Jessica seguía ayudando a Joel todos los días sin falta, repasaron todas las materias que él se llevaba, ambos se esforzaban al máximo, también colaboraban Thiago y Delfina unos cuantos días para que sea más fácil. Delfina además de ayudar a estudiar a Joel pasaba sus días de verano junto con Santiago, iban al río en busca de refrescarse, convivían en ambas casas, pasaban noches de desvelo sentados en el patio, hacían casi todo juntos.
Thiago, no volvió hablar con Karen, no quiso mandarle ningún mensaje luego de lo ocurrido, ya que pensaba que la molestaría, así que le dio el espacio que creía que se merecía, él se pasaba sus días en su casa sintiéndose incómodo viendo como cada vez su madrastra pasa más días en su hogar.
Luego de varias semanas, por fin llegaban los días de exámenes.
Joel se despierta al oír que alguien golpeaba las manos enfrente de su casa, esto lo dedujo gracias al silencio que había en el ambiente, se dirije hacia la ventana para ver quién era, al asomarse ve parada a Jessica, se pone ropa normal quitando su pijama y la hace entrar.
—¡¿Que?! ¿Todavía no estás listo?.
—¿Son las seis y media, que haces aquí?.
—Tienes que cambiarte rápido, desayunar mientras repasas e irse al colegio.
Ella lo empuja hacia adentro de su pieza.
—Bien, no me toques.
Mientras desayunaban juntos Jessica ayudaba a repasar las materias, luego de estar sastifechos se van de su casa, suben al auto que estaba esperando en la entrada, ambos entran y Joel saluda a la madre de Jessica con mucho respeto. Durante el viaje Jessica no le daba un respiro y seguían repasando, al llegar al colegio bajan del auto bajo las miradas envieiosas y desentendidas de todos los alumnos que estaban presentes afuera del establecimiento.
—Joel, espera, no te vayas.
—¿Que necesita?.
—Te deseo mucha suerte, no te hace falta porque sé que vas a pasar, ¿Tienes el colgante que te di?.
—Si, lo llevo puesto.
—Eso te dará buena suerte, acuérdate de no mostrárselo a Jessica, es nuestro secreto.
—Gracias, no se preocupe.
—Bien, nos vemos.
Ambos entran al colegio y se dirigían a la preceptoria para que le indique en qué salón debía rendir.
—No estés nervioso, estudiamos mucho, ¿Estás nervioso? ¡Repasá! Quedate tranquilo, todo va a salir bien, nos esforzamos todo este tiempo, la primera que rendís es historia y después química, así que quédate tranquilo que estuvimos repasando todo este tiempo, ¿Aún te acuerdas verdad? Lo vas a lograr, solo tienes que sacar una, pero sería mejor si aprobas todas así no tienes que entregar los prácticos durante el año, tienes cuatro oportunidades, no la eches a perder, no pienses que si te quedas de año ya no estaremos en el mismo salón, no pienses que te molestare si no pasas, no te preocupes por Delfina, Thiago también estará bien, ¿No estás nervioso verdad? ¿Verdad?.
—¡Quien me está poniendo nervioso eres tu Jessica!.
—Perdon, es que si reprobas te vas a quedar de año, ya pasó una vez, que no sean dos.
—Estas más nerviosa que yo.
—¡Repasa!.
Le entrega la carpeta donde tenía todo apuntado, era un resumen que habían hecho los tres para ayudar a la memoria de Joel.
Luego de pasar por preceptoria se dirigen hasta el salón donde debía rendir, ahí lo esperaba Thiago, Jessica al verlo corre hasta donde se encontraba, él hace lo mismo para acortar más rápido la distancia entre ambos, a medio camino ambos se abrazan felices, Thiago se acerca hasta Joel con su postura erguida.
—¿Como estás?.
—Bien.
—No tienes porque estar nervioso, estudiaste, así que te mereces pasar.
—No lo estoy.
—Olvidate que está en juego tu orgullo y tú año de escolaridad.
—¡Ya cállate!.
Delfina se acerca hasta ellos a pasos lentos, saluda a Jessica y Thiago lentamente, luego se acerca a Joel y toma sus manos.
—¡T-T-Tos pudés!.
—Que palabras más...-.
—Perdon, soy un desastre para esto.
Abraza a Jessica mientras se escondía de vergüenza.
—¿Ves? ¡Ya la hiciste llorar Joel.
—¿Que? Yo no hice nada.
Joel se acerca hasta Delfina mientras ella se despegaba de Jessica, él posa su mano sobre su cabeza.
—Gracias por tus palabras.
—¿Te ayudaron?.
—Claro, por lo menos más que estos dos, ¿Pero, estás bien?.
—Si, solo me siento un poco resfriada.
Jessica pone su mano sobre su frente para sentir la temperatura corporal.
