Mis zapatillas están mojadas, hay agua hasta en mis medias. Estoy de pie, me rodean pastos que llegan hasta mi cintura, y al moverme puedo sentir el suelo inundado. Empiezo a mirar mi alrededor, el cual está iluminado por la luz de la luna y lo único que veo, es una gran pared de árboles a lo lejos.
Las manos me tiemblan y siento frío, pero estoy seguro que es por la pesadilla que estoy pasando. Solo me invade un pensamiento: tengo que descubrir cómo volver a mi casa.
Comienzo a caminar, noto que no hay barro debajo de mí, solo agua. No sé a donde ir, así que me dirijo hacia los árboles, me dan miedo, pero más miedo me da la nada misma del campo totalmente despejado.
Mi destino parece estar cerca, pero la ansiedad que siento acelera mis pensamientos, no dejo de preguntarme: ¿Cómo llegué hasta acá? ¿Qué estaba haciendo ántes?
He tenido sueños lúcidos, nunca duraron tanto tiempo, aunque facilmente podría estar en un sueño, tengo la fría sensación de que esto es muy real. ¡Quiero despertar! Aunque si estuviera soñando, el agua en mis pies, el terror, los temblores y el sudor frío ya deberían haberme despertado.
Los pastos son muy incomodos al avanzar, me relentizan mucho, así que empiezo a correr. Quiero llegar rápido, quiero salir de aca, quiero volver a mi casa, no sé que estoy haciendo.
Me olvido de respirar y comienzo a marearme. Puedo sentir fuertemente los latidos de mi corazón, sobre todo en mi garganta, la cual siento muy seca. Estoy asustado, mareado y tengo mucha sed. Decido volver a mi ritmo de caminata. Levanto la mirada hacia los árboles y veo que no avancé mucho, parecen estar cerca, pero creo que esto me va a llevar varios minutos.
Hago otro esfuerzo en recordar el origen de mi situación, pero no logro nada. Reviso mis bolsillos y estan vacios, lo unico que llevo conmigo es ropa. No tengo otra opción más que seguir caminando.
Empiezo a tranquilizarme, la luz de la luna, junto a los pastos, que se abren en dos al avanzar de mis pies, se vuelven hipnotizantes, me ayudan a pensar menos.
Desde que empecé a caminar deberían haber pasado 15 minutos y ya estoy llegando. De golpe me invade una sensación horrible, al darme cuenta de que no tiene sentido llegar a los árboles, no voy a poder ver nada dentro. No tengo linterna y no sé qué hacer. Tampoco tiene sentido agarrar otro camino porque no sé a dónde ir. La ansiedad no me permite quedarme quieto.
Sigo caminando hacia el mismo destino, pero ahora decidí ladearlos. Me quedan pocos metros, eso me da un poco de calma, aunque sé que voy a tener que seguir caminado mucho más después de esto. Los pastos altos se terminan.
Al acercarme, veo que hay una corriente de agua entre donde estoy y la arboleda. Para llegar deberia bajar unos cinco metros, cruzar el agua, la cual parece poca y volver a subir en el otro lado. Lo mas cómodo es seguir por el borde desde donde estoy.
No se en qué momento esto se volvió normal para mí, los nervios desaparecen al enfocarme tanto en avanzar. Hasta algún lugar voy a llegar.
Ya debería haber pasado media hora desde que voy por el borde y todo el terreno es igual, mirar hacia dentro no es para nada agradable, así que intento no enfocarme en eso. Cada tanto me asusta el ruido de los pajaros que vuelan al darse cuenta de que estoy ahí, además del agua, es lo único que escucho.
De golpe un sonido de pisadas aparece al otro lado. Empiezo a sentir el frío nuevamente, mi corazón está a punto de explotar, el bombeo es lo único que puedo escuchar. Todo parece ir en cámara lenta, pero sé que me estoy girando rapidamente con los ojos muy abiertos.
Puedo visualizar, del otro lado del agua, sobre la linea de los árboles, y por detrás de mi: hay alguien parado mirándome fijamente.