Eres Mía

Capítulo piloto

Borrador

" Ya la viste "

" Alejate de ella te pegara lo huérfana "

" No tiene gracia, es una pobretona "

" Te apuesto a que no te acuestas con ella en una semana "

" La oliste es una coneja "

" Comeremos conejo hoy "

" Ya ví porque es huérfana, de seguro sus padres se suicidaron al ver que es una coneja "

Bajo mi rostro, y las lágrimas en mis mejillas caen al suelo por algún momento, no quisiera estar en la escuela pero si quiero vivir tengo que tener educación, ¿no?. 

Las personas me evitan a toda costa, claro quien estaría con una coneja como yo, pero sus palabras duelen no me conocen y ya hablan mal de mi, eso es no tener empatía hacia nadie. 

Por suerte no me he topado con ninguno de esos lobos que quieran reclamar como a todas las que le han sucedido en esta escuela, un mes más y podré irme con la suerte de que no me rechacen al no ser pareja de nadie. 

— Oh, huelen eso es una conejita. — doy un brinco, miró a Scott y bajo mi rostro intimidada. — Aún no te han reclamado, — niego.— pero quien quisiera reclamar a una coneja infiel que no encaja con nosotros. — agarra mi mentón jalando con fuerza. 

Eso dejará una marca. 

— D-dejame Scott. 

Murmuró asustada.

— ¿Porque dejaría de divertirme con una conejita?. Eres una coneja con la cual me divertiría una noche.  

Mi vista se nubla por las lágrimas. 

— ¡Dejala, Scott!. — bajo mi vista para no mirar a mi mejor amigo.

El único que me protege de los demás, quisiera ser invisible pero el tener a Abdel de mejor amigo solo me hace ser el blanco de muchas personas. 

— Lo siento, Alpha. Pero quiero que me prestes a tu conejita para una noche. — jadeo cuando Abdel lo separa de mí con brusquedad. 

Cierro mis ojos cuando Scott impacta con los casilleros y tapo mis oídos por el fuerte ruido para mi. Abro mis ojos lentamente viendo como Abdel lo agarra del cuello quitándole la respiración.

— Vuelve a decir eso y te mando a castrar. — Scott traga nervioso. 

Su seguito desaparece cuando la mirada de Abdel se va hacia ellos, una mirada que solo intimida a todos alrededor pero para mi es algo normal que siempre he visto en él. 

Veo como Scott comienza a luchar por su respiración y me acerco preocupada aún más «temerosa» porque mate a alguien nuevamente, no me gustan las muertes horribles. 

— Abdel, tu padre se enojara si matas a otra persona. 

Sus ojos oscuros me miran y su rostro se suaviza dejando a un lado su serio rostro, suelta a Scott dejándolo caer al piso sin no antes patearlo contra los casilleros dejándolo peor por el fuerte golpe. 

Lo sigo caminando detrás de él por los modales y códigos que hay que seguir con un Alpha en estos tiempos, más por ser coneja, mis manos se juntan en mi regazo nerviosa por todas las miradas y murmullos a nuestro alrededor, escucho cada cosa que dicen sobre mi y quisiera no tener buena audición para no escuchar todo lo que siempre dicen de mi o las burlas hacia mi. 

Todos me toman como el juguete del joven Alpha pura sangre cuando solo soy su simple amiga de la infancia, quisiera no haber sido coneja para poder ser normal como los demás sin ser intimidada y si alguna vez tengo una pareja ella no se sienta indignada por tener a alguien como yo. 

Entra a un salón y entró detrás de él, miró el salón vacío y suspiró complacida antes de volver a mi triste rostro por todas las emociones que se juntan en mi sistema. 

— Conejita, no te hizo daño ese inútil verdad. — mis lágrimas salen de mis ojos y corro a sus brazos sintiéndome tranquila en sus cálidos y fuertes brazos. 

— Ya no quiero seguir aquí, me quiero ir. 

Murmuró. 

— Nadie se sobrepasó contigo. — niego, su mentón se recarga en mi cabeza y sonrió al sentir sus caricias en mi cabello, cierro mis ojos aspirando el dulce aroma que él desprende. 

— Mi madre hará una cena y quiero que vayas conmigo. 

— P-pero... 

— Nadie te hará nada, mi tía es una coneja igual que tú, mi familia no piensa mal de ustedes. Aparte puedes preguntarle cosas que quieras saber de tu especie. — lo mira con ojos brillosos y asiento rendida e intrigada por saber que tiene una tía igual a mi. 

— Cambiando de tema; ¿dónde estabas?.

Me separo un poco de él y me siento sobre el escritorio para estar un poco más a su altura. Algo que falla por completo cuando quedó solo en su pecho, suspiro por sentirme mal al ser de un metro cincuenta y siete siendo demasiado pequeña al lado de estos lobos altos. 

— Tuve un pequeño problema. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.