Thiago deambulaba por el patio del colegio en busca de esa chica que endulzó su vista, logra verla sentada bajo un árbol con un libro en la mano, con la emoción a cuesta por haber visto su oportunidad se acerca con una enorme sonrisa para esconder debajo los nervios que lo presionaban.
—¿Hola, te acuerdas de mi?.
—No.
—Vamos, ¿Por que eres tan fría?.
—Ah... Eres el chico que me molestó en la hora del almuerzo.
—Almenos te acordaste de mí.
Thiago baja su peso al suelo sentándose a su lado.
—No te sientes a mi lado.
—¿Por que no?.
—Hay un hormiguero ahí.
Se levanta rápido y comienza a sacudirse mientras ella se ríe, se le había escapado esa sonrisa tan natural que trataba de ocultar de él.
—Te reiste, al menos valió la pena. ¿Tienes gimnasia que todavía estás aquí?.
—Si, pero no sé si voy a entrar.
—¿Por que no?.
—Por que no me gusta, siempre quedo sola para hacer los ejercicios.
Pero que hago contándole mis problemas a un extraño, además no tengo idea de porqué me siento tan relajada contigo.
Ella escucha que su profesora la llamaba.
—Creo que tienes que irte.
—Chau.
Se va del lugar dejando esa simple palabra de despedida, llega hasta donde todas estaban y queda al fondo tratando de camuflarse entre sus compañeras.
—Vamos hacer un partido de volleyBall, total, ya empiezan las vacaciones, armen cuatro equipos y usen las dos canchas.
Comienzan a elegir y a formarse los grupos, la gente se va sumando mientras que a ella no la llaman, al final queda sola junto a dos chicas más sin poder entrar a un grupo.
—Profe, no tengo grupo.
—Bueno, quédate a un costado y luego le pides a una compañera que cambie contigo.
Se va alejado de las canchas a sentarse y mirar el partido, se resignaba al rechazo, no quería tomarse las molestias de preguntarle a una de sus compañeras, siente un ligero peso en su cabeza, al levantar su vista ve que estaba parado Thiago.
—¿Que te parece si vamos a jugar juntos?.
Ella se queda pensando en las pocas opciones que tenía para elegir, el aburrimiento le ganó y decide practicar con él, luego de estar jugando por unos minutos su mente no dejaba de pensar en esas dos chicas que estaban solas al igual que ella.
—¿Puedo invitar a mis compañeras?.
—Claro, podemos hacer un partido de cuatro.
Ella se acerca a esas dos chicas y las invita a jugar.
Al día siguiente, el ante último día de clases, Jessica al ver que Johana y Delfina salen del curso trata de seguirlas, Thiago se pone de pie en el instante que ella sale del salón.
—Voy a comprar algo para tomar, ¿Quieren algo?.
—Yo estoy bien.
—No quiero nada.
—¿No me vas a acompañar, verdad Joel?.
—No.
—¿Estaras bien si te quedas con Del?.
—Si, igual ella no habla nada, es como si estuviera solo.
—Bien, cuídala, nos vemos.
Thiago se va del curso dejándolos solos, Delfina comenzaba a ponerse incómoda, los nervios invadían su cabeza, quería llenar ese silencio que los separaba, pero no sabía cómo dar el primer paso.
—¿Crees que va a llover Joel?.
Joel no le presta la mínima atención a las palabras de ella.
—Perdon, no quería molestarte.
Él se saca los audifonos al ver los movimientos de su boca.
—¿Perdon, dijiste algo?.
—No, nada.
—Me acordé, tengo algo para ti.
Él busca en su mochila, tarda unos segundos mientras Delfina lo miraba desentendida, no sabía lo que podía sacar de ahí, esos segundos fueron suficientes para crear historias que le provocaban miedo.
—Toma, no son los mismos que rompiste, pero son de los mismos animes.
Joel le entrega tres posters, se había acordado que ella los rompió por temor, esa acción la alegró completamente haciendo que se ruborice, no sabía muy bien como reaccionar.
—G-Gracias Joy.
—No me llames así.
—Si, perdón!.
Ella los guarda cuidadosamente en su mochila mientras trataba de no sonreír, estaba exageradamente feliz que le haya hecho ese regalo, nunca espero de algo así de el.
Luego de comprar, Thiago trata de salir del amontonamiento de gente que se estancaba en la cantina, cuando logró salir se da cuenta que lo que compró estaba todo aplastado, se va del lugar disgustado, él ve pasar a la chica que le gusta e intenta gritarle con la boca llena, pero no le presta la mínima atención, decide acercarse por detrás dándole un pequeño susto, al hacerlo ella aprieta su jugo saltandole en toda la cara.
—Idiota me asustaste.
—¿Que persona normal se asusta y se defiende con jugo?.
Le decía mientras se secaba la cara.
—Es lo único que tenía cerca para defenderme.
—Quieres...-
—No.
—Pero si todavía no dije nada.
—Y no me interesa lo que estabas por decir.
—Esta bien, como quieras Karen.
—¿Como sabes mi nombre?.
—Ayer tus compañeras te llamaban así, me lo memorisé.
—Olvídate de mi nombre.
—¿A qué hora sales? Así te invito a tomar algo.
—¿Que es esa confianza que tienes al hablarme? Si hace muy poco que nos conocemos.
—Perdon, es que soy así con todos.