Enamorándome por error.

Capitulo 4.

Al principio no dijo nada, ni siquiera intento moverse. Era como si estuviera intentando asimilar lo que le acababa de decir. ¨Ni que le hubiera pedido para ir a Disney¨. Pero entonces hice un retroceso mental sobre mis propias palabras ¨Logan, me permitirías entrar a tu habitación.¨ Sentí como mis ojos se abrían tanto que debía de parecer la imitación de un sapo. Ni siquiera le había preguntado, lo había ¨afirmado¨ así como quien dice que va a hacer las compras del día. Me abofetee mentalmente por ser tan sorprendentemente idiota a la hora de expresarme. Voltee mi rostro para encontrar los fríos ojos de Logan observando con detenimiento cada movimiento que realizaba y por su expresión supe que su fábrica de ideas había llegado a una conclusión errónea sobre mi petición. Debía aclarar esto lo antes posible. 

-¡Oye!- Le grite de manera exagerada mientras convertía mi rostro en una mascara de indignación total (aún sabiendo que la culpa por el mal entendido la tenía yo, pero jamás lo admitiría. Eso sería como admitir que ¨también¨ había tenido ese mismo pensamiento)- No me mires así. Si tienes revistas +18 que esconder hazlo, esperare fuera sin mirar o si el problema es ropa interior esparcida por el suelo, entonces tampoco es problema. Ya la conozco de sobra. 

         Su ceja izquierda se elevo en un arco perfecto siendo imitado por la esquina de su boca del mismo lado. Sus ojos brillaron con lo que parecía… ¿diversión?  No entendía porque… 

-¡No! ¡Definitivamente no es lo que crees! Me… me… me refiero a que conozco la ropa interior de hombre porque vivo con mi padre y muchas veces me a tocado encargarme de la colada de ropa. Y la entro y reparto y… 

       Me detuve cuando observe que sus hombros se sacudían al tiempo que la risa escapaba de entre sus labios antes fiel mente apretados. Me quede ahí, simplemente observando como el muy sonso se reía a cuestas mío. Cuando por fin logro controlar su ataque de risas y seco sus lagrimas (al parecer era tan chistosa que causaba llanto) volvió a mirarme. 

-Tranquila Hampton, no hay revistas +18 esparcidas por mi cuarto ni ningún sitio y la ropa esta doblada y guardada en su lugar. Lo que me importa saber es… para que quieres subir a mi habitación. 

       Su tono de voz fue disminuyendo su nivel de calidez a medida que hablaba por lo que cuando llego al final, la temperatura de sus palabras debía rondar en los -10° haciendo que incluso yo temblara. 

-Tranquilo Logan. Solo quiero utilizar tu ventana para así poder llegar al árbol que me conduce a mi propia ventana. Solo eso. 

-Muy bien. 

        Sin decir más se bajo del Jeep cerrando la puerta un tanto más fuerte de lo necesario. Rodeó la parte delantera trotando hasta detenerse junto a mi lado y abrió para que yo bajara. El agua se sentía más fría que antes por lo que corrí bajo el techo del porche y así cubrirme. Pude escuchar el ¨click¨ del cerrojo al ceder cuando Logan giro la llave. 

-Adelante y bienvenida a mi casa Hampton. 

       Su sala era amplia aunque no estaba muy amueblada. Solo una mesa ratona de madera colocada frente a un sofá color marrón, una lámpara de pie junto a este, la televisión se encontraba apoyada sobre una mesita. 

-Las escaleras, a la izquierda, la puerta del fondo. Ahí esta mi habitación. 

