Joel llega a su casa luego de trabajar, era de noche, estaba todo iluminado por las luces que ofrecía la ciudad, al llegar a su hogar ve que Marcelo estaba parado en la puerta hablando con Guadalupe, la curiosidad y el odio hacia él se despierta y decide quedarse en la entrada a escuchar.
—Aquí está el dinero hija.
Guada toma el dinero y lo guarda en su bolsillo, mientras le sonreía.
—¿Segura que no está Joel?.
—Si papá, si estuviera lo sabria, además saldría antes que yo.
—Bueno, te dejo de más así le regalas algo a Joel, se que va odiar tener algo con mi plata, así que dile que tu se lo compraste.
—Esta bien.
—Y acuérdate de ir este año a casa para tu cumpleaños y si pueden para el de él también, el año pasado no fueron los esperamos con torta y unos regalos.
—No fuimos porque era doce, ya sabes qué pasó en esa fecha y como se pone Joel en ese día.
—Si, lo se, pero quería festejarlo con él, lo extraño mucho y me arrepiento tanto de todo lo que les hice a ustedes, quiero remediarlo, no digo que todo vuelva a ser como era antes, porque el pasado fue horrible para ustedes, quiero tener una familia y que ustedes estén ahí.
—Hay papá.
—Perdon por todo, espero que algún día de estos puedan perdonar a este viejo, bueno, me voy hija.
Él saca de su mochila con mucha delicadeza un pote con comida.
—Toma, esta es del medio día, se lo separé para ustedes, disfrutenlo, ella cocina muy rico.
—Gracias papá.
Marcelo la saluda con una abrazo, y se va, al salir se topa con Joel en la entrada quien lo estaba viendo con una mirada fría, solo dura unos segundos y la quinta de encima para concentrarse en caminar.
—Hola hi...-.
Joel lo empuja hacia un costado para pasar.
—¿Hasta cuando vas a seguir tratándome así Joel? ¿No crees que ya sufri bastante?.
—¿Sufriste bastante? ¿Me estás diciendo enserio?.
Joel gira su cuerpo y se pone enfrente de Marcelo sin titubear, no se dedicaba ni un segundo, ni si quiera a parpadear, lo miraba fijo a los ojos para transmitir sus emociones, quería intimidarlo.
—Ni tienes idea de cuánto sufrió mi madre por tu culpa, como nos moríamos de hambre todos los días mientras que tu andabas por ahí haciendo quien sabe que, las noches de frío que pasamos, las burlas que soporte por llevar tu mismo apellido, las noches de insomnio que viví porque a vos se te ocurria golpearla.
Joel aprieta los puños mientras miraba con odio a Marcelo, se nota su ira en su tono de voz.
—La iría que sentía al ver que yo no podía defenderla, tenía que esconderme y solo escuchar como ella te pedía por favor que te detengas, nos tratabas como a un animal, viví años sin comer una comida caliente en la mesa, solo vivíamos tomando té y pan, teníamos que mojarlo para poder tragarlo, no sabes cómo envidiaba a esos chicos que tenían la suerte de que sus padres venían a buscarlos a la escuela, mientras que yo debía volverme solo, aveces Guada venía a buscarme, nunca pude darme el gusto de probar un helado, de comer caramelos, de disfrutar de jugar en los vídeos juegos, mientras que tu te dabas todos los gustos que podías. Teníamos que soportar tus estupideces de insultarnos y pegarnos cuando estabas ebrio o drogado, nos humillabas enfrente de tus amigos para hacerlos reir, para sentirte superior. ¿Aún así te atreves a decir que sufriste bastante? ¿Te das cuenta de tus sucias palabras? Eres una basura, te voy a perdonar el día que sufras como sufrió mi madre, cuando quedes en camilla en el hospital sabiendo que no vas a salir y que nunca más nos volverás a escuchar, el día en que sufras más que ella será el día en que te mire a los ojos y te diga papá, hasta ese día solo espero que te mueras, juro que no voy a llorar cuando te vea adentro de ese cajón.
Guada lo toma del brazo y trata de llevárselo hacia adentro de su casa para calmarlo y no agrandar aún más la situación, no quería lastimara más a su padre, estaba más preocupada por Joel, por el estado emocional en el que estaba.
—¡¡¡NO VUELVAS A DECIR QUE SUFRISTE LO SUFICIENTE!!!
Marcelo solo agacha la cabeza ante las palabras que su hijo había dicho y se va, Joel entra a su casa y se sienta en la mesa frustrado.
—¿Seria malo que te dijera que nos trajo algo para comer, no?.
Joel le quita de las manos el pote con comida que Marcelo le había dado.
—¿Que se piensa? ¿Que nos hace falta de comer? Ahora se viene a preocupar si comemos o no, que ridículo.
Lo deja sobre la mesa y se va.
—¿No vas a comer?.
—No estoy de humor, me voy a dormir.
Guada no le dice nada solo lo miraba como él se adentraba a su cuarto donde las luces estaban apagadas, él se acuesta sobre su cama mientras se tapa con la almohada.
Guada entra a los pocos minutos con un plato de comida caliente, lo deja sobre la mesa de luz que tenía al costado de su cama y lo despierta con movimientos suaves pronunciando su nombre, al poco tiempo él se despierta.
—Te traje algo para comer.
—No tengo hambre, quiero dormir, mañana tengo clases.
—Se que estás muy enojado con él, pero ponerte así no va a resolver nada.
Joel se destapa para sentarse en la cama mientras Guada está agachada tomando su misma altura.
—Si, ya se, pero me da tanta irá que él se haga la víctima sabiendo lo que le hizo a mamá, la hizo sufrir y no tiene idea de cuánto.
—Déjalo, ahora se da cuenta. Si tú objetivo es hacerle mal lo estás logrando sin hacer nada, él solo abrió los ojos y ahora se da cuenta de la persona que era, no lo aceptes listo, él sabe perfectamente que lo odias, solo que aún mantiene esa esperanza de recuperar a su hijo y ser un padre aunque ya estés grande.
—Por su culpa es que no pude ver feliz a mamá, la hacia llorar siempre que podía.
Guada lo abraza al sentir como su voz comenzaba a quebrarse con cada letra que agregaba a su pequeña oración.