Gritándole al cielo

Deseo... Una famila

31 - diciembre - 2010
Noche vieja...

-¡Vamos Laia! -gritó una voz de fondo, su voz era animada- nos esperan tus padres -si... Hoy hacen las campanadas.

Las campanadas y la familia reunida...

-Hija que alegría verte aquí -me abrazó mi madre con una sonrisa, seguidamente me adentró al salón junto a Gina.

En el salón se encontraba toda la familia, la suerte que tiene mis padres, es que tienen una casa bastante grande, la cual es un chalet muy grande, una sonrisa apareció en mi rostro, una sonrisa de añoranza.

Risas, fiesta...

Había muy buen ambiente y muchas risas, entre la familia, yo estaba en la mesa sentada junto a Gina, ella era mi único apoyo de amistad que tenía aquí, poco de los amigos de Dennis se interesaron por mi bien cuando él murió. Apenas tres minutos antes de las campanadas, sonó el timbre, mi madre fue a abrir y a los segundos apareció con un chico que no sabía quién era, se sentó a mi lado y se sirvió las doce uvas, y cuando iba a preguntar quién era, empezaron los cuartos y seguidamente las uvas.

Deseo... Una familia, mi hija y mi marido

Abrí los ojos y ya no tenía uvas, había terminado ya las doce uvas, todos nos dimos el feliz año nuevo, también me lo dio ese chico tan misterioso, este me miró emocionado y sonrió de oreja a oreja.

-¿De verdad no sabes quién soy? -me preguntó, a lo cual negué este se desilusionó, pero volvió a sonreír con alegría- lo entiendo, han pasado doce años -explicó, yo estaba pensativa intentando averiguar quién era- soy tu amigo de la infancia, ambos jugábamos en el parque y nos hacíamos pasar por novios -dijo con una sonrisa tierna, mis ojos se abrieron de golpe.
-¡Jaime! -mis ojos se llenaron de lágrimas de la emoción, me lancé a abrazarlo, este también me abrazó con fuerza.

Nos pasamos toda la noche hablando junto a Gina, ya que ella lo conoció el último año que estuvo en la ciudad, ya que cuando tenía nueve se tuvo que marchar a Los Ángeles, y por fin a vuelto a Valencia, estaba muy contenta.

-Laia esto era sorpresa por parte de tu madre -rió bajo, se veía mucho más atractivo, tiene el pelo castaño y algo largo, con mechas rubias, ojos verdes e iba vestido muy bien vestido, unos vaqueros rotos, una camisa blanca ajustada que se le marcaba bien los brazos, va muy guapo- a enhorabuena por tu embarazo -sonrió- sé que es un momento difícil para tí así que tienes mi apoyo para todo -dijo dándome un abrazo.
-Gracias Jaime -correspondí a su abrazo gustosa.

Cuando terminó la cena y la fiesta en casa de mi madre, yo salí de casa de estos acompañada por Gina y Jaime, a ambos les propuse que se quedarán en mi casa a pasar la noche, estos aceptaron, nos dirigimos al coche, subí al asiento del piloto y espere a que ambos subieran, Jaime subió al copiloto y Gina a la parte de atrás en el centro. Arranqué y llegamos a los diez minutos a mi casa, aparqué en el garaje y salimos, seguidamente entramos en mi casa, Jaime miró a todos lados, asombrado, se fijó en la única foto que había de Dennis y mía, esa foto fue de nuestra luna de miel.

-¿Es él? -preguntó Jaime asombrado al ver solo esa foto.
-Si, el resto las tuve que guardar, porqué me afectaba verlo en todos sitios y que no esté a mi lado -confesé con tristeza.
-Tranquila Laia -sonrió con cariño y besó mi frente- nos tienes a nosotros.
-Lo sé Jaime -sonreí tranquila, ellos me relajan.

Gina se quedó en la habitación de invitados Jaime propuso quedarse en el sofá, me sabía mal así que le dije que podía dormir conmigo, este se quedó de piedra.

-No importa Jaime -sonreí con tranquilidad- sé que no me vas a hacer nada, por eso confío en ti -le confesé con alegría.
-Esta bien Laia -dijo con tranquilidad y se metió en la habitación.

Después de que cerrará la puerta, fui al salón y me senté mirando la foto de Dennis, suspiré entristecida y saqué del cajón de la mesa del salón, papel, un sobre y bolígrafo, decidida a escribirle un a carta.

"Querido niño mío;
Ya hace cuatro meses desde que te fuistes, tengo todas las fotos guardadas en un baúl, para que en el futuro, nuestra niña te conozca.
Hoy ha venido a verme un amigo de la infancia a verme, se llama Jaime, siéndote sincera, de pequeña me gustaba mucho. Pero lo olvidé con el tiempo de que se fuera a Los Ángeles, te lo cuento para que sepas porqué te hablo de él, ahora él dormirá esta noche conmigo, me sabe mal que duerma en el sofá, se me que no me hará nada, así si pasa algo él estará a mi lado.

No me sueltes, que contigo cada día era diferente, aunque no estés quiero estar estar contigo, eras por lo que vivía y la brújula que guiaba mi camino.
Te amo.
PD: Siempre estaré a tu lado 
Firmado: Laia "Tu niña"

Escribir eso me provoco ganas de llorar, pero me contuve, tenía que hacerlo, no quería parecer débil ante nadie, siempre que hay alguien me hago fuerte, no quiero que me vean lo rota que estoy.
Me quedé parte de la noche en vela, cuando por fin me entró el sueño, me dirigí a la cama y me tumbé dándole espacio a Jaime, para que no se sintiera incómodo, por todo.

-Mis princesa -decía mientras besaba mi pelo, ambos estábamos tumbados en la cama, yo apoyada en su pecho.
-Dime amor -susurré con cariño en la voz.
-Eres lo mejor que tengo y que siempre tendré -susurró con la voz ronca, estaba cansado.
-Tu también lo eres vida -besé su pecho y sonreí con alegría, con él todo era perfecto.

Abrí mis ojos de golpe, miré el reloj, las 12:35 a.m abrí mis ojos de golpe, Jaime no estaba en la cama, me levanté rápidamente y salí con rapidez encontrándome a Gina y Jaime hablando con mi madre, los tres estaban hablando muy animadamente, yo me dirigí con tranquilidad a la cocina haciéndome un zumo de naranja y unas tostadas, sonreí con hambre mientras se hacían las cosas.

-Laia ¿Que tal has dormido? -preguntó mi madre con alegría.
-He vuelto a soñar -sonreí con tranquilidad- pero he dormido muy bien -dije con tranquilidad mientras preparaba la mermelada y la mantequilla en la tostada.
-Me alegro Laia -sonrió pero se le notaba algo preocupada.
-Estoy bien mamá -rodé los ojos poniéndolos en blanco.
-Sabes que no puedo evitar preocuparme -suspiró con tristeza.
-Ya lo sé -sonreí y la abracé con fuerza.




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