Siete meses después…
De verdad odio tener que volver a esto. Casi me había olvidado cómo se siente la necesidad desesperada de buscar trabajo.
Luego de la muerte de mi madre meses atrás tuve que hacerme cargo de Jasy por completo, es como tener un hijo, ni un solo momento de estos meses ha sido sencillo. La muerte de mi madre ha desbastado todo, lo único que me obliga a levantarme cada día es la obligación de cuidar de mi pequeño angelito.
No aguante más de un mes en la casa de los Nicolson luego de que Kaden se fuera. Mi tiempo de trabajo en esa casa que me traía tantos recuerdos que sencillamente me lastimaba, cada rincón de esa casa era un recordatorio de que la persona que amé con locura ya no estaba. Por suerte, mi trabajo allí me había servido para sustentar todos los gastos durante meses, pero ya no más y conseguir un nuevo trabajo se estaba haciendo mucho más complicado que la última vez, porque no me basta con un trabajo de medio tiempo en cualquier lugar, necesito conseguir un trabajo que me otorgue un sueldo digno, porque ahora también debo tener en cuenta todas la necesidades de Jasy. Me he visto obligada a madurar de repente, y llegado este punto ni siquiera siento que mi vida me pertenezca.
Kaden, como me gustaría que estés aquí conmigo, no te imaginas cuanto he necesitado de tu compañía todo este tiempo, cuanto te he necesitado a ti, me has hecho tanta falta… Aún te sigo pensando todos los días mientras tú de seguro te has olvidado de mí por completo, hasta incluso debes estar casado para esta fecha.
Tengo tantas ganas de llorar este último tiempo que algo inaudito, me siento desbordada en tantos sentidos…pero mi prioridad es Jasy y lo seguirá siendo hasta que pueda darle estabilidad.
- Caddie- me llama el pequeño
- ¿Qué pasó cariño?- pregunto dándome la vuelta y agachándome para quedar a su altura.
- ¿Te iras hoy otra vez?- pregunta
Este niño ha pasado por tanto en su corta vida, la muerte de sus dos padres, uno por un paro cardiaco y el otro por depresión severa.
Todo es tan doloroso, me siento tan perdida, pero debo ser fuerte, debo ser fuerte por él, para que sienta que en la vida hay mucho más que esto. Lo he visto sufrir tanto, tener pesadillas, pasar noches sin dormir, mantenerlo abrazado a mi cuerpo hasta que el llanto de ambos cese. La vida nos está golpeando fuerte.
- Sí, pero Desty y Kevin vendrán a cuidarte, te gusta pasar tiempo con ellos ¿verdad?- trato de sonreírle a medida que acaricio su delicada mejilla cuando un destello de sonrisa surca su rostro.
- Si- admite sonriendo- Son divertidos, siempre me hacen reír- ay esos dos santos que tengo como amigos, de verdad me encontraría tirada en un pozo si no fuera por ellos dos. Le doy un pequeño beso en la frente a Jasy y lo abrazo- Gracias Caddie- susurra en mi oído. Y tan solo con esas palabras, con que me sonría como lo está haciendo, sé que todo este esfuerzo y sacrificio vale la pena.
- Gracias a ti por seguir sonriendo para mí, eres un niño muy fuerte- le digo mirando sus brillantes ojitos
- Lo he aprendido de ti- le sonrío con lágrimas en los ojos cuando el sonido del timbre retumba en toda la casa.
Me incorporo y me acerco a abrir la puerta. Las dos figuras de mis amigos me miran con una sonrisa y ambos se acercan a abrazarme, les devuelvo el abrazo agradecida.
- Gracias por hacer esto, de verdad-
- ¿Cuántas veces debo decirte que no nos agradezcas? Estamos aquí para ti ¿sí?- dice Desty.
- Mejores amigos por siempre ¿recuerdas?- continua Kevin, asiento mientras limpio mis lágrimas otra vez, toda la situación que vivo día a día me ha convertido en una persona que no puede parar de llorar ante la más mínima emoción, y de verdad no me gusta, pero las lágrimas solo brotan sin descanso.
- ¡Tía Desty, tío Kevin!- Jasy grita las palabras mientras corre a su encuentro.
Kevin lo alza en brazos con una sonrisa y mi amiga la revuelve el pelo como siempre hace, a ambos se les ilumina la cara cuando lo ven, y yo solo consigo sonreír. Me doy cuenta de dos cosas: Desty y Kevin serán grandes padres algún día, y Jasy es una pequeña luz de esperanza en nuestras vidas, ese niño es sumamente especial.
- ¿Qué onda, campeón?- comienza Kevin, siempre lo ha llamado por ese apodo.
- ¿Ya desayunaste, pequeño?- continua Desty mientras ambos entran a la casa.
- Veo que ya se pusieron cómodos- les sonrío- Debo irme, no duden en llamarme cualquier cosa, Jasy pórtate bien ¿sí?- por más que el niño sea un angelito nunca está demás la aclaración.
- Estaremos bien, Diddie. Ve tranquila, llama cualquier cosa- me dice Desty antes que yo le susurre un gracias, tome mis cosas y salga de casa.
Mis días se basan en la misma rutina, pasar todas las mañanas dejando mi curriculum en cualquier lugar al que pueda aplicar y en donde crea que el sueldo valdrá la pena, he tenido varias entrevistas, pero ninguno de los trabajos vale la pena como para dejar a Jasy durante todo el día por un sueldo de porquería que no me serviría para nada.
Llevo unos treinta minutos caminando sin descanso por las calles atenta a cualquier cartel que indique que en el lugar se necesita un nuevo empleado cuando mi teléfono comienza a sonar, ni siquiera miro el identificador, me paro de seco en medio de la calle porque lo primero que pasa por mi cabeza es que a Jasy le ha ocurrido algo. Atiendo el teléfono a la velocidad de la luz con las manos temblorosas.
- ¿Hola?-
- Buenos días, ¿me comunico con Caddie Duval?- dice la voz elegante de una chica al otro lado de la línea.
- Si, con ella habla- contesto rápidamente mientras comienzo a caminar otra vez dando pasos lentos.
- Me estoy comunicando con usted porque estoy viendo su curriculum en este momento, y creo que podría ser la indicada para el puesto que estamos buscando, ¿le interesa coordinar una entrevista?-