Escuadrón

Sospechoso

Llevo media hora encerrado en una de las salas de interrogatorio, no ha venido nadie a interrogarme y las cámaras están apagadas, tampoco estoy esposado por más que no me resistí, cometí un delito grave. El General Weber se sienta del otro lado, para haber cometido su crimen más odiado, no se ve tan enojado.

— Ahí va el último cadete que me enorgullecía —me hace sentir más culpable de lo que me siento ya, yo era el único al que le decía lo orgulloso que estaba en frente de todos—. No quiero saber el resto, no quiero decepcionarme más de ti, quiero ver tus excusas.

— No creo que pueda justificarlo, si me va a reemplazar para que no corrompa la misión y visión no me negaré —si encontrarán el modo de matarme y que mi copia tome mi lugar ya es una señal que no hay otra opción, sabía que así terminaría.

— Sigues siendo un cadete que sabe admitir su error, un gran y repugnante error. Tu caso ha llegado al Capitán Hansen, si crees que estoy furioso estoy feliz a comparación de él, te dirá con mucho detalle por qué sigues aquí y no. El recluso del día de hoy es parte de una rebelión para derrocar al régimen, ahora mismo está en la sala de tortura diciendo cada secreto y cuando ya no quede más, tú lo asesinarás, en frente de la población.

— ¿Yo haré qué? —ha sido de las pocas veces en que percibo el verdadero dolor humano sin ser golpeado por coches y bloques enormes de concreto.

Sí en algo me he negado siempre es en asesinar, soy un héroe, no un asesino a sangre fría, no quiero irme a la cama sabiendo que hay una persona menos en el mundo gracias a mí. Aparte, si los ciudadanos me vieran asesinando a una persona, no a un criminal o a uno de ellos, a cualquier persona, no me verían como una persona agradable y justa, me verían como un asesino y mi imagen de humano modelo se acabaría.

— Calculamos que será la próxima semana, el Capitán te explicará.

— Yo soy Alex Volkov, no un asesino, está en mi código moral.

— Entonces no lo seas en la ejecución.

— ¿Y si no quiero hacerlo? —es mi segunda traición, negarme a cumplir órdenes directas.

— Volvemos a lo mismo, tendremos a un nuevo Alex en el escuadrón cinco —el general no me dice nada más, se dedica a escribir códigos en su comunicador de muñeca—. En unos instantes llegará, sigue siendo inteligente mientras tanto.

 

El Capitán Hansen da miedo, mucho miedo, ya había lidiado con él en la ejecución de Nico, informándome que de ahora en adelante no tenía que mencionarlo y simular que no existió, estaba temblando de miedo cuando no me hacía nada malo. Es demasiado viejo para su puesto, era un niño pequeño en la segunda guerra mundial y experimentó el cambio de ruta del régimen llegando a comer restos de comida y consiguiendo su puesto al ser descubierto en las peleas callejeras por comida que siempre ganaba, ninguna vez experimentó la derrota. Mueve sus pies lentamente rascando su barba roja con un tono más rosa por sus canas, con su mirada ya siento una profunda preocupación por mi vida.

— Alexander Volkov, segundo al mando del escuadrón cinco de Caetea y único miembro original de éste, no caben palabras para expresar el asco que me das, ningún castigo le haría justicia a semejante crimen, si fueras un pueblerino una ejecución sería más que suficiente. Pero… tú no eres un pueblerino de segunda, se supone que eres el modelo a seguir, el ciudadano perfecto, y eres otra mierda de persona apoyando a esas ratas hipócritas que quisieron aprovecharse de nosotros después de culparnos por todo.

— Capitán, el cadete ya entendió, no es necesario reiterarlo —el general Weber aboga por mí, un hecho que indica lo malo que se viene.

— Diré lo que se me dé la gana, ha cometido un crimen sin perdón de dios. Traicionaste al régimen, mereces ser reemplazado por alguien más competente y leal. Para tu maldita suerte, eres el primero en recibir una última oportunidad. John Mayers, el criminal recién llegado ha soltado la información, creemos que tiene un rango alto por los detalles de su información. Ya dijo lo que necesitábamos y no es útil. Es ahí donde entras tú, fracasaremos como una unión si dejamos que esas ratas asquerosas y venenosas expandan sus ideas peligrosas como la peste negra; hay que demostrarles a todos cuál es su lugar y cuál es su amenaza, y ¿quién mejor para demostrarlo que su ídolo? —tose en su pañuelo, ahora teñido de rosa, es tan viejo que las enfermedades lo alcanzaron—. Mañana a las seis de la tarde se llevará a cabo la ejecución oficial de John Mayers, y dos horas después se hará la ceremonia pública con otro prisionero aliado de Mayers.

— Pero, Capitán, usted dijo que sería en una semana…

— Y ahora digo que se hará mañana, ese criminal ya es un saco de basura y no quiero tener a este traidor en mi vista. Tienes hasta entonces para elegir bien, elegirnos a nosotros, si lo haces tendrás que hacer el doble de tu trabajo y lo pasaremos por alto, eliges al enemigo y date por muerto.


 

Estoy duchándome por la mañana, estoy a horas de elegir mi final, los demás me notaron preocupado y les dije que era confidencial, decirles que puedo volverme un asesino o que soy un traidor les impactaría de la misma forma y haría que ellos tuvieran que ser reemplazados, cuando el líder cae todo el escuadrón puede ser reemplazado. Debo mostrarme fuerte todo el tiempo. Puedo cargar camiones con una sola mano si me lo propongo, pero no puedo soportar que ambas decisiones me matarán, una por dentro y otra por fuera.




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