que había en medio de la plaza, escabulléndose entre las personas. A pesar de que su rostro no lo aparentaba, probablemente era una de las más mayores con respecto a la edad de los presentes. Con 52 años, Lilith parecía una chica de 17 años, debido a que los elfos envejecen de manera diferente a los humanos. Lilith resaltaba entre la muchedumbre por su aspecto y su peculiar gabardina morada, que destacaba con el tono blanco de su cabello y piel.
-Lilith Valerius, Lilith Valerius-, decía mientras buscaba entre el sinfín de listas de grupos que había en las tablas.
-¡Aquí!-, dijo fuertemente, marcando la hoja que contenía el grupo de exploración número 47, que incluía a Ethan Reinhardt, Brogan Gardbush, Paypei Shuithpith, Rynar Faliex y Bubble Blichi.
-Vaya, en total somos 6-. Justo cuando terminó de leer la lista, un enano con una larga barba descuidada se acercó a ella.
-Señorita, ¿usted también pertenece al grupo 47?-, dijo el enano con una sonrisa amigable en su rostro.