Escapa [antes llamada Secuestrada]

Capítulo 01

Capítulo 01—Sin escapatoria. 

 

 

—¿Qué te parece? —preguntó mamá refiriéndose a la película que estaba por comenzar.

Me acomodé en el sillón, miré el techo, la comida, mis calcetines de colores y mis tenis negros.

—Genial. —respondí emocionada. Papá nunca estaba en casa pero, mamá me hacía sentir que todo estaba bien, no necesitaba nada más, eso creo. Mamá es una mujer que debería verse como un ejemplo, tal vez solo yo pienso así pero, la amo tanto.

Sus cabellos son negros, no son tan largos como ella desea pero están por debajo de los hombros. Aún más pequeño que el mío. Mire la mesita donde estaba la comida y tome la liga que hace un día deje abandonada, la tome en sus manos haciendo de mi cabello una cola.

Mamá se levantó al escuchar un ruido en la cocina, pero antes apretó mis cachetes y dijo: — Ahora vuelvo.

Me límite a asentir sin decir ni una palabra, era de costumbre que algo se moviera en la cocina, seguro es el gato de mi vecino. Miré la pantalla, no pude evitar sonreír, siempre veíamos la misma película, la favorita de mamá, Titanic.

Deje de mirar el televisor y mire hacía mamá, aún no llegaba, siempre hacía todo en un tiempo exacto, pero ahora, era lo contrario.

Trague saliva aterrada de alguna consecuencia, pero antes me levante, jugué con mis manos unos segundos luego de avanzar.

Estaba oscuro, tan oscuro que incluso podría caer sin darme cuenta, intente encender la luz, pero el botón no lo hacía, miré hacía atrás, había luz en la sala. ¿Qué está pasando?

Solté un suspiro, debía ser valiente, de nuevo intenté encender la luz, pero esta vez fue tan fuerte que mis ojos dolieron.

Apreté los ojos antes de abrirlos pero, cuando lo hice tuve una gran sorpresa, una que ya esperaba.

—¡Buh! —gritó mamá mientras trataba de sostener ese mismo gato del vecino, sonreí de lado, siempre hacía lo mismo.

—Oh mamá, lo has hecho tantas veces que me causa risa. —dije. Me gire para ir de vuelta a la sala, en un rato el gato se irá. Tal vez.

Cuando levante la mirada, quede estática, frente a mi, había un espejo, uno grande, pero, eso no fue lo que me sorprendió, sino, una sombra detrás de mamá. Sostenía un bate en sus manos.

Mi respiración se alteró e intente calmarme, pero nada lo solucionaba. Levanté mis manos nerviosa tratando de darle señales a mi madre.

—¿Qué tanto haces? —preguntó mamá con una gran sonrisa. Estaba a punto de soltar las lágrimas, estaba a punto de gritar por ayuda. Estuve a punto de todo, pero no lo logré.

Miré de nuevo el espejo, la silueta ahora estaba más cerca, apreté la mandíbula, «soy valiente» pensé.

De inmediato tomé la mano de mamá atrayéndola con fuerza hacía mí, el sujeto lanzó un golpe al frente rompiendo el espejo en pedazos, no espere que mamá reaccionará y corrí, corrí a través de la casa sin voltear atrás hasta llegar a mi habitación.

Mamá se sentó en mi cama.

—¿Qué estás haciendo? —dijo furiosa. Levante la mano y la deje quieta frente a su rostro. Ella entendió de inmediato, silencio.

Acerque la cabeza a la puerta, pero aún más mi oído, tratando de escuchar lo que pudiera.

Mamá estaba inquieta y en ese momento lo escuché, pasos, caminaba desde el final del pasillo, lentamente arrastrando el bate.

Mi corazón latió con fuerza, pero mis labios se abrían con terror.

Corrí hacía mamá, la cogí de las manos y me calme, debía buscar un lugar donde escondernos, no había opciones, pero lo único que nos ayudaría, sería el closet.

Ayude a mamá a ponerse de pie y le indique con las manos que entrara, pero ella se negaba, la perilla se volteaba de un lado a otro con rapidez, mire de nuevo a mamá y le rogué con la mirada ella de inmediato accedió.

Luego de entrar cerré la puerta y coloqué mi mano en mi rostro, apretando mis labios y mi nariz.

Después de unos segundos la puerta se abrió, pero no como una persona normal entraría, aquella persona golpeó tan fuerte la puerta que la madera voló haciendo un gran hoyo, luego metió la mano y abrió la puerta.

Cerré los ojos tratando de calmarme por segunda vez y, apreté la mano de mamá, ella mi miró, las lágrimas la delataban.

El sujeto movió cada parte de la habitación pasando por desapercibido el closet, o eso creí. Luego salió.

Aparté la mano de mi rostro y respire con fuerza, mamá hizo lo mismo, nos miramos por unos segundos hasta que, escuche una risa.

Levanté la cabeza hacia arriba lentamente a medida que la risa se hacia más grave, y lo que vi, me hizo temer aún más por mi vida.

Era un hombre, su rostro era pequeño, pero sus ojos grandes y sus labios hacían una gran sonrisa cínica.

—Te encontré.

Golpeé la puerta abriéndola al instante y salí de golpe llevando a mamá conmigo pero, una mano la agarró del cabello y la tiro hacía atrás.

Sin pensarlo me moví con rapidez hacia ella, tratando de soltarla, pero el hombre me pego una patada logrando hacerme a un lado.

De nuevo me levanté, pero, el hombre del bate, me golpeó, mi cuerpo quedó en el suelo mientras el aplastaba mi cabeza con su pierna.

—Esto será divertido. —dijo. Intenté alcanzar a mamá tratado de no llorar su cuerpo estaba en el suelo.

—Todo va a estar bien. —susurro. Apreté los labios tratando de asentir, las lágrimas me advertían un último momento para llorar.

Creí que sería la última vez que vería a mamá, el hombre me puso una manta negra en la cabeza, todo estaba oscuro, luego ató una cuerda sobre mis manos.

—¡Vamos! —gritó el hombre. Presiono el bate sobre mi espalda.

No tenía otra opción más que caminar, luego de un rato, mis ojos se cerraron.

Un grito me hizo despertar, no sabía cuánto tiempo había pasado, pero seguro estaba algo lejos, no tenía aquella manta en la cabeza, ni la cuerda en mis manos.




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