—¡¿Qué haces aquí?!— le solté apenas estuvimos dentro de mi auto. Con el tiempo que llevábamos conviviendo ya había aprendido a relacionarme con él y no parecer una loca en el intento.
—¿Por qué te alteras así? Pensé que te alegraría verme— sonrió levemente. Y sí, después de verlo sonreír y por la broma que hizo, me tranquilizó.
Primero que nada, eché a andar el auto y salir del aparcamiento de la universidad, había logrado tranquilizarme pero algo me decía que Eddy no había venido hasta acá solamente a hacer bromas.
—Mejor vamos al parque central, si nos adentramos un poco más, podremos hablar tranquilos.— Él asintió en acuerdo.
No había si quiera llegado a la entrada del parque cuando comencé a caminar apresurada, escuchando las quejas de mi acompañante por dejarlo unos metros atrás siguiendo mis pasos lo más rápido que podía, pero realmente esperaba llegar rápidamente a una parte solitaria donde pudiéramos hablar tranquilamente.
—¡Me hubieras esperado en casa!— le grité rodando los ojos al mismo tiempo que reía, no sin antes confirmar que ya no se veía ninguna persona cerca de nosotros.
Antes de que él dijera algo, me senté junto al árbol más cercano, ya no me importaba si no estábamos en lo más profundo del bosquecillo, la curiosidad me mataba cada segundo. Por fortuna a él tampoco le importó y se sentó frente a mí.
Y no pude evitar pensar que si Eddy fuera un chico de esta época y sobre todo si pudieran verlo, esto parecería una cita como las que cualquier pareja de enamorados suelen tener ahí. Justo lo que siempre había soñado, pero claro, no tenía tanta suerte.
—...¿Me escuchaste?— creo que volvió a repetir Eddy por segunda vez.
—Eh... Sí, por supuesto.— Apenada asentí. Eddy entrecerró sus ojos, sin creerme. Seguramente ya había contando lo que tanto deseaba saber y yo lo único que tenía en mente era lo lindo que se veía vistiendo como un chico del 2020 y el hecho de que estábamos sólo él y yo.
—Estoy seguro que no. Últimamente he notado que sueles estar perdida en tus pensamientos... ¿Hay algo que la atormente señorita Sallow?— Si ya estaba explotando de amor por dentro momentos antes, cuando solía comportarse como todo un caballero era demasiado para mí. Amaba el hecho de que podía parecer del siglo XXI pero aún conservaba sus modales del siglo pasado. —O mejor dicho ¿...alguien?— agregó después de unos segundos al ver que no podía ni articular una sola palabra coherente.
Este no era el motivo de nuestra salida, pero sabía que Eddy se daría cuenta en cualquier momento, no soy muy discreta que digamos o dicho de una mejor manera no sé comportarme cerca de la persona que me gusta.
—¡Eddy! Ese no es el punto por el qué venimos aquí, anda, cuentame qué pasa.— Había tomando una gran respiración para controlarme y cambiar de tema con la poca sensatez que me quedaba. Él sólo rio, sabía que no dejaría pasar esto.
—Creo que encontré el motivo por el cuál llegué aquí.— No supe muy bien a qué se refería pero en ese momento al no estar pensando de forma racional, mi corazón dió un vuelco por creer que el se había vuelto un romántico y que yo me había convertido parte de ese motivo.
—Pensé que eso ya lo habíamos resuelto, tú llegaste aquí a causa del señor Brown.
—Así es, él fue el causante de que llegara aquí, pero no la causa.— Sus palabras me confundían cada vez más, aún así la pequeña ilusión no desaparecía. —Lo que quiero decir es que efectivamente fue su culpa que viajara en el tiempo, pero creo que he encontrado la razón que me detiene en esta época... ¡Dinah, lo entiendes...!— Realmente sonaba muy emocionado y con un deje de nostalgia.
Asentí levemente, creyendo haber entendido a lo que se refería realmente. Para ese punto quizás las lágrimas amenazaban con salir de todas las emociones que sentía en ese instante pero no me importo, por primera vez me sentía muy segura con alguien. Todo parecía tan irreal que creí que era un sueño así que no sé de dónde saqué el valor que nunca suelo tener y lo hice, corté la distancia que nos separaba a los dos y me lance hacia sus labios torpemente.
No había hecho esto muchas veces, por lo que me apenaba que todo fuera un caos aunque no puse atención en eso, sólo quería que nuestro primer beso fuera inolvidable y tener a Eddy lo más cerca posible, pues apenas toque sus labios sentí que se alejó.
—¡Dinah, ¿Qué haces?!— De la misma manera en que yo lo besé, él rápidamente me tomó por los hombros y recuperó la distancia que teníamos segundos antes.
—Yo-yo... Lo siento, lo siento-
—No te disculpes, supongo que fui yo él que...
—Fue mi culpa, lo siento Eddy. Yo... Malinterprete la situación.— Bajé la mirada al sentir un par de lágrimas en mis mejillas.
Los segundos pasaban y Eddy no decía nada, solo se quedo inmóvil mirando a la nada. Sabía que había arruinado todo pero ese no era el momento para lamentarse, el había ido a buscarme porque necesitaba contarme algo realmente importante. Con todos los sentimientos a flor de piel, traté de ignorar cada una de las emociones que sentía, sin importar si eran positivas o negativas, me decidí a terminar con el verdadero motivo por el cual fuimos ahí.
—¿Eddy?— mi voz apenas se escuchó, pero conseguí llamar su atención. El asintió, jamás lo había visto así de desconcertado. —¿Qué es eso tan importante que me tenías que decir?— me miró extrañado, aún confundido por la situación de hace unos minutos.
—Oh... Eso.— Pareció recordar todo. —Esta mañana mientras veía esos programas sobre noticias, encontré lo que puede ser la razón que me tiene en este periodo.— Me reí internamente mientras sentía como se me estrujaba el corazón al saber que justo cómo lo había descubierto hace unos minutos, no se trataba de mí en absoluto. —Al principio no entendí mucho porque hablaban sobre un famoso museo dónde se llevaría a cabo una exhibición de objetos encontrados que pertenecieron a una antigua civilización.