Dos meses después…
La muerte de mi padre aún ronda en mi cabeza, haciendo que llore en ocasiones, pero la compañía de Kaden y de mis amigos, acompañada de la promesa que le hice a mi familia, me permitieron seguir adelante a mi ritmo. Kaden me había obligado a salir de la cama luego de la primer semana, también me había obligado a comer otra vez, hemos tenido muchas discusiones pero el problema no era él, solo eran peleas producto de mi dolor, pero a pesar de todo él no se fue, se quedó conmigo y eso es lo que había necesitado en ese entonces. Las charlas y llantos con Destiny y Kevin me habían ayudado a despejarme hasta que el dolor fue disminuyendo poco a poco.
Hoy el sol brilla de manera esplendida y he retomado las tareas de la casa semanas atrás, cuando decidí que ya era tiempo de volver a la normalidad. Luego de que los niños consigan sonrisas de mi parte con sus ocurrencias en el desayuno come
ncé a limpiar en la cocina.
- Miren a quien me encontré aquí, mi pequeño y hermoso estorbo personal- dijo Kaden mientras se acercaba a mí para besar mis labios de esa manera que consigue volverme loca.
Sonreí sobre sus labios y me aferré a su cuello para profundizar el beso, el sonido de nuestros labios fundiéndose hace eco en la cocina mientras Kaden me toma del trasero para subirme a la mesada y posicionarse entre mis piernas haciendo que yo sienta su dureza contra mí, gemí ante la punzada en mi parte sensible.
- ¿Por qué esto no me sorprende?- pronunció la voz de Mark Nicolson en la puerta de la cocina.
Abrí mis ojos estática, como si moverme fuera a empeorar la situación, mierda, ya me veía con mi ropa en la calle. Mierda, mierda, mierda ¿Qué voy a hacer? No hay excusa que valga, ya me ha visto gimiendo sobre la boca de su hijo. Puta madre. Me bajé de la mesada rápidamente acomodando el uniforme mientras pensaba en algo que decir.
- Vete - dijo el padre de Kaden mirándome a mí, bajé la mirada y me dirigí hacia fuera de la cocina cuando Kaden habla provocando que yo me detenga.
- No pienses ni por un segundo que puedes tratarla así en frente mío, tu eres el que debería irse, no es de tu incumbencia lo que yo esté haciendo con ella- dijo enfrentándose a su padre.
Son prácticamente de la misma altura, aunque Kaden le lleva unos míseros centímetros. Vi que cerró su puño haciendo que sus nudillos se pongan blancos al tiempo que su mandíbula se tensa. Lo tomé del brazo y lo aparté unos centímetros de la cercanía de su padre, quien lo mira sin expresión alguna, porque sé que puede darle una paliza en cualquier momento, al sentir mi tacto sentí su puño relajarse en mi mano, aún sin despegar la mirada de su padre.
- Estás muy equivocado si crees que voy a permitir algo como esto en mi casa- volvió a hablar el señor Nicolson, yo aún sigo esperando que la tierra debajo de mis pies me trague para no aparecer nunca más. La tensión ya empieza a sofocarme.
- No dejaré que la eches- advirtió Kaden con un tono de voz que irradia ira. Su padre bajó su mirada hacia mí.
- ¿Te importaría dejarme a solas con mi hijo?- preguntó irónico, volví mi mirada a Kaden y él me asintió lentamente, ese fue mi paso para irme de la cocina. Todo se ha jodido, y no tengo idea de cómo vamos a arreglar esto.
Me encuentro en mi habitación caminando rápidamente mientras muerdo mis uñas, la espera me está matando y prácticamente estoy lista para comenzar a armar mi bolso. Siempre habíamos encontrado la manera de que nadie sepa de lo nuestro, justamente para evitar que pase esto, la única que lo sabe es Jessie y confiamos en ella, el señor Nicolson tan solo me ha pillado con las manos en la masa, o mejor dicho, con las manos sobre su hijo. Mierda, esto está mal.
Los minutos siguen pasando, el reloj sigue corriendo y yo continuo dando pasos desesperados sobre el piso de mi habitación, levantó mi vista alarmada cuando escuchó la puerta de mi habitación. Kaden entra sin decir nada, lo primero que hago es bajar mi mirada hacia sus nudillos.
- No le he pegado- dijo leyendo mis pensamientos- No sé cómo lo he hecho pero me he resistido- dijo acercándose a mí, continúe observándolo tratando de buscar respuestas en sus movimientos, pero solo puedo percibir que sigue enfadado. Voy directo a abrir la puerta del vestidor y comienzo a sacar la ropa de allí, es evidente que me han despedido- ¿Qué crees que estás haciendo, Caddie? ¿Acaso has perdido la cabeza?- preguntó mientras me tomaba de la cintura.
- ¿De qué hablas?-
- ¿Por qué estás vaciando el vestidor?- preguntó
- ¿No me han despedido?- pronuncié atónita
- No, estorbo. Deberás seguir durmiendo a mi lado- respondió divertido
- ¿Cómo lo lograste?- es que este chico es increíble
- Aún no conoces mis tácticas para conseguir lo que quiero- me sonrío de lado- Aunque no creo que pueda mantenerse así por mucho tiempo, de seguro me obligará a hablar con él otra vez, pero no voy a dejar que te despidan- aseguró, parpadeé varias veces como intentando asimilar que todo seguía casi igual.
- ¿Entonces seguimos estando juntos?-
- ¿Acaso lo dudas?- dijo rozando mis labios, el alivio me trajo de vuelta el alma al cuerpo.
Me aferré a su cuello y comencé a besarlo con todas mis ganas acumuladas, de verdad creí que iban a despedirme. Kaden respondió el beso con la misma desesperación que yo, moví mi boca contra la suya disfrutando cada pequeño segundo de ese mágico beso.
Luego de unos minutos sin poder separarnos Kaden me tiró sobre la cama, y dejó un último beso sobre mis labios para después incorporarse. Lo miré confundida y él saco algo de su bolsillo que no pude ver.
- Siéntate- me indicó suavemente, hice lo que me pedía y sentí que él se posicionaba detrás de mí. Segundos después un collar brillante con una letra K plateada escrita en una hermosa cursiva aparece frente a mis ojos, contengo el aire y abro mi boca con asombro.