Joel vuelve a su casa, abre la puerta y avisa alzando la voz que había llegado, su hermana sale de su pieza alterada y le pregunta dónde había estado para calmar esa inquietud que no la dejaba tranquila.
—Estuve con unos amigos y pase por el negoció de nuestro tío.
Posa sobre la mesa los postres que su jefe le había dado.
—Que rico, si los hizo el tío seguro deben estar deliciosos, cenamos y luego comemos el postre.
Ella lo toma de los hombros y lo apura para que se siente en la mesa.
Pasaron varios días desde entonces.
Están en la hora de biología, Johana entra rápido a su curso y una sonrisa pícara resalta en su rostro al ver con alegría que su profesora no había llegado todavía, ella con rapidez busca a Jessica.
—Necesito un favor urgente.
—Si, dime en qué te puedo ayudar amiga.
Al decir la última palabra mira con seriedad a Joel, a él no le importaba en lo más mínimo lo que pasara en su vida, jamás llegó a prestarle atención a la indirecta que ella mostraba.
—Necesito que me pases la tarea de biología.
—Pero la tene...—
—Si, ya se, me olvidé completamente, vamos, no seas mala amiga.
Ella acepta al ver su rostro.
—¿A mí también me la podrías pasar?.
Le decía Delfina mientras dejaba caer con confianza su peso sobre los hombros de ella.
—Esta bien, pero no la hagan igual, traten de cambiar algunas cosas, y escriban rápido así pueden llegar.
Todo ese murmullo se calla al ver qué su profesora entra.
—Buenos días chicos. Abran el cuadernillo en la página veintiocho, vamos a empezar por ahí, les voy a dar unas actividades así los voy llamando para corregir la tarea.
Delfina busca en su mochila su cuadernillo, revuelve todo y no lo encuentra, se queda inmóvil por el temor.
—Bien, tratemos de ver el lado bueno de las cosas, ahora podría ser mi oportunidad de hacer amigas, solo tengo que compartir el libro, hablar y listo, tiene que ser fácil.
Ella se da vuelta hacia atrás donde de encontraba Joel, un miedo invade por completo al ver el rostro frío y sin vida.
—¿Joel, tienes el cuadernillo? Por qué yo me lo olvidé.
—No lo tengo.
—Esta bien. Que miedo que da con esa cara, estaba nerviosa, bien.
Ella se acerca a Jessica aún más tímida debido al fracaso que había sufrido segundos antes.
—Buenos días chicas, me olvidé el cuadernillo ¿Podríamos compartirlo?.
—Cla...-.
—No, si no lo trajiste es tu problema, no nos interesa, arreglatela sola.
—¿Ustedes tres lo trajeron?.
—Claro que si.
—¿Perdón por ser descuidada, podríamos compartirlo?.
—¿Estas loca nena? No, no queremos a una cachetitos sentada aquí hablando solamente de ella misma.
—Lárgate, no te quedes parada ahí que estorbás.
—Si, perdón por molestar.
Ella se vuelve a sentar en el banco mientras lograba a escuchar apenas como se le burlaban en voz baja, esto hizo que su autoestima bajará de golpe y que se viera a si misma como una inútil creyendo en las acusaciones de dos desconocidas, mientras que a Jessica solo le quedaba ser espectadora en primera fila.
Joel se levanta y se dirige hacia el escritorio de su profesora.
—Profe, no tengo el cuadernillo.
—¿Te lo olvidaste en tu casa?.
—No, todavía no lo compre, es que...-
—¿Como no lo vas a tener Hidalgo? Ya pasaron varias semanas desde que empezamos, ¿Ahora que vas hacer? En mi clase no te vas a quedar sentando sin hacer nada.
—No quiero quedarme sin hacer nada, es que no tengo dinero, no me alcanza para comprarlo.
—No esta caro Hidalgo, vale lo mismo que una noche en una discoteca.
—Para mi si lo está, yo no me doy esos lujos de salir en la noche, no puedo comprarlo y después ver si cómo.
—No te hagas la víctima conmigo que no va, conmigo no metas excusa.
—No es ninguna excusa, no puedo comprarlo esta caro.
—No esta caro, seguro que gastas el dinero en otras cosas, pero para la escuela nada.
—¡¡¡NO TENGO LA PLATA PARA COMPRARLO!!!.
Grita y golpea la mesa no con bastante fuerza pero si para llamar la atención de todos los presentes, sus compañeros se quedan en silencio mirando hacia el frente para entender la situación, su profesora se había puesto nerviosa ante semejante acto.
—Andate de mi cla...-
—¡Ya me voy!.
Sale del salón enfurecido bajo las miradas y murmullos de su mismos compañeros, no había pasado ni cinco segundos que ya todos empezaban a criticarlo, algunos sin entender la situación, solo se basaban en su imaginación.
—¿Viste como le gritó? No tiene nada de respeto.
—Parecía que le iba a pegar.
—Siempre hay problemas con él, no sé porqué se molesta en venir.
A la salida de clases Jessica lo ve que estaban hablando con él.
—No se quien te crees que eres para hablarme asi.
—Me juzgo sin haberme conocido.
—En mi clase mando yo, te guste o no al cuadernillo lo tenés que tener, más vale que para la próxima clase lo traigas y te lo voy a corregir todo lo que hemos hecho hasta ahora, si no conmigo reprobás, ¿Me escuchaste?.
Él lo mira desafiante sin titubear.
—¿Me escuchaste Hidalgo?.
—Esta bien.
Su profesora se va del lugar dejando un gusto amargo en él.
—Estas personas siempre tienen que tener la última palabra, no importa que.