         Ante su tonto de voz destilando frialdad mi cuerpo respondió de inmediato. Antes que yo misma fuera consciente ya me encontraba subiendo las escaleras de dos en dos como para llegar más rápido e irme lo antes posible de esta casa y así lograr una distancia lo suficientemente prudente entre el Sr. Tempano de hielo y mi pobre ser. Al llegar a la sima de la escalera no preste atención a lo que nos rodeaba, solo me centre en girar a la izquierda y caminar recto al fondo con la vista fija en mi objetivo. Una puerta de madera, blanca con picaporte color plata brillando como una luz esperanzadora. Cuando mis dedos por fin estuvieron en contacto con el picaporte, sentí como la seguridad que sentía antes se esfumaba. Nunca había estado en la habitación de un chico… ¿sería igual que estar en la mía? ¿habría cartelería para ¨hombres¨ en sus paredes? ¿y si mejor me retractaba y esperaba en el porche de mi casa hasta que mi madre llegara? Si, haría eso. O al menos habría echo eso, si, Logan no se me hubiera colocado por detrás estirando su brazo y así abriendo la puerta para revelarme su oscuro mundo… que de oscuro nada tenía. Su cama estaba prolijamente tendida, una mesa de luz con un reloj despertador acompañaban una caja pequeña, una alfombra negra donde se apoyaba la cama dejando un sobrante para cuando se bajaban y no tocar el suelo, las paredes eran de un blanco aburrido donde solo había un cartel colgado en uno de los extremos pero era una fotografía aérea sobre la ciudad de Chicago por en sima de un escritorio donde habían libros, libretas y varias plumas de escribir apiladas. Tenía razón, no habían revistas indecentes ni ropa esparcida. 

-¿Te gusta mi cueva Hampton? 

        Di un salto de sorpresa al sentir la voz de Logan tan cerca y su aliento chocando con mi mejilla mientras hacia cosquillas en mi oído. 

-Cla… - me aclare la garganta cuando vi que la voz me fallaba en un lamentable ¨claro¨ entrecortado y chillón.- Claro Logan, no es lo que me esperaba. 

        Dije mientras me apresuraba en ir hacia la ventana poniendo distancia entre los dos. Abrí ambas hojas con algo de dificultad por el peso de la manta que él me había prestado antes, decidí dejarla en el suelo junto a la cama. 

-Gracias Logan he fue un gusto conversar contigo hoy, deberíamos hacerlo más seguido. ¿No crees? 

        No deje de parlotear mientras me apeaba sobre el marco de la ventana intentando no mirar hacia abajo. Solo cuando estuve colgando precariamente sobre el alfeizar recordé que tenia vértigo. Mis manos comenzaron a temblar pero las ignore, estire mi pierna izquierda y tantee hasta que sentí que la planta del pie hacia contacto con una de las ramas firmes del árbol y me deje ir. Una vez estuve de cuclillas sobre la rama intente avanzar pero mi cuerpo simplemente no respondía. Me había quedado paralizada mirando a la nada mientras el agua caía sobre mí, a lo lejos escuche que alguien me llamaba. 

-¡Hampton! ¿Que demonios se supone qué haces ahí? ¿A caso estas esperando a echar raíces tú ahí? 

       Mire el rostro de Logan con sus cejas fruncidas en un claro gesto de confusión por mi comportamiento. 

-Yo… yo… solo estaba sintiendo la rugosidad de la corteza de este viejo pino. 

-Eso no es un pino. Es un Roble. ¿Segura que estas bien? 

-¡Si claro! ¡Ya continuo con mi camino!   

-Claro, lo que tu digas. Deja que te alcanzo y te doy una mano… 

-¡No! ¡De verdad que estoy bien no hace falta! 

-No me digas… no, no puede ser cierto. Hampton a caso… ¿a caso tu le temes a las alturas? 

        Me incorpore apresuradamente por la sorpresa, tanto que olvide la lluvia y la suela no apta para estas superficies de mi calzado, sumado al temblor de mis extremidades perdí el equilibrio resbalando hacia atrás. Fue tan repentino que no me dio tiempo a gritar pero pude ver como el rostro de Logan reflejaba miedo y terror. Extendí mis brazos en busca de algo a lo que  aferrarme y para mi suerte al parecer mis manos parecían tener uno o dos grados más de inteligencia que yo. Alcance a sujetarme de la rama, aunque de una manera no muy segura. 

