CHRISTOPHER ROSS
No puedo creer que ese malnacido que decía ser amigo de mi nena, venga aquí a decirle una mentira tan cruel y lo peor: ella lo creyó. Es muy obvio que se trata de un exnovio despechado.
Maldita alimaña, pero ya verás.
— Hay algo más...—me dice Adele
—Dime...
Ella me mira a mi, luego sus manos. Juega con sus dedos. Está nerviosa, puedo notarlo.
—Habla, por favor— insisto.
¿Qué le habrá dicho ese hijo de puta?
—Jared me confesó que él puso rohipnol en una de las botellas de whisky—¿Qué?—botella que tú y yo bebimos sin saber que estaba adulterada.
Me quedo estupefacto. ¿Que pretendía ese maldito?
— Sus intenciones eran que la tomara para luego abusar de mí — responde Adele a mi pregunta no formulada y dejándome helado.
Me hierve la sangre imaginar a ese maldito poniendo sus sucias manos en el cuerpo de Adele estando inconsciente. Pero esto no puede quedarse así. Ese estúpido tiene que pagar por el daño que le ha hecho a mi nena. Cabrón miserable... Involucró a mi Adele, porque no ha podido continuar su miserable vida sin ella.
—Lo que me dices es horrible. Ese maldito debe pagar por lo que hizo— gruño.
Ella toma mi mano y me acaricia el dorso.
—¡Christopher, no hagas una tontería de la que nos vayamos a arrepentir los dos! No por querer sacarme de aquí vayas a entrar tú...—exclama preocupada.
No... No te dejaré a merced de ese miserable.
Hago fuerte mi agarre y la miro a los ojos. Ella se ve realmente preocupada por mi. Pero no me puedo comprometer más... Ya estoy hasta el fondo en esta situación. Y ella me necesita fuerte, si no, ¿Cómo mierda le voy a dar esperanza?
—Descuida, nena... Te prometo que no le haré nada a ese desgraciado, pero se va a arrepentir del daño que te hizo en el pasado y que quiso hacerte.
Le pediré a Marcus que abra una investigación en contra de ese maldito hijo de puta.
—¿Christopher?
—Tal vez no logró su cometido, pero el venir a buscarte para hostigarte y decirte que tú eres una asesina, es un delito. Se le llama "Acoso". Y el que te haya confesado que te quería drogar para violarte, también es un crímen. Y lo va a pagar. Además de que nos da oportunidad de mostrar tu inocencia. Además de que tu amiga, Katherina Mills y yo estamos por dejarnos la piel para librarte de esto...
—¿Kathy? Ella no... Te equivocas. Ella me cree tan culpable como el resto...
—¡No! Eso no... Ella vino a mi, dice que quiere justicia, y sabe que tú eres incapaz. Descubrimos que la hora de la muerte de Michael Mills es inconcistente con el resto de las pruebas y declaraciones.
—¿Cómo?
—Adele, tú estás siendo incriminada por alguien con poder. No sabemos el "porqué", pero, por eso es que el caso se cerró tan rápido. Y se están destruyendo las evidencias para encubrir al verdadero culpable.
—No te entiendo... ¿Qué sucede?
Su asombro es más que evidente.
Mi pobre chica se ve tan frágil. Quien quiera que sea que está detrás de todo esto la pagará muy caro. Está haciéndole daño a una joven inocente.
—Mi niña, no te puedo decir más de lo que sé. Pero te voy a explicar: Sucede que tú amiga recordó que mientras dormías a mi lado, te llegó a tu celular un mensaje de Michael donde te sigue reclamando por acostarte con un capullo en sus narices, y ese mensaje te lo mandó a las 2:36 de la madrugada del domingo. Ahora, en el primer informe, se dice que Michael murió a las dos de la madrugada, media hora antes...
—¿Qué?
—A menos que te lo haya enviado desde el más allá, o siguiera vivo, eso sería posible.
—¡Dios...!
— Tengo que irme. Me volveré a reunir con tu amiga, y veré a mi padre para comunicarle lo que he averiguado. Si sirve, podremos ordenar que se reabra el caso.
— ¿De verdad?— me mira asombrada.
Sus ojos ahora se ven más brillosos y pareciera que le he devuelto la vida.
—Si, cariño. Te sacaré de aquí— le sostengo con fuerza la mano y prometo.
— Gra...— trata de decir.
—No me agradezcas. Solo mantente fuerte, y no pierdas la esperanza. Te necesito fuerte...—le interrumpo poniendo un dedo sobre sus labios y hago que me mire a los ojos.
—Christopher...
—No te rindas, mi niña...— me acerco a ella y la beso, me aparto solo un poco u continúo; —Qué yo no lo haré.
Aunque me hayan suspendido de la investigación, lo seguiré haciendo...
Verle como la carita hermosa de Adele iluminada es algo maravilloso.
Por más que quisiera llevarla conmigo y protegerla de algún malnacido que está tratando de encubrir su crimen y comprando la justicia o de "supuestos exnovios" con malas intenciones, no puedo. Debo dejarla en este horrible lugar.
—Ya me voy— me duele apartarme de ella.
— Gracias... Gracias por confiar en mí y defenderme. A pesar que no te conozco mucho, haz hecho mucho más que mis amigos—me sonríe y por primera vez me pregunto ¿Que está haciendo esta joven conmigo? ¿Por qué mi corazón empieza acelerar su ritmo al verla sonreír?
Me gusta que sonría, me gusta que sus hermosas sonrisas sean para mi.
De repente siento la necesidad de besarla otra vez.
Me acerco a ella y tomo su bello rostro con mis manos. Ella se sonroja con un encantador tono rosa.
— Te sacaré de aquí—afirmo.
Ya no puedo seguir resistiendo y pego mis labios a los suyos. Ella se abraza a mi y me da más fuerza con ese beso.
Dios...
Esta chica con su inocencia, con su fuerza, su confianza en mí me hace actuar de una forma poco propia de mí.
Solo pienso en ella.
Su lengua acaricia tímidamente la mía. Oh Dios mío, está mujer está enloqueciendome. La deseo demasiado. Ella es tan dulce, inocente...tan perfecta. ¿Acaso me he enamorado de Adele?
¡No no no! Creo que mis visitas a la cárcel empiezan afectar mi juicio. Sólo me preocupa está chica por que es frágil y vulnerable.
Me separo de ella poco a poco. El corazón me late a toda prisa. No entiendo está reacción.
Editado: 18.07.2020