A lo lejos sopla el aire gélido del invierno, trayendo los copos de nieve y los glaciales vientos del sureste, surcan los océanos la ciudad de Arisvarkarf, una ciudad con casas de madera de dos pisos en promedio construidas con troncos y tablas de arce, algunos tenían madera de olmo o de roble usualmente en el invierno las condiciones eran duras y no todos lograban subrevivir por lo que era escencial tener una casa construida firmemente en madera para resistir los largos inviernos, aqui se encontraban los hombres y mujeres que estaban acostumbrados a las inclemencias del tiempo, los árboles llenos de escarcha y nieve dan un paisaje a estos fríos lares de territorio en el rincón mas incógnito de los reinos del norte famoso por sus comidas basadas en pescado congelado o puesto a salar, mientras se escucha el aullido de los lobos Varlir a lo lejos los aldeanos se dedican a cortar arboles para poder abastecerse de madera para el frío invierno, una casa Alfgardiana sin madera en invierno es casa de un muerto, decía el viejo refrán, por lo que la gente recolectaba madera para poder sobrevivir a las heladas, era menester poder abastecer cada casa con una fuente de calor en esta temporada, las mujeres ayudaban a prender el fuego en las chimeneas construidas para el fin de poder sobrevivir las crueles temperaturas, cada invierno se hacía mas frio conforme avanzaba el calendario, hace poco había acontecido una luna de sangre en el firmamento, eso indicaba una era de profundos y sangrientos cambios en los parajes y páramos de la geografía del lugar, corresponde el tiempo a la era de Rofstrand, la era del hacha.
" Un verdadero hombre debe tener corazon de oro, cabeza de hierro, brazos de bronce y piernas de acero" Era un viejo dicho común en la región de Svarlbardfari, de donde creció y vivió su niñez el joven Nelson, recorriendo las praderas y campiñas que se tornaban heladas y blancas en invierno
El jarlk Nelson era un hombre con barba color naranja rojizo, por lo que le apodaban "arbol barbón" era el comandante en jefe del el Reino de Alfgard, un reino conocido por sus navegantes intrèpidos y sus guerreros fieros en el combate, además de sus mujeres sumamente hermosas que superaban con creces a las mujeres de los otros reinos, eso decían los alfgardianos,
Nelson se encontraba practicando lanzando hachas de hierro junto con Berkar y Viria, dos de sus viejos amigos de muchos años atrás, y estaban haciendo una competencia de quien lograba asestar mas hachas a una madera con tiro al blanco situada a cuatro metros de distancia
-Si sigues así, solo nos causaras una carajada, bolsa de huesos- Dijo Berkar al ver fallar en el blanco a Nelson
-Ah, esto no es sino el comienzo, barrere el piso con tu barba rubia ya verás- Contestó Nelson
-Me parece que se estan olvidando quien ha ganado las últimas dos competencias- Espetó Viria, una mujer con una cabellera rubia, y facciones finas,
-Eso es solo pura suerte de principiante- Comentó Berkar, al mismo tiempo que lograba atinarle cerca del blanco de la diana de madera.
-Ah, les propongo una apuesta, quien pierda esta competencia es decir quien acierte menos veces al tiro en el centro, tendrá que cortarse la barba, pero si tu pierdes Viria, tendrás que cocinarme un buen yak al horno de piedra- Se escucharon risas de parte de los tres
-Eso ya lo veremos pequeño
Después de una reñida competencia de varias risas y hachas lanzadas, resulto que los ganadores en orden fueron:
Nelson con 20 aciertos
Viria con 19
y Nelson con 18
-Hey eso no es justo, no vieron que le acerté al centro diecinueve veces? por que solo me contaron 18?
-Es porque el hacha debe de permanecer clavada por lo menos cinco segundos, eso lo sabe cualquiera- Dijo Viria orguilosa de haber ganado el segundo lugar.- Ni modo Berkar, te toca despedirte de la barba
-Está bien, lo haré solo porque un hombre que se niega a cumplir sus apuestas no es digno de un buen cuerno de cerveza
Despues de que Barkar se cortara la barba, y de reir de lo infantil que se veia el sin barba, ya que parecía como 20 años mas jove, puesto que Berkar tenía una barba de tres codos de largo, Nelson se dirigio al gran Salón del consejo de Alfgard, un inmenso edificio de madera de arce oscuro cubierto de escarcha, donde se reunieron todos los consejeros de guerra
-Jarlk, tenemos buenas noticias, los saqueadores de la flotilla de barcos han llegado con un gran botín, hemos saqueado puerto Karión y hemos regresado con cien talentos de oro, es impresionante la riqueza y lo facil que fue quitarselas a esos mercaderes estúpidos, no pudieron atrapar ni un solo de nuestros hobmres, la guardia real es solo un montón de niños con espadas que no saben el arte de la guerra.- Dijo el consejero y soldado Ferguss, un hobmre que le faltaba un ojo, y tenia una gran barba café
-Debemos tomar precauciones, es posible que la próxima vez no nos resulte tan facil, ya recuerdan lo que pasó cuando mi bisabuelo trató de tomar Carianis, esa tierra de estupidos con tunicas, nos lograron derrotar solo porque se confiaron .-contestó Nelson
-¿No fue porque invocaron la magia élfica?- preguntó Fredo, un soldado con sendas cicatrices de combate por toda la cara
-Eso son cuentos de niños, tenemos espadas reales no duendes magicos para combatir, propongo que a la proxima tomemos puerto Karion sin miramientos, un viejo asedio a la usanza Alfgardiana- Propuso Aleksek el manco
-Por el momento debemos repartir el botín, pero tenemos informes de nuestros informantes en los puertos de Karion, hablan de los planes del reino de Aluz para querer conquistar Legard, se habla de que hay un gran ejercito de salvajes del desierto preparandose para asediar y conquistar Puerto Karion, con lo mal defendida que esta es probable que lo logrs, y si lo logran no habrá nada que les impida a esos locos del desierto atacar Alfgard- Dijo Nelson