Lamente mi decisión en el momento que salí de la cafetería. Miré hacia el cielo antes despejado, ahora las nubes grises lo habían invadido, el viento soplaba más fuerte que una simple brisa y el agua no tardaría en llegar. Le había pedido a Sanie que me diera un aventón hasta mi casa ya que quedaba a las afueras del pueblo, pero dijo que lamentaba tener que dejarme por mi cuenta pero debía ir a otro lugar con urgencia. ¿Qué era tan urgente como para abandonar a tu mejor amiga en un posible temporal? Ni idea, pero al parecer en su lista de prioridades yo me encontraba después de ir al baño. Por lo menos.
Llame a mi mamá con una pequeña porción de esperanza de que estuviera en casa y ella pudiera ser quien me auxiliara. Pero luego de intentar contactarla unas cinco veces, me rendí sabiendo que si no atendía era porque estaba trabajando. Suspirando e inclinando mis hombros con resignación comencé mi larga caminata a casa. Aproveché para poner mi cabeza a maquinar un plan para que Logan conociera mejor a Sanie y hacer que se enamorara de ella. Pero el caso es que eso iba a ser algo más que imposible. Por un lado Sanie era… Sanie. No había mucho más que ver de lo que se veía a simple vista, no era muy profunda y todo lo que opinaba o pensaba lo decía. Pero generalmente era con muy poco o nada de tacto, razón por la que la gente la odiaba. Ser su amiga no era tarea sencilla, a menudo debía dejarle pasar ciertos comentarios inapropiados y a pesar de que yo realmente la quería, a veces me daban ganas de abofetear su cabeza. Ya no tenía claro si nuestra amistad se basaba en que realmente yo le caía bien o simplemente era mi amiga porque no le quedaba de otra. Era la única del instituto que aún le hablaba, casi no me oponía a nada de lo que dijera y generalmente ella planeaba lo que haríamos. Entre los alumnos yo era más popular que ella, pero creo que era más por lastima ya que algunos me llamaban ¨La sumisa de Sanie Torrent.¨ Pero si ellos solo supieran que cuando la conocí Sanie era una chica tímida y amable con miedo de decir lo que realmente pensaba, estoy segura de que se reirían en mi cara sin pensárselo dos veces. Nadie creería ni por un segundo que la amante empedernida enamorada del amor abierto alguna vez le había temido a la proximidad de un chico.
Por otro lado estaba Logan Flinch. Éramos vecinos desde hace siete años y en ellos jamás habíamos cruzado palabra, a menos que un ¨Hola¨ por educación cuando nos cruzábamos en la vereda contara. Lo único que sabía era que nuestros cuartos estaban enfrentados ventana con ventana y un árbol estaba en medio. Su mamá era enfermera por lo que trabajaba largos turnos, su hermana pequeña no era vista desde hacía cuatro años ya. Y después no sabía más de él por lo que tampoco sabía como lograr entablar conversación con Logan.
Sentí una gota caer en mi cabeza luego le siguió otra y a continuación el cielo abrió sus compuertas liberando un tsunami llamado lluvia. El caos se hizo cargo de las calles, la gente corría en busca de toldos o techos donde guarecerse del agua, otros incluso se empujaban para lograr acceder a locales que hasta ese momento ni siquiera habían volteado a ver, pero cuando descubrieron que podía ser una cueva no dudaron en invadirlos. Yo solo continué mi camino mientras observaba el espectáculo y me reía.
-¡Gente! No entiendo porque huyen de esa manera si tan solo es agua. Ni que les estuviera cayendo ácido o lava.
Estaba hablando en voz alta sin importarme si me lograban oír o no, la mayoría de estas personas si no es que todas no tenían ni idea de quien era, por lo que no me apenaba que me escucharan. Pero una pareja que paso a mi lado logro escucharme y verme reír. Sacudieron sus cabezas y la mujer le dijo al hombre que la estaba tirando del brazo para que caminara más rápido.
-Pobre muchacha, mírala. De seguro tiene algún problema. ¿Donde están sus padres que no se hacen cargo de una criatura con problemas?
-Lo se cariño. Pero no es nuestro asunto. Seguro sus padres son unos irresponsables.
No pude soportarlo más, escuchar a esos idiotas hablar de cosas que ni siquiera sabían, opinando de lo que no les incumbe. Todo está bien mientras solo crean que estoy desquiciada, pero no una vez que comienzan a insultar a mis padres.
