Era once de julio, un día antes de su tan esperada fiesta, ella estaba intranquila mirando la hora en su teléfono, su mirada penetrante no quería parpadear, al hacerse las doce de la noche sonríe en la oscuridad, lo único que brillaba en plena noche era su sonrisa, sus ojos eran resplandecientes, estaba muy alegre, su humor brotaba.
—Feliz cumpleaños.
Lo decía al vacío, hablaba sola con su teléfono, quien era su única compañía en esa noche tan fría, tenía muchas ganas de decirle esas palabras en su cara y ver esa reacción tan conmovedora, pero resguardaba esas ansias sin capricho.
Es doce de Julio, la noche que más esperaba Jessica, miles de colores llenaban la sala, la gente bien vestida llenaba la postal, la ansiedad de verla entrar de una vez por todas se apoderaba de muchos, al sentir su presencia todos forman una fila con rosas en la mano para recibirla, la música sesaba de apoco y tomaba un tono melancólico abriendo paso a las ilusiones y deseos, ella comienza a caminar en el medio de la fila bajo las miradas de todos mientras recibe las flores, saludo tras saludo va llegando al final, mientras con una mirada oculta buscaba a Joel entre los juegos de luces y la multitud en movimiento, su vista no logra encontrarlo, deja de buscarlo para concentrarse en seguir saludando, pero no dejaba de tener esa ilusión tan viva, no podía deshacerse de su ilusión tan fácil.
Luego se sienta en el medio del salón a la vista de todos, su padre entra con un zapato de cristal, se agacha apoyando su rodilla en el piso, mientras los nervios lo traicionan, le cambia la zapatilla por el zapato de cristal que representaba el cambio de niña a mujer, su corazón se rompe por culpa de los recuerdos que llegaban a su mente, toda la vida pasaba en forma de imaginación y llora en los brazos de su hija, toda la gente llenaba el ambiente de aplausos, luego de pasar por las mesas a saludar y sacarse fotos se sienta en la mesa principal junto a Delfina y Thiago, al tomar asiento, Marcos llega para apoderarse del lugar al lado de Jessica, Thiago lo miraba sin entender que hacía ahí, la curiosidad se hacía notar con su mirada que llegaba a ponerlo incómodo.
—¿Que hace Marcos? No sabía que ustedes se conocían.
—Él es mi mejor amigo, nos conocemos desde tercer grado.
—¡Wow! Es mucho tiempo.
—Si, no sé como pudo soportarme tanto tiempo.
—Cada día contigo es diferente.
—Oh gracias.
—Lo decia por tus locuras.
Luego de varios minutos hablando y comiendo, las luces se apagan, se prende una muy suave en el medio de la sala, la música comenzaba a sonar, era tiempo de bailar el vals, uno por uno van pasando los valientes a sacarla a bailar, los chistes decoraban la escena, las risas acompañaba la música y los pasos de ellos, mientras van pasando uno por uno, ella miraba a su alrededor con la esperanza de verlo parado a Joel, le costaba horrores quitarse esa ilusión, por más esfuerzo que ponía su vista lo buscaba, deseaba tanto verlo entrar entre toda la gente y pedir su mano para bailar, ese era su sueño caprichoso que siempre mantuvo vivo, al pasar los minutos su ilusión se iba decayendo hasta que desaparece por completo y se da por vencida ante la verdad, la música cambia de golpe dando inicio a la fiesta, Jessica sale del amontonamiento de gente y busca donde sentarse, llega hasta a la mesa principal y toma asiento, al poco tiempo se acerca Delfina junto a Thiago.
—No vino, que mal, pensé que entraría cuando estuvieras bailando y te daría una sorpresa, que malo es.
—Si, sabía que no iba a venir, pero quería creer que me equivocaba, pensé que lo vería entrar de traje y me miraría de una forma diferente, pero era mucho pedir.
—Te ves muy linda.
Thiago se unía a la conversación con una sonrisa mientras sostenía cómida en la mano.
—Gracias Thiago, ¡¡¡ahh!!! no tengo ganas de hacer nada.
Ella se recuesta en la silla fastidiada, su padre se acerca a ellos acompañado de su madre.
—Hola chicos, espero que la estén pasando bien, yo soy el padre de Jessi.
—H-H-H-Hola, b-buenos días.
—No le haga caso, así es ella de tímida, mi nombre es Thiago, la estamos pasando muy bien.
—¿Ellos son tus amigos de los que nos hablaste?.
Su madre se acercaba a Jessica en silencio y le hablaba para que solo ella escuché.
—Si, él es Thiago y ella se llama Delfina.
—Es un gusto conocerlos al fin, ¿Joel no vino?.
—No, no vino, ahh me hiciste acordar.
Se vuelve a recostar en la silla enojada mirando el techo.
—Que lástima, quería verlo, pensé que podrías convencerlo.
—Yo especialmente esperaba verlo, con mucha ansias.
—No ibas hacer nada igual, no molestes a los amigos de ella.
—Lo se mi amor, era para abrazarlo muy fuerte.
—Espero que no te pases con él, ni con ellos, porque son los primeros amigos que tiene nuestra hija, ya hablamos sobre esto, no te hagas el padre moderno.
—Lo se mi amor.
—¿Primeros amigos? ¿Entonces ella no tenía más amigas? No éramos tan diferentes, con razón nos entendemos tan bien, las dos sufrimos por lo mismo durante años.
Delfina hablaba sola mientras observaba con orgullo a Jessica.
—Ya me cansé de estar deprimida, vamos a bailar.
Toma de la mano a Delfina y se la lleva hacia la pista para bailar, así podía distraerse y despegar su mente de ese sentimiento de angustia, no quería pensar más en él, su humor estaba muy decaído, quería levantar de nuevo su sonrisa pensando en otra cosa, era su noche especial y quería disfrutarla como nunca.
Joel se levanta tarde, era domingo y su mente lo sabía, por eso pudo descansar más de lo debido, se cambia y come sentado en la cama mientras mira anime, así es como pasó todo su domingo, sentado sin hacer nada.
Las horas pasaron volando ya que se habia logrado distraer mirando ese aparato inherte, se levanta al oír la puerta abrirse, él sabía que había llegado de trabajar Guada, sale de su habitación para recibirla.