Inefable

Capítulo 11

Bajé las escaleras y llegué al sótano, pero al darme vuelta la figura de Kaden apareció detrás de mi cerrando la puerta, dejándonos encerrados, solos y excitados ¿cuál va a ser el resultado de esta ecuación?

- ¿Qué haces?- pregunté manteniendo la distancia, pero no duró demasiado, él se acercó a mi tomando mi cintura y volviendo a acorralarme contra la pared, apoyó su frente contra la mía respirando agitado al igual que yo

- ¿En serio vas a dejarme así?-

- Jode ¿verdad?- así me sentía yo cuando él lo hacía, la diferencia es que yo no fui lo suficientemente valiente como para hacerle frente.

- ¿Es tu forma de vengarte?- nuestras narices se rozaban al igual que nuestros labios, nuestros cuerpos estaban muy cerca y podía respirar el mismo aire que él, tuve que acudir a todo mi autocontrol para contestarle con palabras en vez de dejar que me folle a su gusto, esto es más complicado de lo que pensé.

- Tal vez-

- ¿Y crees que eso solucionara algo? ¿Crees que dejaremos de sentir esto?-

- No lo...-

- Porque te aseguro que si no te follo en este momento, lo haré mañana, o pasado... pero voy a hacerlo y tú también lo sabes ¿no es así? ¿O acaso tu no quieres?- ¿Qué si no quería? Moría por dejarme llevar con él, quería que me haga de todo, mi verdadera traba era... ¿Qué sigue después?

- ¿Para qué? ¿Para qué después me ignores y actúes como si nada pasara? No, gracias-

- ¿Esa es tu patética excusa, estorbo? ¿Por eso quieres tratar de frenar tus deseos?- nuestros cuerpos están prácticamente rozándose, nuestros labios igual, su aroma me obliga a cerrar los ojos para concentrarme, pero no le veo sentido, arrugo la nariz cuando sé que tiene la razón ¿En serio quiero frenarme, actuar como si esto que siento cuando él está cerca no existe? ¿Por qué no lo disfruto y ya? Porque sabes cómo te sentirás después si él vuelve a hacer lo mismo.

- Jode ¿verdad?- vuelvo a mirarlo cuando usa mis palabras contra mí, maldito Kaden- Jode que yo tenga razón, te molesta no poder tener el control cuando estás cerca de mí, te molesta no poder ignorar lo que le pasa a tu cuerpo, porque sé que quieres esto tanto como yo- claro que lo quiero, pero no me desarmare frente a ti tan fácil. Como si nada pasara, llevó sus labios a mi cuello y comenzó a besar mi piel tal como lo había hecho hace un par de días, y generó la misma reacción en mi como la otra vez, eché mi cabeza para atrás y cerré los ojos, mientras sentía sus deliciosos labios recorrer mi piel con sus besos húmedos gemí levemente sin poder evitarlo.

- Pero ¿sabes qué?- dijo apartándose para volver a poner su mirada en mí- Dejaré que te lo pienses, porque conmigo no dudas Caddie, lo haces- me robó un beso que me dejó estática y se fue por donde había venido.

Mierda, eso fue demasiado intenso. No pude hacer otra cosa que acostarme en el sillón aún sonrojada y respirar profundo, ¿Qué voy a hacer ahora? Tengo en claro muy pocas cosas, pero una de ellas es que deseo a Kaden con todas mis malditas ganas, tal vez si no me atrajera tanto esto sería más fácil, pero para mi mala suerte lo hace de formas sorprendentes, su solo acercamiento me provoca cosas, y ni hablar de sus besos o sus palabras, o su forma de mirarme.

De acuerdo lo entendimos, quieres que te folle, anotado.

Sí, quiero. Me hubiera resultado tan fácil decirle esas palabras y dejarlo seguir sin culpas pero por eso no lo hice, porque lo fácil e impulsivo puede terminar mal. Pero ¿qué debo pensar? Las opciones son sencillas, hacerle caso a mis hormonas y entregarme a él de una vez por todas o escuchar a mi parte racional y reprimirme hasta el fin de los tiempos.

Horas más tarde...

El silencio me despertó, sí, sé que suena raro, pero me había quedado dormida sobre el pequeño sillón con tanto bullicio y ruidos tan molestos, que cuando la casa quedó vacía y en tranquilidad, abrí los ojos. Mierda, ¿abran notado mi ausencia? ¿hace cuanto tiempo se fueron los invitados?

Me levanté lentamente para abrir la puerta del sótano y subir las escaleras, me dirigí directamente a mi habitación, no sin antes pasar por el cuarto de cierto señorito, me sentía una maldita acosadora pero eso no me impidió hacerle caso a mi impulso de abrir la puerta, supuse que estaría acostado en su cama durmiendo, pero no estaba allí ¿A dónde te fuiste imbécil sexy y escurridizo? ¿Desapareces otra vez después de la escenita de ayer? Rodé los ojos y cerré la puerta, caminé hasta mi habitación y me encerré en ella, pero no me acosté en la cama, en cambio abrí la ventana y asomé mi cuerpo disfrutando de la suave brisa. Apenas estaba amaneciendo, y podía ver el sol listo para salir e iluminar el horizonte, aún con la ventana abierta me desvestí y me puse el uniforme, después de todo, no faltaba mucho para que comience mi horario de trabajo. Me acosté sobre la ostentosa cama mirando hacía la ventana. No sé cuantos minutos pasaron pero cuando el sol ya estaba en lo alto unas vocecitas entraron gritando a mi habitación.

- ¡Caddie! ¡Caddie! Despierta- gritó Melody emocionada ¿Qué se traía ahora esta pequeña?

- ¡Estoy despierta, lo juro!- me incorporé de la cama sonriéndole a los dos diablillos mientras me posicionaba a su altura, Melody gritaba emocionada y Carl me miraba expectante con una sonrisa en sus labios, eran tan diferentes en cuanto a personalidad que se complementaban de forma perfecta




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