-¡Oigan! -Ellos que ya casi estaban llegando a una tiende de segunda mano, se voltearon con los ojos bien abiertos observándome.- ¡Mis padres no son unos irresponsables! ¡Mi mamá no esta aquí porque es una gran doctora que el día de mañana salvara sus tristes y lamentables vidas y mi papá esta en servicio luchando por salvar el trasero de mal agradecidos ineptos como ustedes! ¿¡Así qué porque mejor no meten sus narices en sus propias vidas y ven que va mal en ellas!? ¡Digo, porque si tienen tiempo para ir por la calle dando críticas de los transeúntes demuestra la inmensidad de tiempo libre y de ocio que tienen por falta de un buen empleo al que asistir, carajo!
Me voltee sin esperar respuesta de esos idiotas, pero si que pude escuchar algunos aplausos y vitoreo de otros allí presentes. Mi pecho subía y bajaba por la agitación de la cólera. Seguía refunfuñando en voz alta y tan concentrada en eso estaba que ni siquiera note que alguien se me aproximaba.
-Eso de ahí estuvo más que genial Hampton.
Mi cabeza se irguió ante la pronunciación de mi apellido porque eso indicaba que esa persona realmente me conocía, la otra opción es que fuera un acosador pero por alguna razón simplemente eso no se sentía correcto. Y tenía razón, no era un acosador. Se trataba de Logan Flinch que al parecer había presenciado todo el show y por algún motivo me sentí avergonzada. En ese momento pensé que la idea de un acosador se veía más atractiva que esta.
-Uhg, gracias, supongo.
-Supongo que no tienes quien te de un aventón. O quizá me equivoco y tu amiga salga de detrás de un poste para llevarte en su gran mercedes.
-Oh, no, ella tuvo… una emergencia familiar.
No podía decirle que esa ¨emergencia familiar¨ podría llegar a tener más que ver con la llegada del último catalogo de moda o incluso la compra de un nuevo vestido para su colección de ropa sin uso de su armario más grande que mi casa entera. No, si quería lograr que se fijara en ella.
-Oh, lamento escuchar eso. Espero que este todo bien.
-Pff, seguro lo estará.
-Entonces. ¿Quieres que te arrime a tu casa?
Por un momento casi rechazo su oferta por impulso, pero lo pensé mejor y por como estaba cayendo el agua no iba a parar pronto y además sería una buena oportunidad para entablar conversación.
-Si no es molestia.
-Para nada, vives en junto.
Me guio hasta su Jeep negro cromado y una vez que estábamos dentro me extendió una manta fina.
-Se que no secara como una toalla pero es lo que puedo ofrecerte.
Yo la acepte igual ya que sería mejor que permanecer por completo empapada.
-¿Y tú?
-Yo estoy bien. Me gusta la lluvia.
Parecía decirlo en serio. El agua se escurría de su pelo negro para quedar colgando de las puntas, algunas gotas lograron terminar de caer y quedaron colgando de manera precaria en sus largas pestañas del mismo color que su cabello. Estas rodeaban unos hermosos ojos azul océano que solo agregaban un atractivo a su ya bien parecido rostro. La verdad es que Logan era atractivo a los ojos, pero no sabía si su personalidad sería igual.
En el trayecto a casa fui mayormente observando el paisaje por la ventanilla pero aún así era capaz de presentir los ojos de Logan mirándome por momentos y aún así no fui capaz de lograr un tema de conversación. Antes de lo que esperaba ya estábamos en la entrada de su garaje listos para volver a separarnos. Comencé a revolver mi bolso en busca de las llaves para abrir mi casa, entonces descubrí con horror que no las tenía. Retrocedí en mis recuerdos matutinos y resulta que ni siquiera las había tomado de mi escritorio y al no estar mi madre en casa no podría abrirme tampoco. Mire de reojo a Logan quien estaba con la mirada fija en la delantera del Jeep sin parpadear. No sabía si teníamos la confianza suficiente para lo que le iba a pedir pero si no quería quedarme con la ropa empapada esperando bajo el diluvio a que liberarán a mi madre del trabajo, tenía que arriesgarme.
-Logan. - Empecé. Y enseguida obtuve su atención. - Me permitirías entrar en tu habitación.
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Editado: 04.05.2024