Después de una hora como mínimo nos dejan salir y decido mirar mi horario para saber qué es lo que me toca. Me dirijo a la taquilla para coger el estuche y el carpesano y busco el aula de biología.
Estoy andando hacia el aula cuando alguien pasa corriendo y me empuja haciendo que se me caigan las cosas.
-¡Imbécil!- le grito y me agacho para recoger mis cosas.
-¿Me acabas de insultar?- pregunta una voz.
-Si tú eres el imbécil que me ha empujado por ir corriendo por los pasillos como un niño, sí- le contesto sin mirarle aún.
Cuando me levanto clavo mi mirada en él veo que es el chico de los otros días, el dueño de los ojos grises.
-¿Pero tú sabes con quién te estas metiendo?- me pregunta con un tono amenazador.
-Sí, con un gilipollas sin modales- le contesto empezando a andar hacía mi clase.
-¡Ándate con cuidado!- me amenaza y yo me giro para mirarle y le saco el dedo.
Entro en mi aula y me siento en una de las mesa. Empiezo a pensar en el imbécil de estos días. Como pensaba es muy atractivo con ese pelo negro y un poco largo que contrasta con su piel blanca, sus labios son grandes y rosados, es muy alto y fuerte lo más seguro es que haga algún deporte.
¡Agh! Laura deja de pensar en ese imbécil que se cree mejor que los demás.
Está a punto de empezar la clase cuando entra una chica y sin mirar se sienta a mí lado.
-Hola, me llamo Lucía Cortés, ¿eres nueva, no? Porque nunca te había visto- me saluda con una gran sonrisa hablando muy rápido lo cual me hace gracia.
-Sí, soy nueva, me llamo Laura García- le contesto.
Empieza la clase y dejamos de hablar. Cuando acaba estoy recogiendo mis cosas cuando Lucía me habla.
-Oye Laura, ¿qué te toca?- me pregunta Lucía.
-Química- le respondo levantándome.
-Qué bien, a mí también, ¿vamos juntas?- me pregunta y yo le digo con sí con una sonrisa.
Pasa todo el día tranquilo, Lucía y yo tenemos casi todas las clases juntas así que me he alegrado porque ella es a la única que conozco aunque me ha presentado a su grupillo de amigas, Emma, Anna, Lucía y ahora yo. Aunque por lo que parece son un poco conocidas en el insti, así que había más chicas comiendo con nosotras.
Ahora me estoy cambiando en los vestuarios del gimnasio para la prueba. Cuando salgo veo que algunas se me quedan mirando, aunque no sé porque. Entra la entrenadora mientras estamos calentando.
-Muy bien chicas, quiero que os separéis por las que habéis jugado alguna vez en algún equipo y las que sabéis jugar pero nunca lo habéis hecho.
Los hacemos y mira los grupos.
-Ahora separaros por posiciones.
-Perdone, pero yo soy cuatro, colocadora y también he jugado algún partido de opuesta- le digo a la entrenadora- así que…
-Yo a ti te conozco- me interrumpe- tú eres la capitana que llevo su equipo a la liga mundial y la gano por segunda vez consecutiva, nadie lo había conseguido.
-Eh… bueno, todo mi equipo lo conseguimos, no fue solo trabajo mío- le contesto- pero eso no importa, ¿en qué posición me pongo?
-Miraremos cómo vamos de chicas y ya veremos, pero entrenarás de todas.
Yo asiento y me quedo en el sitio. Empezamos calentando por parejas toque de balón y yo me pongo con Emma, ya que es a la única que conozco, después me pongo a colocar un rato y después paso a rematar por cuatro y por uno.
-Bien acercaros, vamos a hacer un partido- nos dice.
Nos posicionamos como ella indica y empezamos a jugar, yo estoy atacando por cuatro y me alegro, ya que es mi posición favorita. Me toca sacar, pero escucho que abren la puerta y veo a muchos chicos entrar, por lo que me imagino que son el equipo de baloncesto del que leí. Por lo visto son muy buenos.
-Disculpen señores, pero nos queda media hora- les informa la entrenadora.
-Ya lo sabemos, pero queríamos ver entrenar a las chicas- dice un tipo alto con el pelo rubio.
Pongo los ojos en blanco al escuchar el comentario y me giro para sacar, pero la puerta se vuelve abrir.
-Ya estoy aquí- dice una voz muy familiar, pero que no me gusta.
Me giro y en efecto es el imbécil de ojos grises, lo ignoro y me dispongo a sacar. Doy unos pasos para atrás y me agacho para botar la pelota, se escuchan unos silbidos y me giro para sacarles el dedo a todos. Me vuelvo a concentrar, me tiro la bola, hago la batida y saco, mis compañeras no lo reciben, así que vuelvo a sacar; así otras 3 veces hasta que decido sacar sin saltar. Ese saque lo reciben, y hacemos un poco de juego, recibo la bola y la paso a dos.
-¡PAI!- la pido y me la coloca. Remato y hago punto.
-Ya es la hora, muy bien hecho chicas. Seguiremos con la prueba el resto de la semana y el viernes diré los resultados- todas asentimos y cogemos nuestras cosas- García- me llama la entrenadora.
-¿Si entrenadora?- le pregunto girándome para mirarla.
-Tú ya estas dentro del equipo, pero quiero que vengas el resto de la semana para meterles caña a las demás y así escoger bien- me dice.
-Vale, aquí estaré- le respondo y me dirijo al vestuario, pero alguien me agarra del brazo.
-Ey ¿qué haces?- digo girándome para ver quién me está agarrando y veo que es el imbécil del pasillo- ¿qué coño te pasa?
-¿Tú quién eres?- me pregunta sin soltarme.
-A ti que más te da- contesto liberándome de su agarre y sigo mi camino.
JAKE
Me he pasado toda la semana pensando en esos ojos azules. No sé porque, pero no puedo dejar de pensar en esa chica.
Llevo todo el fin de semana prácticamente fuera de casa entre fiestas y mi trabajo, pero mis padres no se han dado cuenta, nunca lo hacen.
Estoy trabajando de repartidor de pizza para arreglar mi moto porque no les puedo decir a mis padres que la he vuelto a rallar, pero a mi defensa diré que el coche apareció de repente y menos mal que lo vi porque si no se me hubiera llevado por delante.