Halftime Show

CAPITULO 12

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En otra vida
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Elijah.

Escaneé el lugar y seguí a la mujer por el pasillo una vez me recibió. No quería hacer esto, pero por alguna razón, sentía que se lo debía a mi hermano. Él tomó las riendas del negocio cuando yo me volví mierda y se lo pagaría no dejando que algo que amaba se viniera a la mierda como estaba a punto de suceder.

— Jacob. —la mirada del hombre no se fijó en la mujer a mi lado al escuchar la voz, sus ojos verdes completamente ausentes de emoción, se posaron en mí escudriñándome con fuerza. —Te buscan.

— Claro, Maggie. —se puso de pie, encaminándose en nuestra dirección. —Déjanos solos, por favor. —la mujer asintió y dándome una breve mirada, salió de la habitación dejándome con el padre de Elena. —No creo estar tan viejo aún como para confundir el nombre de Edward con el tuyo.

Me encogí de hombros. —Puede que sí. —enarcó una ceja.

— Bueno, creo que Elena es demasiado sensata como para meterse con el Brown menos...adecuado. —me reí. —Mi hija no está saliendo contigo. —no dije nada, solo me limité a no eliminar lo sonrisa de mi rostro. —¿O sí?

— No te preocupes, Williams. —me acerqué tendiéndole la mano. —Tu futuro yerno será un Brown, pero no seré yo. —me encogí de hombros mientras miraba como tomaba el saludo. —A menos a que tengas una hija perdida que quiera asentarse conmigo.

— Sigues siendo el mismo irrespetuoso de hace diez años, pequeño Brown. —tomé mi mano de vuelta. —¿Por qué Edward no está aquí?

— Se enfermó.

La sonrisa apareció en su rostro. —¿Sí? ¿En menos de un día?

— Ya sabes que el clima de la ciudad no colabora. —sonreí a la par. —¿Comenzamos?

— No me hagas perder mi tiempo, Elijah. —se giró y caminó de vuelta a su lugar, inclinando su mano invitándome a tomar asiento frente a él. —¿Qué sucede?

— Exclusividad con tu distribuidora un año completo. —dije sentándome. —Obtienes el diez por ciento con posibilidad de renovación del contrato si todo sale bien.

— ¿Qué les hizo Jeremy? —inquirió haciendo que me removiera incómodo. —Todos en el mercado sabemos que ustedes tenían un contrato, y no creo que mi hija hubiese llamado de no ser algo grande pasando.

— Nuestros negocios no te interesan.

— Lo harán si me estoy metiendo en medio de una guerra entre los Brown y los Campbell. —estableció. —He hecho mi negocio solo, Elijah. Sin ayuda de nadie. —me recalcó lo que ya sabía. —Y he crecido sin peleas. No tengo el primer lugar en la industria, pero si uno significativo y creo ser el único que jamás ha salido en un escándalo público. No quiero verme involucrado en ese tipo de cosas.

— Lo que suceda con los Campbell no tiene que afectarte. —dije suspirando. —Solo serás nuestro proveedor.

— Y mi hija tiene una relación con tu hermano, hay un conflicto de intereses.

— A quien tu hija meta en su cama y en su vida no es tu maldito problema. —sus ojos llamearon con furia. Estaba harto de padres ausentes creyéndose con derechos sobre sus hijos. —Si has llegado aquí es porque eres sensato igual que ella, así que debes saber que si no haces negocios con nosotros el siguiente en la línea es Harrison, tu mas grande competencia. —se tensó. —Si él tiene a los Brown de su parte tu negocio se iría a pique porque el equilibrio que has mantenido se iría a la basura.

— No sabes eso.

Reí. —Claro que lo sé. —me acerqué a él inclinándome en el escritorio. —No soy un niño, Jacob. Hago mi trabajo y no sé si te has percatado, pero soy el número uno. Consigo oro donde muchos no lo han logrado, no estoy en ese puesto por mi linda cara. —suspiré. —Brown Hotels se extenderá a Europa en cinco años. —revelé. —Y se fusionará con Heavenly en el proceso. —sorprendido, permaneció en silencio. —No solo haces tratos con el negocio que tu viejo amigo dejó atrás, haces negocios con los que sus hijos han construido, y creo que eres consciente de lo que eso significa.

— Tendrán el mercado completo. —asintió. —Están arriesgando mucho, Elijah. Esto no es juego, podrían perderlo todo en el proceso.

— Me gusta tomar riesgos. —sonreí. —Voy a ser claro porque no me gusta vacilar, eres la persona correcta para el negocio y esto va más allá de lo que en cinco o diez años podrás conseguir, somos tu vía para el puesto numero uno.

— ¿Cuál es tu insistencia y tu ambición por ese lugar?

— Porque es de mediocres conformarse con el numero dos cuando sabes que puedes obtener el primero con dedicación y riesgos.

— ¿De cuanto dinero estamos hablando? —me apuntó con el lápiz en su mano. —Dame cifras y pensaré en hacer un trato, no por un año, sino por cinco.

— No te ofrecí cinco años.

Se encogió de hombros. —No soy idiota. —dejó de lado su juguetito. —Mientras que tú tienes tus riesgos yo tengo la experiencia, no voy a dejar que me botes en un año cuando te serví para salir del apuro.

— No me agradas. —dije impasible.

— El sentimiento es mutuo. —sonrió. —Y es porque eres demasiado igual a mí.

— No te lo niego. —acepté. —Pero yo si dejo salir mi sed de poder y me ha dado frutos, si quieres te enseño como hacerlo. —me burlé, relajándome un poco.

— Las cifras.

— Un año con el diez por ciento. —repetí. —No solo de Brown Enterprise, sino que seis meses después de firmado el contrato si todo sale bien yo me ofrezco a tomarte como único proveedor de mi negocio, necesito tecnología de calidad. Tal vez Edward haga lo mismo. —cuando deje de ser un idiota.

— Tres años y el veinte.

— Dos años y el quince.

Permaneció en silencio durante un par de minutos y luego asintió. —¿Cuándo firmamos?

— Mañana te llegará el contrato. —oculté el atisbo de sonrisa que intentó aparecer. —Te enviaré los datos para que quedes seguro de con quien y en qué te estás metiendo.




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