-¡¡Camil!! ¡¡Aguanta ya voy!! 

        Mi corazón estaba acelerado pero no sabía si era por la adrenalina o por el miedo. Escuche la respiración agitada de Logan mientras caminaba apresuradamente sobre la rama con cuidado de no resbalar. De pronto sentí el calor de sus manos rodear mi muñeca mientras tiraba de mí hacía arriba. 

-Vamos, tranquila Hampton, ya te tengo. 

        Cuando logro subirme me aferre a él tan fuerte que temí haberle roto un par de costillas pero él me aferraba igual de fuerte mientras apoyaba su mentón sobre mi cabeza. 

-¿A caso estas loca o solo tienes ideas suicidas Hampton? ¿Cómo es que se te ocurre subir hasta aquí si sufres de vértigo? 

-Solo quería llegar a mi habitación. 

-Claro. Eso es lo que quieres hacer. Bien. 
        
     Me aparte de su pecho (recién en ese momento fui consciente de que mi rostro estaba apoyado sobre el) para mirarlo a los ojos. Sus pestañas mojadas casi no dejaban que viera el azul hielo en esa posición. 

-¿Bien? 

-Si, bien. Estoy diciendo que te llevare hasta allá Hampton. 

-Espera ¿qué? 

-Que te pongas de pie con cuidado, no sueltes mi mano y mírame solo a mí. ¿Me oíste? Haz de cuenta que soy el último pastel de fresas y chocolate que queda y tu estas a dos… no cuatro lugares de distancia de el. 

-¿Cómo sabes que me gusta ese pastel?   

-Solo lo se. 

       Mientras hablábamos me di cuenta que íbamos avanzando. 

-Ahora necesito que imites mis movimientos sin soltarte. 

-Muy bien. 

       Él se sujeto con su mano libre de una de las ramas de arriba y luego me ayudo a pasar para el otro lado y luego paso él. Seguimos caminando entre hojas y pequeños renuevos que se atravesaban frente a nosotros o entres nuestras extremidades. 

-Muy bien Hampton, ya casi estamos. 

       Y entonces él comenzó a agacharse mientras yo le copiaba el movimiento. Estiro su brazo hacia la ventana para poder abrirla. 

-Suelo dejar la ventana entre abierta ya que soy olvidadiza por lo que solo debes darle un empujón. 

-Es información muy valiosa Hampton, información que no deberías revelar tan fácilmente cariño. 

       Me sorprendió el tono de voz que utilizo por lo que hizo que bajara mi guardia. Por suerte sin darme cuenta ya estaba casi que apoyada en el alfeizar de mi ventanal. El rostro de Logan estaba perlado por las gotas de agua que nos caían por entre las hojas. Sus ojos dos haces de hielo observaban mi rostro como cual artista admira cada detalle antes de plasmarlos sobre un lienzo en blanco. Entonces se paro en toda su altura empujando un manojo de ramas sobre su cabeza. 

-Ya termina de entrar mujer así puedo irme a mi casa. Por si no lo notas aún continuo bajo la lluvia y no tengo deseos de enfermarme hoy. 

-Ah, claro. Lo siento. 

       Metí mi cuerpo para adentro de mi habitación, reconfortante como siempre el color lila de las paredes me recibió de brazos abiertos. Me voltee para darle las gracias a Logan pero este ya estaba del otro lado trepando hacia su propia ventana y se fue sin mirara atrás ni una sola vez. Suspire y deje que mis hombros se relajaran y formaran un arco donde mi espalda se jorobaba, un claro ejemplo de derrota total. 

-Valla misión me has dado Sanie. No se… no se si sobreviviré, si lograre cumplirla… o si… o si Logan me terminara ganando con su frialdad de Sr. Tempano de hielo. 



 




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