La Lista

Capítulo 17

Después de pasar por el hotel, fueron a varios lugares turísticos de París, se habían divertido mucho, Alma había dejado de lado sus preocupaciones y Mauricio se encontraba contento del tiempo que estaban pasando juntos, terminaron su paseo en la torre Eiffel iluminada al anochecer, esto hacía que el lugar se viera realmente espectacular.

Subieron a la tercera planta para ir al Bar à Champagne y degustar un par de copas de champagne, allí conversaron sobre el desarrollo de la gira y el futuro de Alma en Colorato Nueva York, Mauricio aprovechó la oportunidad de preguntar sobre su encuentro con Francesca, Alma solo hizo referencia a la oferta que recibió sobre trabajar en Milán y mintió respondiendo que lo venía pensando, evaluando las oportunidades.

Mauricio pareció decepcionado con la respuesta, pero entendía el hecho de que ella quisiera desarrollar su carrera como diseñadora, ya que tenía un gran talento y qué mejor que en la sede central de Colorato, le dijo que no sería él quien truncara su carrera pidiéndole que se quedara con él, se corrigió diciendo que no le pediría que se quedara en su empresa si ella así no lo quería.

La joven se sintió triste al darse cuenta que todo el interés que el hombre había mostrado por ella durante ese día giraba en torno a conocer su decisión de quedarse o no en Nueva York, al parecer Francesca había dicho la verdad y se volvió a sentir decepcionada al entender que el interés de Mauricio hacia ella eran solo ideas suyas, en realidad estaba muy confundida, ya que su comportamiento distaba de lo que decía.

Decidió no seguir bebiendo para evitar cometer alguna tontería, suficiente tuvo el día anterior, además de lo que sucedió cuando Mauricio la llevó a su departamento, resolvió concentrarse en realizar lo que pensó temprano ese mismo día.

Mauricio quería estar más tiempo con ella, mas al verla cabizbaja y meditabunda, decidió llevarla a su hotel para que descansara, pero recordando el vestido de la joven, le sugirió pasar antes por su departamento y recoger sus prendas. Cuando llegaron al lugar, Alma propuso acompañarlo hasta el interior, sin embargo, Mauricio declinó la oferta ya que el paquete lo tenían en recepción; ya con la prenda en mano, salieron para el hotel; al llegar, Mauricio le ofreció a Alma ir con ella hasta la puerta de su cuarto.

Alma que tuvo bastante tiempo para pensar, tomó la decisión de hacer lo que en ese momento la hiciera feliz y cumplir aquel ítem de su lista, así que sin dudarlo, abrió la puerta de su cuarto, giró en su lugar, cogió a Mauricio de la solapa de su camisa y lo besó, jaló su cuerpo al interior de la recámara y después cerró la puerta detrás de él; al principio Mauricio se quedó en shock, pero tras unos segundos correspondió al beso de manera enérgica, pensando en que a esta mujer le gustaba sorprenderlo, mas adoraba este tipo de sorpresas.

Él la tomó de la nuca, ella hizo lo mismo, imitando los movimientos del hombre, la verdad era que ella no tenía ni idea de lo que debía hacer a continuación, Mauricio continuó besándola recorriendo su cuerpo con ambas manos, la joven se tensó al sentir esas primeras caricias, pero luego se relajó, recordando que era una decisión suya que se prometió llevar a cabo hasta el final, se dijo que era el momento de dejarse llevar por lo que sentía, que aunque para él no significara nada, para ella sería un bonito recuerdo que guardaría hasta que llegara el momento de partir.

Dejando de lado todo pensamiento, ella se entregó a lo que comenzaba a experimentar, un cosquilleo en el bajo vientre la sorprendió, era la primera vez que tenía este tipo de sensaciones, Mauricio en verdad le encantaba, le gusta mucho en realidad y sus besos hacían que su corazón se acelerara.

Mauricio se separó de los labios de Alma y pasó a su cuello, en donde repartió múltiples besos, tomó el lóbulo de la oreja con los labios con total delicadeza, metió una de sus manos por debajo de la blusa que ella llevaba puesta y comenzó a estimular uno de sus pechos por encima del corpiño.

Alma soltó un gemido involuntario y empezó a explorar cada parte del cuerpo de Mauricio, tal y como él hizo con anterioridad, bajó por sus brazos, pasó a su pecho y sin mirar comenzó a abrir uno a uno los botones de la camisa del hombre, la abrió por completo y acarició los pectorales bien formados.

Mauricio ayudó a la joven a que le quitara la camisa para después despojarla a ella de la blusa, se quedó admirándola por unos segundos, viéndola sonrojada a la luz de la luna, la que entraban por las grandes ventanas de la habitación, la cogió de la cintura y la volvió a besar, la llevó hasta la cama y la ayudó a sentar sin soltar sus labios.

Ambos se acostaron y se dejaron llevar por lo que sentían en esos momentos, poco a poco se fueron desprendiendo de las prendas que llevaban encima, continuaron besándose y acariciándose, Mauricio tomó uno de los pechos de la joven con los labios, ella lo cogió de los cabellos disfrutando las caricias, el hombre bajó una de sus manos hasta la entrepierna de la chica, se abrió pasó hasta donde la joven no sabía que necesitaba de sus caricias y empezó a estimularla de manera suave para después acelerar sus movimientos, Alma se arqueó pidiendo más contra aquella mano invasiva, él introdujo uno de sus dedos en la hendidura de la joven, provocándole gritos placenteros.

Sin dejar de besarse, Mauricio se ubicó encima de la joven, utilizando sus codos para no aplastarla, con una de sus rodillas, hizo que ella abriera las piernas para recibirlo, se separaron y Alma se quedó mirando a Mauricio en el momento en que él se ubicó en su entrada, se besaron de nuevo y Mauricio se introdujo en ella, primero despacio y luego empujó con más fuerza, haciendo que la joven gritara de dolor al llenarla por completo.




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