La flor del desierto

Introducción

Bárbara Majluf

No lo puedo creer, nunca imaginé que esto me pudiera pasar a mí.  Es insólito pensar que me casaré sin amor, todo para salvar el reino que ha pertenecido a mi familia por generaciones, todo mi sacrificio solo por mi amado pueblo. No soñé con esto, si soy sincera me conformaba con hacer diferentes actividades benéficas, disfrutar de mis hermosos sobrinos y simplemente vivir mi vida normal, pero a Moad se le tenía que ocurrir la brillante idea de evadir sus obligaciones convenciendo al parlamento para que aceptarán su locura de pronunciarme la nueva sultana.

 En este momento es en el que pienso que debí declinar el ofrecimiento de mi hermano. Solo espero que no me escojan como marido al idiota de Talal El nekby. Ese príncipe de pacotilla que solo vive para hacerme la vida un yogurt. No podía ser tan mala mi suerte para que me toque al menos uno menos idiota. Nadie sabe cuánto lo detesto, pero tras mi negación de escoger un novio, el concejo decidió escoger a mi futuro esposo, el cual conoceré el día de la boda. No era que yo no quería escoger a uno, sino que simplemente ninguno era un buen candidato a mi perspectiva.

Lo único que sé es que mi futuro esposo lo escogieron ancianos, sacerdotes y consejeros del parlamento y las votaciones fueron unánime, es injusto ver como deciden sobre mi vida y no poder hacer nada. Ahora aquí estoy alistándome para casarme con un hombre al que de seguro no amaré solo por la conveniencia. Si piensa que seré una esposa sumisa y complaciente se equivoca. Yo soy Bárbara Majluf, sultana de Omán y nunca nadie podrá detenerme.

 

Talal El nekby

 

Camino decidida a acabar con todo esto. Ya no hay marcha atrás, si quiero ser la sultana y ayudar a mi nación tengo que casarme. Mi paso se hace firme hasta

 

El día de la boda llegó, estoy emocionado. Al fin voy a tener las dos cosas más importantes para mí.  La mujer que siempre he deseado domar para hacerla mi esposa y su reino. Claro, nunca lo vi venir, pero tampoco desaprovecharé la oportunidad. Moad me sorprendió cuando hizo el anuncio, mi cuñado no sabe lo feliz que me hizo cuando reconoció a su hermanita como la nueva sultana y mandataria de Omán. Yo no heredaría nunca el sultanado de mi padre a menos que mi hermano y sobrinos mueran. Eso es casi imposible para no verme tan pesimista reconociendo que es imposible que yo ascienda al puesto del sultán en mi país. Los Emiratos es tierra de hombres inteligentes y astutos y así soy. Encontré la oportunidad de demostrar que soy el mejor para domar a la fiera de Bárbara Majluf, la haré mirar por mis ojos y que sea la sultana que su pueblo yo y necesitamos. No puedo asegurar que no siento algo muy fuerte por esa mujer, un sentimiento que no me atrevería ponerle nombre, pero cuando tengamos a nuestro primer heredero podre confesarlo. Ya no somos niños, estamos en una edad en la que debemos apresurarnos a tener bebes o terminaré perdiéndolo todo. Un niño, con su mirada altanera y mi astucia será perfecto. Una esposa devota, hijos y un enorme reino me esperan, no tengo nada más que pedirle a Alá.



#2846 en Novela romántica
#1115 en Otros
#339 en Humor

En el texto hay: humor, romance, sultana

Editado: 04.10.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.