Europa occidental, 2023
“Alex” Volkov, miembro del escuadrón 5 de Caetea
Persigo a mi objetivo por las calles de la ciudad, es una misión importante por como lo dijo el general Weber, él odia a los estadounidenses como se supone que el gobierno lo promueve, pero nadie lo hace y en el mayor de los casos mostramos disgusto por ser tan raros. El estadounidense que debemos atrapar es blanco con cabello negro y cejas pobladas, fue encontrado contrabandeando comics del Capitán América, discos de Taylor Swift y más entretenimiento estadounidense que marca mucho el patriotismo. Fuera del régimen neo-pandista es solo entretenimiento internacional, dentro es ilegal y una falta de respeto a lo que se ha logrado desde la segunda guerra mundial que ganamos incluso cuando el mayor representante se voló la cabeza y alguien más cuerdo tomó el mando. Algunos estadounidenses que he entrevistado me han dicho que nos hacen creer que somos libres como ellos, pero en realidad hay tres clases sociales y que soy muy afortunado de estar en la clase militar y no en la clase “pueblerina”, si quieren pensar eso no es mi problema.
Me encuentro al resto de mi escuadrón rodeando un camión de cerveza, no la he probado porque está prohibido y no creo querer hacerlo. Liza, la mayor y telequinética con cabello rojizo y ondulado, me espera recargada en la pared mirando a Speedo, el tercero y muy veloz que por suerte no se despeina aún más cabello café, es de los pocos con apariencia extranjera que hay en el escuadrón y de los pocos en ser étnicamente de América, de México para ser exactos; Kira ha de estar invisible por ahora, intentó un corte de cabello y se le olvidó que el cabello negro se descolora antes de aplicar el tinte. Ah, falto yo, el héroe modelo de la ciudad, un poco injusto y racista por ser rubio de ojos azules, para los conservadores del primer régimen pandista me ven como lo que un ciudadano debe de ser.
— ¿Estabas demasiado ocupado mirándote al espejo y dando autógrafos? —Liza me regaña por ser el último en llegar, atribuyéndolo de chiste a que soy todo un ídolo en la ciudad, en una ciudad que no representa nada ni en su distrito, pero algo es algo.
— Nah, apartaba civiles y salvaba cachorros nada más.
Levanto el camión con una sola mano, una meta personal del año, y encuentro al objetivo, cargando una pistola. Se la quitó recibiendo disparos que no pasan de un rasguño y destruyo el arma apretándola ligeramente.
— Por el poder del régimen, queda arrestado por contrabando estadounidense.
Improviso con una barra de metal con la que pretendía herirme para esposarlo, justo a tiempo para entregárselo a los guardianes, los que encierran criminales y hacen el proceso para determinar su condena.
— Gracias, Alex y escuadrón cinco, siempre contamos con ustedes —el guardián que no forcejea con el recluso nos felicita y saca una libreta y un bolígrafo con la etiqueta “Nova”—. ¿Podrías darme tu autógrafo? Es para mi hija, es fan tuya.
— No hay problema —miro de reojo a Liza queriendo arrojarme una piedra directo a la cabeza, aunque ella es la líder todos piensan que yo lo soy, yo soy el segundo al mando. Pongo mi firma oficial al no tener una que usar en los documentos, los escuadrones son cosa del gobierno y al ser creado por ellos no tengo que hacer tramites o esas cosas—. Aquí está, mándale un saludo y dile que sea buena.
— Muchas gracias, enserio te lo agradezco mucho.
— Alex, ¿Quieres ser parte del interrogatorio? —me pregunta el otro guardián antes de meterse en la patrulla—. Eres bueno en esto y nos has ayudado.
— Me gustaría, pero tengo cosas que hacer esta tarde y no quiero quitarles a ustedes su trabajo, ustedes también son valiosos para Caetea.
Se van, Liza reniega otra vez que me sobrevaloran por ser el modelo ideal del gobierno y lo afirmo, fui creado así y ella no tiene la culpa de ser apartada por ser una mujer, los conservadores del gobierno quieren que así sean las cosas, hombres arriba y mujeres abajo, es de lo poco que no me gusta del régimen, ella es mejor que yo en muchos aspectos. Nos despedimos, quedamos de vernos en la base y mientras ellos se quitan el traje, yo me lo quedo, soy una rara cruza entre un héroe de ciudad y una celebridad, además, el traje negro con detalles rojos y con la capa en el hombro que algunas veces llevo me queda bien. Camino por las calles más desiertas buscando que la gente no esté detrás de mí, es agotador y mucho en una misión. Me quedo viendo a una piscina llena de adolescentes que son más o menos de mi edad, 19 años, fingiendo que me acomodo bien las botas negras, suena cliché y lo es, pero hay momentos en donde quisiera ser parte de la sociedad o tener una identidad que no involucre al héroe que soy, para mi relativa corta edad tengo mucho trabajo. Me pregunto en esas noches de insomnio qué se sentirá ir a la escuela con amigos, tener el fin de semana libre para fiestas y elegir una vida propia, sobre todo tener papás: técnicamente el Cientifico Volkov es mi padre, parte de su ADN corre en mis venas, quitando ese “Técnicamente” soy solo un humano de laboratorio creado en la “Incubadora de la vida” para ser parte del escuadrón, más que una persona o un súper-héroe soy un experimento exitoso.
Qué más da, soy así y con lo que represento me es imposible conseguir una vida alterna. Llego al complejo en donde vivo junto con los demás escuadrones, cada escuadrón tiene la mitad de un piso con habitaciones para cada miembro, una sala de entretenimiento, una cocina y una sala que el general Weber suele usar para darnos nuestra misión; el edifico tiene una separación a la mitad, a la derecha vivimos los seis escuadrones con dos pisos especializados en nuestra crianza de los primeros 10 años y a la izquierda están los laboratorios y la salas de directivos que nos dicen que hacer. He visitado pocas veces los laboratorios, ahí he visto como de esos aparatos de metal, tubos y cristal se forman los miembros de los escuadrones, incluso vi el nacimiento de Kira para que algún día siga con lo que iniciaron, también hay capsulas donde nuestras copias exactas duermen y crecen como nosotros esperando a que su copia original meta la mata para reemplazarlo, soy el único de mi escuadrón, o de todos los escuadrones, que no ha sido reemplazado por su copia, se nota mucho en los movimientos de la persona más que en su personalidad, que termina siendo la misma solo que más moldeable. He visto como mis compañeros han sido reemplazados más de una vez, incluso cuando decidieron deshacerse del quinto miembro, Nico, por ser gay e interesarse en el arte drag, que me llegó a enseñar para que su legado no desapareciera, sabía que algún día pasaría y lo asesinaron utilizando su poder en contra, lo congelaron y lo hicieron pedazos con todas sus copias, o eso me dijo el único que sabe de esto aparte de mí, Seus, mi cuidador y asesor durante la infancia.