La habitación era pequeña, como un cubo y sin alguna ventana. Sólo la puerta y una toma de ventilación de la cual un aire frío que se colaba helando hasta los huesos, era lo que me comunicaba con el exterior. Estaba sentada en una silla plegable frente una mesa cuadrada. Aún estaba aturdida por los golpes, mi labio estaba roto y en mi pómulo podía ver un claro hematoma. Pasé mi lengua limpiando un poco la sangre de mi boca antes de que goteara sobre la mesa. Estaba esposada a la silla, y esta a su vez, estaba atornillada al suelo, impidiendo una posible huida de aquel lugar. Escuché unos pasos al otro lado de la puerta; la abrieron dejando una hendidura, y me permitió escuchar unas voces.
- Entonces, ¿me estás diciendo que es la hija de Reagan? Eso explica por qué ha resistido tantos golpes - dijo una voz ronca muy experimentada.
- Es una de las mejores exploradoras de La Legión - dijo la voz de una mujer.
- Va a costar trabajo sacarle información sin torturarla, los guardias la golpearon bastante y no brindó información alguna.
- El consejo espera resultados de usted - espetó la voz femenina con un tono rígido.
- Sí, señora comandante.
La puerta se abrió y pude ver a un hombre robusto, a primera vista diría de 1,90 metros de alto; era como un gigante frente a mí. Una barba canosa cubría parte de su rostro, los ojos café penetrantes me miraron intentado intimidarme. Vestía un pantalón café y una playera negra muy ajustada que escondía su musculatura; pude ver en su pierna derecha una funda con lo que parecía ser una pistola, muy parecida a la que solía usar. Me recordó demasiado a alguien.
- Violeta Bishop, ¿no es así? - dijo dejando caer un expediente de La Legión sobre la mesa.
No le respondí, no tenía planeado hacerlo. Prefería morir antes que dejarlos hacer las atrocidades que pretenden. Tal vez antes solía pensar que todos en el exterior de Boston eran enemigos, pero luego de verlo por primera vez todo en mi cambió.
- Fui amigo de tu padre en los SEAL, luego de su retiro perdí contacto con él. Fue un gran hombre y un guerrero ejemplar - dijo antes de que lo interrumpiera.
- Al grano - espeté con frialdad.
- Soy el capitán Frank Conner, controlador de orden interno de Boston. Iré sin rodeos, sabes el por qué de mi presencia y qué es lo que quiero - dijo con una seriedad escalofriante.
- Capitán Conner, sus intentos en que les de la información que desean van a ser en vano, usted lo sabe. Pueden matarme pero no pienso decirles una sola palabra - escupí letra por letra, para dejar claro mis intenciones.
- Señorita Bishop, no quiero que me de la dirección del Bosque Firegunm, sus defensas y población. - dijo dejándose caer de espalda en la silla - Estoy aquí porque quiero escuchar su historia, completa.
Aquello me resultó demasiado raro. Puede que fuese una estrategia para sacarme lo que esos viejos repugnantes querían, pero algo en aquel hombre me despertaba curiosidad. Me quedé mirándolo por unos segundos fijamente, mis ojos azules buscaban una expresión facial que me diera una pista sobre qué buscaba realmente .Cuando de la nada levantó su brazo y con el dedo índice dio unos pequeños golpecitos en su reloj de cuerda.
- Muy bien, pero será a mi manera. Quiero que me saque las esposas y tener un poco de agua para beber - diciendo esto me relajé en la silla .
El imponente entrevistador salió de la pequeña habitación donde se realizaban las interrogaciones, y regresó luego de unos minutos con una botella de agua y unas llaves. Dejó el agua sobre la mesa cerca de mí y se acercó zafando las esposas sin miedo, pretendiendo que no escaparía. Volvió a su asiento con aires de tranquilidad, como si hubiese realizado aquello cientos de veces, se sentía la profesionalidad en su mirada.
- ¿Y bien? - dijo poniendo las manos sobre la mesa.
Me recogí el cabello en una coleta y bebí unos grandes sorbos de agua. Dejé caer unas pocas sobre mi rostro lleno de moretones y golpes. Conner no dejaba de verme, seguía cada movimiento al pie de la letra hasta que lo miré fijamente por unos segundos.
Estaba lista para contar mi historia... desde el inicio, cuando todo comenzó.