Eran casi las dos de la madrugada y yo me encontraba dando vueltas en la cama, por alguna razón no conseguía conciliar el sueño y ya me estaba hartando de intentarlo. Bufé rendida mientras me pasaba las manos por la cara en signo de exasperación, decidí que lo mejor sería bajar hasta la cocina y tomar un té tranquilizante, tal vez de esa forma podría dormirme finalmente. Apoyé los pies en el piso y bajé de la cama para comenzar a caminar hacia la puerta y bajar las escaleras.
Al llegar a la cocina, coloqué el saquito de té dentro de la taza que tenía delante mío mientras el agua se calentaba, tan solo me atreví a encender una pequeña luz que provenía de una lámpara que había en la cocina, justamente estaba allí para utilizarla en estos casos, así que con esos pequeños destellos de claridad y la luz de la luna que entraba por la ventana, me las arreglé.
A los pocos minutos pude sentarme en la mesada de la cocina y comenzar a beber el caliente líquido. Segundos después alguien abre la puerta de entrada provocando que me sobresalté en el asiento ¿Quién puede abrir la puerta en mitad de la noche? Descarté la idea de que sea otra persona que no forme parte de la familia, porque definitivamente contaba con las llaves de la casa.
Apoyé la taza sobre la mesa y me asomé para poder ver la entrada. Divisé a Kaden quejándose por lo bajo mientras cerraba la puerta detrás suyo. Creí que estaba en su habitación, durmiendo como cualquier persona normal, pero al parecer no era así.
- Kaden- lo llamé susurrando, no quería levantar a nadie. Se dio la vuelta para encontrarse con mi mirada curiosa y se acercó a mí lentamente hasta quedar en frente mío.
- ¿Qué haces aquí?- preguntamos ambos al unísono, me crucé de brazos tomando una posición a la defensiva. Había llegado en medio de la noche a su casa cuando todos creían que estaba durmiendo en su habitación y él pretende buscar explicaciones por mi parte.
- Es mi casa, estorbo ¿recuerdas? - rodé los ojos y bajé mi mirada hasta que cayó en sus manos. Contuve el aire y abrí los ojos con sorpresa. Sus nudillos estaban completamente destrozados, tomé sus manos antes que las apartara.
- ¿Qué pasó Kaden?- pregunté temblorosa ante la imagen cuando volví a dirigir mi mirada hacia él, estaba por demás decir que se había metido en una pelea. Apretó la mandíbula y desvió su mirada hacia cualquier otro punto que no sea yo.
- Nada, no interesa- tendió a irse pero me coloqué enfrente suyo para detenerlo.
- Si interesa, pensé que estabas durmiendo, no que te estabas moliendo a golpes- aproveché ese segundo para inspeccionar su cara, por suerte no percibí ninguna lastimadura allí. Busqué su mirada durante unos segundos hasta que dejó de evitarme. Sus ojos verdes cayeron en los míos, suspiró y habló.
- No ha pasado nada Caddie. Buenas noches- se volvió a dar la vuelta pero esta vez lo tomé del brazo, no iba a dejar que se fuera así.
- Al menos déjame curarte eso, de otra forma estarás peor mañana- segundos después asintió lentamente, mirándome incrédulo, y nos dirigimos al baño.
Al llegar al baño, cerré la puerta y le indiqué que se sentara, hizo lo que le pedí mientras yo buscaba el alcohol y el algodón para poder desinfectar sus heridas. Aparté mi cabello del camino colocando los mechones detrás de mí oreja y me arrodillé frente a él para tomar su mano. Subí mi mirada hacia él y noté que Kaden parecía completamente pendiente de cada movimiento que yo realizaba, como si se tratara de algo extraordinario.
- No tienes que hacer esto- dijo
- Cállate- le pedí
Comencé a pasar el algodón húmedo sobre las heridas abiertas de sus nudillos de la forma más delicada que pude lograr, una expresión de dolor que no pude evitar apareció en mis facciones, no me quería imaginar lo que debía dolerle eso, pero al subir mi mirada hacia él noté que ni siquiera se inmutó, ni un destello de dolor cruzó por su rostro, tan solo estaba observándome con esa cara de Póker que acostumbraba a llevar.
Tomé su otra mano y repetí el proceso, dedicando mi atención a hacer mi trabajo y no a su delicioso aroma que comenzaba a invadir todos mis sentidos. Suspiré después de vendar sus manos cuidadosamente antes de terminar. No me había dado cuenta de que una pequeña lágrima había rodado por mi mejilla antes de que Kaden levantara mi mentón y quitara la lágrima con su pulgar dándome una dulce caricia, tan solo imaginarme una pelea me dejaba un vacío en el estómago y un gusto amargo en la boca, la violencia no era lo mío, apenas podía resistirlo, y ver a Kaden en esa situación no me agradaba en lo más mínimo.
Sus ojos verdes parecían traspasarme cuando volví a dirigir mi mirada hacía él como consecuencia de su contacto. La tensión comenzó a crecer en el aire, se había acercado a mí haciendo que nuestras narices se rocen, al igual que nuestros labios.
Mi corazón se aceleró de inmediato, a pesar de la situación quiero besarlo, he estado todo el día recordando sus besos y solo quiero volver a sentir sus labios contra los míos, además digamos que su forma de mirarme no ayuda a que yo me abstenga de hacerlo.
Entreabrí los labios segundos antes de que él me bese, correspondí el movimiento de su boca al instante, besándolo profundamente, había querido hacer esto desde que empezó el día. Me senté a horcajadas de él mientras me aferraba a su cuello y seguía besándolo sin descanso. Me apretó aún más contra él y gemí levemente contra sus labios, lo que lo hizo gruñir. Pudimos separarnos segundos después para quedar en silencio al tiempo que intentábamos volver a respirar con normalidad.
- No llevas nada bajo el pijama- dijo de repente, me sonrojé sin poder evitarlo.
- Lo sé- contesté cuando él me sonrió antes de tomarme nuevamente para volver a besarme a su gusto.
- Gracias- pronunció momentos después. Volví a mirarlo mientras acariciaba su cabello rubio.