Nelson y su dañada, herida y mermada fuerza de hombres y mujeres libres que conformaban la expedición, que había recibido unos pocos refuerzos de HeinzeStadt, el principal puerto de Alfgard del cual acaban de recibir unos cuantos refuerzos, cerca del mar de Jaínnstafl concreto de la compañía Ysby, un gremio de marineros y aventureros que habían sido enviados como socorro de la expedición original desde las tierras gélidas del norte en una travesía que se prolongó más de lo planeado por causa de una fuerte tormenta huracanada que golpeó severamente las embarcaciones drakarfar , debatieron en conjunto, solo quedaban ciento cincuenta almas de hombres y mujeres que habían sobrevivido, habían partido poco mas de mil guerreros de Alfgard, solo quedaban vivos uno de cada cinco soldados, y estaban sumamente cansados de la guerra, muchos hombres eran partidarios de abandonar la Odisea de una guerra que no involucraba directamente a la seguridad de los ciudadanos de su reino, y regresar a Alfgard, para volver con sus familias, a trabajar en la fabricacion de hachas, puntas de flecha, a arar la tierra y las mujeres a hilar, y a ayudar en labores de padaneria, en este momento la mayoría ya estaban cansados o heridos y querían sentir de nuevo la brisa del aire salado del norte, Nelson estaba en una encrucijada, había sin duda hecho una aalianza que debía cumplir, pero en la otra parte de la balanza, el tambien estaba herido y cansado, sin duda las flecfhas y los cortes por espada le habían hecho mella en su armadura y su salud, era algo que tambiene estaba considerando, pero había algo con ese encargo especial, de conseguir ese artefacto misterioso antes que los soldados del desierto, había algo que le llamaba a conseguirlo antes que los demás, así que logro convencer haciendo dotes de su gran liderazgo, para que sus soldados accediesen a conseguir a toda costa ese artefacto misterioso, para garantizar no solo la victoria de los reinos del norte, sino evitar tambien que el reino del desierto quedase con un poder que inclinaria sin duda la balanza a su favor, cosa que no le convenía a nadie, así que Nelson en un emotivo y enérgico discurso, convencio a hombres y mujeres de poner en marcha a galope a toda velocidad, a unos cincuenta hombres y mujeres quienes fueron los que se convencieron por el, los demas, recibieron permiso de Nelson para regresar en Barco a Alfgard, los que se quedaron formaron una expedicion conjunta con el rey de Purias Valiquia, y la reina Stella, para emprender a todo galope el curso a la ciudad de Karion, en total eran doscientas personas, porque era una operación pequeña en comparacion a un asedio, tardaron en llegar casi el mismo tiempo que el escuadron de asesinos de Fasir, aunque ellos no lo sabían aún por el momento, llegaron y conversaron de manera abierta con las autoridades de la ciuda de Karion, les sorprendio un poco ver que el antiguo monarca ya no estaba, y que la ciudad habñia sido escenario hace poco de una guerra civil, pero aun asi pudieron conseguir el permiso de la asamblea real para poder entrar a la libreria y buscar el artefacto, mas no lo encontraron, pero encontraron un grupo de gente que se veia sospechosa, caminaban en conjunto, eran unos ocho personas, y parecian comerciantes o agricultores, pero había algo en ellos que no cuadraba, entonces Nelson, Valiquia y Stella, y un grupo pequeño de soldados para explorar, todos en caballo les siguieron de manera discreta con unos pocos hombres, pero al parecer los misteriosos hombres se percataron y corrieron a escabullirse, entonces Nelson y los demás, pensaron que habían dado con el clavo, esos eran los aluces que habían llegado antes que ellos y que tenían la caja en su poder, Nelson dio gracias a todos los truenos y relámpagos del cielo, y junto con los soldados les siguieron al galope, persiguiendolos por los callejones, tuvieron que desmontar para continuar persiguiendolos, y les siguieron , por poco les pierden el rumbo en medio de las calles del mercado de la ciudad, la gente miraba consternada y fascinada la escena que se desarrollaba frente a sus ojos, era lo mas entretenido que habian visto desde el ultimo festival de juglares campesinos, trataron de dispararles con las ballestas, pero ellos tambien dispararon, las flechas hirieron a tres soldados misteriosos que huían, pero nla flecha hirió el hombro de Valiquia y de Nelson la pierna, aún así continuaron persiguiendolos, dando alertas a la guardia real de la ciudad, pero los sospechosos se internaron en un callejon y se metieron en el sistema de alcantarillas de la ciudad, Nelson y dos de sus hombres se internaron, pero Valiquia y Stella prefirieron no entrar, Nelson les siguió persiguiendo hasta que se internaron demasiado en las alcantarillas y quedaron en un callejón sin salida, no habia salida, ambos bandos se apuntaban con las balletas, en cualquier momento eera probable que muriesen todos, entonces uno de los sospechosos levantó un paño amarillo, y lo comenzó a ondear en el aire, era una manera de, en un combate cerrado entre pocas personas, solicitar un díálogo pacífico.
Nelson y sus hombres dudaron sobre las verdaderes intenciones de los acorralados hombres, pero ellos tambien estaban en una situacion dificil, si ellos decidian disparar sus ballestas, alcanzarían quizás matar a tres o dos enemigos, pero el último superviviente podría dispararles a todos, era una situación pírrica en la que todos perdían, así que Nelson y sus hombres gritaron
-Si habéis venido a dialogar, os recomiendo que primero considerési vuestras opciones, cuando decidáis salir, arriba hay una bandada de guardias esperandoles en la cima de la entrada de las cisternas para atraparos, sus esperanzas son realmente pocas
-Pero con todo, podemos dispararles a ustedes tambien, y como nos disparen una sola flecha, les mandaremos al inframundo más rapido de lo que canta un Fralar * un fralar era una especie de ave parecia a los patos*
En ese momento todos tensaron sus arbalestas y apuntaron, en cualquier momento todos resultarían o muertos o heridos, en ese momento con décimas de segundo de diferencia todos accionaron sus ballestas , las ballestas de los hombres de Nelson, disparaban con un mecanismo de hierro varias flechas por lo que compensaban su inferioridad numerica, todos los hombres de Nelson recibieron una flecha en el brazo, otro en la pierna y el mismo Nelson en el hombro cerca del pecho, mientras que los fugitivos recibieron de igual manera flechas que dejaron fuera de combate a cuatro, mientras que un hombre de Nelson quedó herido de gravedad, ahora quedaban 4 fugitivos contra dos perseguidores, en ese momento una voz de mujer habló de entre los hombres fugitivos.