La maldición de la niña dorada.

Colgante

Capítulo Externo

 

 

Elyiza bajó las escaleras, la estaba esperando Bell.

- ¿Sabes dónde está Mart? -Preguntó Elyiza

- No creo que lo encuentres, no hoy.

-No lo vi hoy, me preocupa. ¿enserio no sabes dónde está? - Bell se miró un poco incómodo, apesadumbrado.

-Este día no, hoy específico va a ser un poco difícil hablar con él. -Dijo intentando no dar detalles.

- ¿por qué? ¿Le pasa algo? - Él la miró de frente como queriendo decirle algo, pero solo suspiró.

-Puede que Mart haya escuchado tu conversación con tu madre.

- ¿qué tiene eso que ver?

-No es mi historia para contar.

- Entiendo, no lo presionaré, nos vemos. - Elyiza se despidió -Quiero hablar con él si es que está mal.

-Ve, pero no creo que lo encuentres.

Siguió caminando y vio un pequeño balcón, tuvo una corazonada así que fue allá, había una escalera que llevaba probablemente al techo o segundo piso. En definitiva, ahí estaba Mart, sentado en el tejado, muy cómodo, parecía feliz, como recordando viejos momentos.

-Hola El - Dijo, no volvió a ver, solo se quedó mirando a lo lejos.

- Hola ¿estás bien?

-Lo estoy - Habló, aún en su mundo pasado. -Imagino que vas a preguntar por qué no me has visto todo el día. -Elyiza asintió. Él no la había vuelto a ver, pero esta vez, si la miró a los ojos, estaban llenos de tristeza, pero no actual, pasada, de remordimiento. - ¿Sabes por qué mi collar dice Alexander y no Mart o Martiano?

-No - Respondió Elyiza sentándose al lado de él, sí había tenido esa pregunta antes, solo que no le pareció nada muy importante. Varias veces en los entrenamientos le había visto el collar, ya que casi siempre lo llevaba debajo de la camisa, sin embargo, en los entrenamientos usaba ropa más cómoda y después de algunos acercamientos observó que decía Alexander en letras pequeñas, era un pequeño collar, delgado, de oro, con un sol y una luna.

- Ese era el nombre de mi hijo. - Elyiza notó el "era" y bajó la cabeza. -No sientas lástima por mí, lo amé cada segundo de su minuto de vida. - Se notaba que recordar eso le dolía, eso fue respaldado por sus ojos vidriosos.

- Lo lamento mucho, no tienes que hablar de eso si no quieres, o si no estás listo. - Él sonrió

-Lo estoy.

«Hace cuatro años estábamos viendo una película Emma y yo, ella era la persona más dulce y amable que conocí, milagrosamente ella había pasado un embarazo bastante "relajado", estábamos comprometidos, exactamente ese día, ella empezó con contracciones y lo vimos normal, no era la primera vez que ocurría eso, pero luego se rompió la fuente, entramos en pánico y llamamos a una ambulancia, mientras llegaba yo hacía un bolso con todo lo necesario, ya que faltaba mucho para los nueve meses, yo no tenía nada preparado. Me acuerdo que yo no sabía si poner los pañales o empezar a armar la cuna y debía de llevar ropa para que se pusiera algo más cómodo, lo único que se me ocurrió en el momento fue unos pants y una blusa blanca y medias, ni siquiera llevé zapatos.

Ambos sonrieron ante esto, ahora estaban de frente y se habían hecho abajo en un banco de madera del balcón.

«Cuando llegó la ambulancia creímos realmente que iba a dar a luz ahí mismo, pero llegamos al hospital, a ella la enviaron a una habitación mientras yo ingresaba los datos, llamé a su madre y a mis padres, por último, llamé a Bell, quien, de hecho, fue el primero en llegar, diez minutos después, él ya estaba ahí y yo seguía intentando que mis padres tomaran un vuelo.

« Se sorprendieron, cuando les dije, Emma apenas tenía veintiséis semanas, era realmente pronto... fuimos a la habitación, Bell se quedó afuera, dijo que no quería ver eso, que estaba feliz viendo a su sobrino y no como llegaba, cuando entré ella lloraba, y me explicaron que había complicaciones, que el bebé se estaba ahorcando con el cordón umbilical, y que había que hacer cesárea, recuerdo haberle dicho que la amaba cuando la estaban anestesiando, le di un beso, ella me dijo que pronto vería a nuestro hijito, así que pasamos yo con la bata y el gorro y todo al quirófano, le tomé la mano y sacaron a Alexander pero de inmediato me sacaron, luego llegó una cirujana, dijo que el bebé estaba muy débil y que no sobreviviría, era demasiado pequeño, que sería mejor que solo lo abrazara y me despidiera, mi corazón se hundió, les pedí que hicieran algo por él, pero me dijeron que solo le provocarían dolor.

Unas pequeñas lágrimas salieron de los ojos de Mart, Elyiza le cogió la mano y él siguió contando la historia con la voz un poco más cortada.

«Cuando estaba justo detrás de la puerta del quirófano, escuché la máquina que mide el pulso, en crisis, así que me sacaron otra vez y me llevaron a la habitación junto con mi hijo me senté en la cama, lo tomé y aún recuerdo cada palabra de lo que le dije " Hola alexander, eres lo más lindo que he visto en el mundo ¿lo sabías? saliste igual a tus dos padres, que te aman, te aman con todo su corazón, te amo Alexander, te amo demasiado, pronto nos veremos, tus padres te aman" pero para entonces ya había fallecido. Recuerdo gritar y repetir su nombre una y otra vez, como si eso lo fuese a despertar.

«Bell les había dicho que Emma era católica, así que llegó un padre a bautizarlo, recuerdo tomar su cabecita y susurrarle que ese era su primer baño y que esperaba que le haya gustado. Aunque sabía que tal vez no me escuchaba. Luego de un tiempo a él se lo llevaron y me quedé solo con Bell, no sé cuánto tiempo pasó pero me quedé en el sillón de la habitación llorando hasta quedar dormido, esperando por Emma, pero alguien me despertó, al oír la noticia de que Emma también había fallecido, me derrumbé, no pude soportarlo, pero sabía que debía, así que fui a verla, se veía igual de hermosa que siempre, solo que ya no estaba conmigo, le tomé la mano y le dije " Espero que tengas lindos sueños, Alexander te está esperando, va a tener una madre extraordinaria." Luego terminé de despedirme.




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