La promesa de un te quiero bajo la lluvia

Capítulo IV

EVAN

—Eres un envidioso.

Miro a la rubia con una sonrisa.

—Madison, puedo regalarte hasta mi teléfono, pero nunca un pedazo de mi comida —le explico llevándome un pedazo de pastel a mi boca.

Ella rueda sus ojos grises y luego voltea a ver a su mejor amiga.

—Ellie ¿tú me regalarías un pedazo de tu pastel? —le sonríe con ternura y la morena asiente.

—Si te gusta el pastel de calabaza, si cariño, con gusto.

—¡Puaj! No gracias, así estoy bien —ambos reímos al ver su reacción.

Pasar tiempo con Madison y Ellie durante la hora de receso era algo que me agradaba demasiado, la verdad. Ellie me recordaba a veces a Dani, mi mejor amiga, pero Madison era diferente. Maddie era una chica demasiado extrovertida, le encantaba todo lo que fuera dulce y amaba de una enorme manera las estrellas, tanto que hasta la mayoría de sus accesorios tienen estrellitas. Ambas eran diferentes, pero tenían algo especial que me hizo sentir cómodo en solo semanas de conocernos.

—¡Hola grupo!

Y ahí estaba otro más.

Matthew Nelson, líder del equipo de Hilton y primo de Maddie, aunque siempre se tratan como si fueran hermanos.

—Matt apestas a sudor —se queja Maddie mientras él la abraza.

Choca puño conmigo y se sienta justo a mi lado.

—¿Qué tal estas Miller?

—De maravilla —murmuro con una sonrisa.

—¿Saben que acabo de recordar? Que nuestro amado Evan no sabe la historia de la pesadilla de Hilton —se ríe y las chicas se ponen tensas.

—¿Pesadilla? —cuestiono dejando mi bebida a medias.

—Ajá ¿no sabes quién es?

—Evan es nuevo Matt, obvio no sabe quién es —Ellie le da un golpe en la cabeza.

—Pues, yo te puedo contar la historia. Hace unos años…

—Iré al baño —Maddie se levanta y la miro confuso.

Ellie voltea a vernos.

—Es un tema que no le agrada mucho —explica y se levanta de su asiento—. Iré con ella, ustedes sigan hablando.

Cuando ya solo quedamos los dos en la mesa, vuelvo mi atención a Matt.

—Bueno, voy a proseguir —pone ambos brazos sobre la mesa y cambia su rostro sonriente a uno más serio—. Hace dos años, casi tres, existía una pareja esperada por todos. —le da un sorbo a su bebida y yo escucho con atención. Que te digo, soy chismoso desde la cuna—. Un día sucede algo terrorífico, la pareja más popular se había separado por nada más y nada menos que —hace un redoble de tambores— ¡Una infidelidad!

—Vaya, que terrible.

—Ah, pero ahí no queda todo —voltea a ver a todos lados y yo hago lo mismo—. Al parecer… —toma mi rostro para que vuelva a verlo—presta atención Miller.

—Si, lo siento. Puedes seguir —suelta mis mejillas y hago una mueca algo adolorido.

—Al parecer la chica estaba embarazada de él y luego se inventó una infidelidad de su parte para no quedar como la mala.

—Eso no suena bien.

—Veras, después de que se había corrido el rumor de que ella estaba embarazada y había sido infiel al capitán del equipo de ese entonces, ella empezó a salir con el mejor amigo del capitán y la tacharon…tu sabrás como. Todo empeoro cuando una noche, después de la fiesta de bienvenida, la chica tuvo un accidente en el que según dicen perdió al bebe y a su acompañante —yo hago una mueca. No me gustaba como iba esto—. Al día siguiente ya no hubo rastro del capitán, se había mudado o algo así y ella, bueno, su mirada se volvió tan fría y distante que podía causarte pesadillas. Dicen que era alguien muy risueña y llena de vida, pero después de esa noche la tristeza la consumió dejándola en nada.  

—¿Y porque a Maddie no les gusta hablar de eso?

—Ah, supuestamente ella la conoció.

—¿Eran amigas?

—No, no lo sé. Madds no suele hablar de ese año, dice que sufrió bullying departe de unos de último año y algunos de sus amigos le dejaron de hablar, pero mencionó algo sobre que la chica también se mudó tiempo después.

Estaba tan atento a la conversación que no me di cuenta de que ya estábamos bajando las escaleras para ir a clases.

—Pobre Maddie.

—Si, pero ya está bien —se detiene y desordena mi cabello—. Hasta luego Miller.

Me despido con un saludo de mano y luego sigo caminando por mi cuenta.

La historia de Matt me deja pensado por un buen rato. Puede que sea cierta o no, pero de todas formas me dejó un sentimiento amargo, como si hubiera podido conectar con la chica.

Llego a mi casillero para guardar unas cuantas cosas y entonces siento la mirada de alguien en mi nuca. Fue casi automático. Giré la cabeza y la vi.

Me estaba viendo con esos maravillosos ojos azules que tiene. Estaba rodeada de sus amigos, todos reían o comentaban cosas, menos ella. Era como si para ellos fuera invisible. No me agradó para nada, pero hubo algo que me agradó menos. Y era la mano que le rodeaba la cintura. Era el mismo chico borracho que estaba con ella el día que nos conocimos y sus ojos estaban sobre el cuerpo de otra persona, pero Brave parecía no notarlo.




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