Fort Worth

Capítulo 3

Jack

No necesito preguntar para saber lo que Grace siente. A pesar de la distancia, la conozco demasiado bien; sé que está carcomida por los celos.

La forma en que fulmina a mi hermana con la mirada, como si deseara borrarla de mi lado cada vez que me roza, me causa una extraña diversión. Después de todo este tiempo, su esencia sigue intacta. Está celosa, sin sospechar que, durante todos estos años, mis pensamientos han estado monopolizados por una sola mujer: ella. Mi hermana, en cambio, conoce la verdad. Es la única que comprende la magnitud de lo que Grace significa para mí. Ella es mi brújula, una presencia constante, sin importar dónde me encuentre.

Termino de apilar las pacas de heno en el establo. Me levanto la camiseta y seco el sudor que me empapa la frente. Estrella relincha, y me acerco para acariciarle el lomo. Es mi yegua favorita, y parece intuirlo.

—Sabía que te encontraría trabajando —dice Henry, mi amigo. Levanto la vista y lo veo acercándose con dos cervezas en la mano. Me ofrece una, y la acepto, llevándola a mis labios para tomar un largo trago.

—Tengo mucho trabajo pendiente. Quiero dejar todo listo antes de la celebración.

Él asiente, con una sonrisa socarrona—. ¿Piensas llevar a alguien como acompañante? Y no me vengas con el cuento de Alisson, sabes a lo que me refiero.

—No veo por qué debería llevar a alguien, si no estoy saliendo con nadie.

—Verónica tiene una opinión diferente.

Maldita sea. Lo último que necesito es enredarme con ella. Solo quiero que me deje en paz.

Involucrarme con Verónica, cuando nunca despertó mi interés, fue el peor error de mi vida. Estaba desesperado por desterrar a cierta mujer de mi mente, por olvidarla. Pero fue inútil. Aún siento algo por Grace, y ahora esos sentimientos son más intensos que nunca.

Henry se despide con una palmada en la espalda al pasar detrás de mí, dejándome solo con mis pensamientos. Me aseguro de dejar el establo impecable antes de recoger mis cosas y marcharme. No me preocupa buscar a mi hermana; me había dicho que regresaría sola a casa. Esta noche me toca quedarme en el rancho.

***

Lo primero que veo al entrar al comedor es a Grace, la mujer que se ha convertido en una obsesión. A su lado, su prometido, sirviendo juntos la cena. Una imagen que me duele más de lo que estoy dispuesto a admitir. No puedo evitar acercarme, como un imán atraído por su polo opuesto.

Finge no notarme, pero siento su cuerpo tensarse cuando rozo su brazo al pasar. Un contacto mínimo, casual para cualquiera que nos observe, pero significativo para nosotros.

La bandeja en sus manos amaga con caer.

Cuidado —murmuro, con un hilo de voz.

Grace aprieta los labios y se aparta, como si mi cercanía la lastimara. Sus ojos se cruzan con los míos, y en ese breve instante veo el reflejo de lo que fue. Sé que aún siente algo, aunque se niegue a reconocerlo.

Mi amigo me invita a unirme a la cena, pero declino la invitación. No podría soportar la farsa. Me marcho, no sin antes regalarle una última mirada a Grace. Ahora está junto a su pareja, quien la rodea con un brazo protector. La sangre me enerva, no por celos, sino porque veo en sus ojos un amor que yo nunca podré ofrecerle.

Exhalo profundamente al cerrar la puerta a mis espaldas, y me dejo caer en las escaleras de la entrada, intentando procesar lo que siento. No imaginé que su cercanía me perturbaría de esta manera. Deseo dejarlo todo e ir por ella. Grace se ha convertido en una obsesión.

La noche transcurre en silencio, y me encuentro sentado en las escaleras, perdido en mis pensamientos. Me siento atrapado entre el deseo y la razón, sin saber qué hacer. Finalmente, decido que lo más sensato es volver a casa con mi hermana.

Me levanto, sacudo el pantalón, y justo cuando estoy a punto de marcharme, la puerta se abre. Grace está allí, con la mano sobre el pecho, los ojos cerrados, apoyada en la puerta, respirando con agitación. Ha salido a buscar un respiro.

La contemplo en silencio, anhelando que el mundo se desvanezca por un instante, para poder confesarle todo lo que guardo en mi interior.

Nuestras miradas se cruzan justo cuando ella abre los ojos.

El silencio se extiende. El viento juega con su cabello, y por un momento, la brecha entre nosotros parece esfumarse.

Doy un paso adelante. Ella no se mueve.

—No deberías haber venido.

Se queda estática, pero no se va. No me atrevo a tocarla, a menos que ella quiera que lo haga.

Algo en su mirada me dice que no todo está acabado entre nosotros, que en lo más profundo de su alma, aún siente algo por mí.

—Buenas noches, Jack —dice, con la voz ligeramente temblorosa.

—Buenas noches, Grace —respondo, con la certeza de que este no será el final de nuestra historia. Que después de esta noche, algo entre nosotros habrá cambiado.

No necesito tocarla para saber que sigue siendo mía en lo más recóndito de su alma, a pesar de que ahora pertenezca a otro.

🫐

Para avisos, noticias o adelantos sobre la historia sígueme en mis redes sociales.

Instagram: nanygonzzz | Twitter: nanygonzzz

TikTok: nanygonzzzz



#4692 en Novela romántica
#1399 en Chick lit

En el texto hay: romance, cowboy, celos amor

Editado: 21.10.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.