Capitulo 9

     A penas logre entrar a casa y mi madre se abalanzó sobre mi diminuta figura en un abrazo mordaz y asfixiante. Pero eso no fue lo único que sucedió ya que él teléfono de la casa rompió el silencio. Algo en mi interior me dijo que quién llamaba de seguro era mi padre y mis sospechas se confirmaron cuando mi madre me miró a los ojos con culpa en ellos.  

-Lo siento, pero tuve que decirle. 

-¿Tuviste o quisiste decirle porque entraste en pánico?  

-No, de verdad tuve que decirle porque cuando vi la noticia estaba al teléfono con tu padre. Ahora ve y dile que estás bien antes de que le dé un ataque.  

-Si le da un ataque entonces será tu culpa mamá, no la mía. 

     Ella dio un chasquido con la lengua y me empujó hacia el teléfono que había comenzado a sonar por tercera vez. El grito de mi padre no se hizo esperar; en cuanto eleve el tubo del teléfono su voz preocupada llego a mi oído.  

-¡Camil! ¿¡Estás bien pequeña!?  

-Hola papá, si, estoy bien gracias por preguntar, pero no es necesario tanto teatro. 

-¿¡Teatro¡? ¿¡Tienes idea de lo que hemos sufrido tu madre y yo durante la última hora!? Estamos hablando por teléfono cuando tu madre comienza a gritar desesperadamente que nuestra hija quedo varada en el aire en un maldito juego de atracciones.  

    Viéndolo desde esa perspectiva, podía entender el enojo y la preocupación de mis padres. Incluso podía decir que había logrado hacerme sentir culpa por ser la causante di dichos sentimientos.  

-Lo siento mucho papá, no me imagine lo que debió ser para ustedes.  

    Al otro lado de la línea pude escuchar un suspiro cansado salir de mi padre; podía imaginarlo frunciendo el ceño al tiempo que masajeaba sus sienes intentando calmar su ansiedad.  

-No, no te disculpes pequeña. Es solo que... Estando tan lejos de ustedes... no me quiero imaginar como sería si te hubiera pasado algo más grave. En fin, me alegro de que estes bien y dile a tu madre que la amo, igual que a ti. Ahora debo irme antes de que me sancionen. 

-Adiós papá, también te amamos.  

    El silencio que se formó al otro lado de la línea cuando mi padre colgó me dejo un vacío en el pecho. Mi madre colocó sus manos en mis hombros a modo de consuelo; ella entendía dicho sentimiento mejor que nadie.  

-Vamos cariño, necesito urgentemente una ducha para quitarme el olor a hospital.  

-Si, te urge la verdad mamá.  

    Ella me miro de reojo a modo de advertencia, pero ambas sabíamos que no era en serio, solo deseábamos aligerar un poco el ambiente.  

-Pronto estará con nosotras ma.  

-Lo se cariño, lo se.  

    En cuanto ella subió las escaleras mi celular me notifico de un nuevo mensaje.  

   Sanie: ¡VI LAS NOTICIAS! ¡LLAMAME EN CUANTO ESTES EN TU CASA! ¿O quizá deba ir personalmente?  

    Sonreí mientras negaba con la cabeza y marqué su número a sabiendas de que si no la llamaba en ese mismo momento, ella vendría a casa. Como era de esperarse, atendió al primer tono.  

-¡Camil, chica! ¿Estás bien?  

-Hola Sanie, si, tranquila ya estoy a salvo en casa. Mi madre fue a buscarme desesperada.  

-Oh menos mal, entre en pánico en cuanto vi las noticias. ¿Y Logan?  

    Para ser sincera, me parecía raro que preguntara por él de manera tan despreocupada si se suponía que era el “amor de su vida”.  

-Él también está bien; de hecho, mi madre se ofreció a traerlo, pero él se nego. No quería dejar su vehículo tirado. Hablando de dejar tirado... ¿Qué fue lo de hoy? 

-¿A qué te refieres? ¿Qué fue qué?  

-Yo era quien debía irse y en lugar de eso, tu fuiste la desaparecida. ¿Podrías explicarme por qué? 

-Ah eso, si, es que mi madre me necesitaba.  

-Sanie. 

-¿Sí? 

    Sabía que ella me estaba ocultando algo y quería saber que era y porque lo hacía, pero de nada me serviría confrontarla por teléfono.  

-No, nada.  

-Bueno. Y dime. ¿Qué tal todo? 

-¿Con Logan? No tuve tiempo de sacarle información de si está interesado en ti, entre la sorpresa de que te fueras y luego de haber quedados colgando a 20 metros o más del suelo. Pero tranquila, tengo una larga lista de cosas que deben hacer juntos.  

   Ella suspiro como cuando pierde la paciencia, algo que solía suceder con frecuencia al interactuar con niños o al rechazar a chicos realmente insistentes al nivel de competir como acosadores.  

-No era eso lo que quería escuchar... 

-Lo sé, pero siendo honestas, es difícil sacar el tema y más aún si cuando planeo algo tú te pierdes.  


   Al otro lado de la línea se hizo un silencio incomodo, algo que no solía suceder entre nosotras; otro motivo por el cual preocuparme.  

-Si, oye – dijo ella al fin, pero con tono cansado y desganado. - Mañana hablamos sobre el tema, ahora debo descansar. Me alegro realmente de que estes bien. Que descanses. 

-Gracias. Igual tu.  

    Subí las escaleras para ir a mi habitación, no podía quitarme la idea de que Sanie me estaba ocultando algo grande. Cuando abrí la puerta de mi cuarto, las luces de un vehículo pasaron por la cortina de mi ventana alumbrando todo el sitio y supe de inmediato que Logan había llegado. Antes de comprender lo que estaba haciendo, corrí hacia la ventana que daba con la suya y la abrí, me senté en el borde y desde allí lo vi cuando bajo del Jeep y entro en su casa. Tome el celular y comence a buscar títulos de novelas que deseaba leer, pero aún seguían en mi lista creciente. Mis manos temblaban de nervios cuando de reojo distinguí la luz de su cuarto encenderse así que fingí con mayor fuerza estar concentrada en mi móvil.  

    Su silueta se acercó a la ventana y mi corazón se aceleró ante el anticipó de escuchar su voz, pero en su lugar lo embargo una decepción y amargura tan grande que incluso dolía respirar. Logan, él me había visto. Yo vi que sí, cuando él se acercó a su ventana nuestras miradas se encontraron cuando elevé mi cabeza y volteé hacia él; creí que abriría el ventanal y entonces me regalaría una gran sonrisa antes de comenzar a charlar, pero en su lugar, su ceño se frunció, su rostro estaba serio y sin pestañar su cortina cerro sin siquiera decir adiós.