La Amante Premiada

Capítulo #21: Un Viaje Inesperado

Finalmente, llegó el momento tan ansiado de poder viajar junto a Antonio. Era un sueño hecho realidad, una oportunidad de sumergirnos en un mundo nuevo y desconocido como si fuéramos marido y mujer. La emoción recorría cada fibra de mi ser mientras preparábamos nuestras maletas y nos embarcábamos en esta aventura juntos.

El destino elegido para nuestro viaje fue la hermosa ciudad de París. Desde el momento en que pisamos su suelo, quedé deslumbrada por su encanto y romanticismo. Las calles empedradas, los majestuosos edificios y el aroma de croissants recién horneados inundaban el aire, creando una atmósfera mágica que nos envolvía.

Exploramos la ciudad de la mano, como dos almas que se habían encontrado en un lugar sagrado. Paseamos por los Jardines de Luxemburgo, donde el verde vibrante de los árboles y el reflejo de las flores en el estanque creaban un escenario digno de un cuento de hadas. Nos sentamos en un banco, disfrutando del dulce murmullo de las conversaciones a nuestro alrededor, y compartimos risas y confidencias como si el mundo entero desapareciera a nuestro alrededor.

El río Sena nos acogió con sus aguas serenas y su arquitectura imponente. Tomamos un crucero por el río, admirando los icónicos puentes que se alzaban majestuosos y los monumentos que guardaban siglos de historia. En cada rincón de la ciudad, descubríamos nuevos rincones llenos de magia y romanticismo, como la Torre Eiffel que se alzaba imponente, o los encantadores cafés en los que nos perdíamos entre conversaciones profundas y miradas cómplices.

Pero no todo fueron paseos por la ciudad. También nos aventuramos en excursiones a los alrededores, descubriendo los campos de lavanda en Provenza y la belleza imponente del Palacio de Versalles. Cada nuevo lugar que visitábamos era como una pincelada en el lienzo de nuestra historia, dejando una huella imborrable en nuestros corazones.

Durante el viaje, vivimos momentos de complicidad y cercanía que solo se encuentran en los confines de un amor apasionado. Nos perdimos en laberintos de calles estrechas, nos deleitamos con la exquisita gastronomía francesa y nos entregamos a la alegría de estar juntos en cada instante.

Pero entre las risas y los suspiros de felicidad, también había momentos de introspección. A medida que nos sumergíamos en la belleza de la ciudad y compartíamos experiencias profundas, comenzaron a surgir preguntas en mi mente. ¿Qué significaba todo esto para Antonio? ¿Era solo un viaje romántico o había algo más detrás de sus acciones?

Aunque el panorama era idílico, una sombra de duda se posaba sobre mi corazón. ¿Era posible que Antonio estuviera utilizando este viaje como una forma de distraerme de las preguntas que habían surgidoen mi interior?




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