—Delfina, tienes fiebre, tendrías que haberte quedado en casa.
—No podía, quería venir a dar mi apoyo a Joel, no es nada, estoy bien, no se preocupen.
Los alumnos iban llegando a los cursos para dar su examen, su profesora entra y uno por uno iban ingresando, ahí es donde se decide su futuro, su profesora era la jueza, el verdugo en sus vidas para quien tenía más imaginación. La atmósfera que se sentía era densa, todos en silencio aprovechaban sus segundos o minutos que le quedaban para repasar todo lo que podían, trataban de memorizar lo más que podían, luchaban contra su mente para lograr entender el tema.
Joel miraba a su alrededor para despegarse y hacer que su mente descanse un poco por la acumulación de información que trataba de ser retenida, trataba de hacer que sus miedos desaparecieran, pero era imposible, no pasaba más de cinco segundos que volvía a la realidad, ni si quiera podía escapar en su imaginación.
Uno se da cuenta de lo que hizo durante el año cuando está aquí, llegan los arrepentimientos, el odio a uno mismo, las preguntas, estar parado o sentado en este lugar donde pasaron sus momentos más lindos en las horas de receso, este pasillo estaba lleno se risas, alumnos yendo y viniendo de diferentes lugares, cientos de voces se podían escuchar, ahora está lleno de alumnos con carpetas y hojas en las manos, es una sensación de horror mezclado con los nervios, uno no puede llegar a explicarlo con palabras, para comprenderlo debe haberlo vívido aún que sea una vez en su vida, nada supera el miedo de escuchar tu nombre dictado por quien te evaluará, es un momento donde millones de ideas pasan en tan solo unos cortos segundos, entrar por detrás de tu profesora, sentarse en el banco tibio, que fue calentado por un alumno que ya vivió en primera persona lo que está a punto de suceder, el tiempo pasa diferente cuando uno está dentro del salón, se siente que el tiempo corre más lento, cuando la profesora mira fijamente hacía adelante uno sabe que empieza, es un sentimiento de incomodidad, un gasto mental, las manos comenzarán a transpirar, se empezará a secar la boca, ideas de que si tan solo hubieras tenido cinco minutos más podría haber sido diferente, uno puede darse vencido aún si quiera haber dicho la primera palabra, es un hábito común en estos casos, ¿Como culparlos? No sabiendo si le puso poco o mucho esfuerzo, pero es un precio a pagar por restar años a tu graduación y pasar un año tranquilo.
La tutora que está encargada de tu aprendizaje dará la pregunta inicial, algunos están con la mirada agachada, otros miran hacia adelante esquivando la mirada de ella, los más valientes y seguros mirarán fijo a los ojos estando seguros de su estudios, los más temerosos no prestarán atención a su entorno ya que seguirán repasando en su mente, para ellos cada segundo cuenta, algo les indica que alguien habló, pero al levantar su cabeza solo verán como se mueve su boca, pero su pronunciación estará muteada, cuando te das cuenta que tienes que remarla como sea, comienzas a decir lo que estudiaste bajo la mirada desafiante, las palabras se mezclan, se llega olvidar como hablar, como producir sonido con tus labios junto con tu lengua, estás viviendo una guerra psicológica contigo mismo, aveces ves mejor solo decir lo que sabes sin parar, tratando de verte normal, relajado y amable, mientras conversas, ruegas que no te interrumpa por nada, no quieres dejarla pensar, necesitas llevar las cosas a tu manera, manejar sus tiempos, luego de un tiempo sacando todo lo que llegaste aprender, llegará el silencio más largo de tu vida, escucharás pronunciar tu nombre, disimuladamente tratarás de ver que notas sacaste antes de oírlo en palabras, cuando apruebas te das cuenta que todas esas noches de desvelo valieron la pena, tuviste que privarte varios días de vacaciones para sentir este alivió tan placentero, no puedés ocultar tu sonrisa, te llenas de orgullo la mirada, desechas todos los estudios para relajarte al fin, los que reprobaron tratan de animarse pensando que aún le quedan materias para rendir, aún tienen oportunidad de pasar, los que lamentablemente reprobaron sabiendo que era su última oportunidad se verán ahogados en su malestar, la conciencia no le dará un respiro, no los perdonará aún si se esforzaron como los demás, la angustia llegará de todas formas sin descriminar a nadie, se callaran, se torturan en el silencio.
Todas las personas lo viven de forma diferente, saben que es el fin de un comienzo, es lo común que tienen, pero nadie más que uno mismo es el culpable por estar en esa posición, uno es libre de elegir si quiere ser espectador o enfrentarse a la realidad.
La profesora sale y llama por el apellido a Joel, él se pone de pie para entrar, pero Jessica lo abraza antes de irse, a esta linda acción se une Thiago y Delfina, los cuatros llegan abrzarse delante de todos, un gesto común en estas fechas.