La promesa de un te quiero bajo la lluvia

Capítulo XVIII

Brave

—¿Qué carajos?

Mis músculos se relajan al oír esa voz dulce.

Vanessa enciende la luz provocando que Evan y yo cerremos los ojos para acostumbrarnos al cambio.

—Hola —saludo con una sonrisa.

Sus ojos van de mi a Evan y luego a nuestra ropa mojada. Me mira fijamente a los ojos y cuando va a sonreír, se controla.

—Hola Jon… —mira al castaño— y compañía.

—Evan Miller, un gusto —extiende su mano y la rubia la estrecha con delicadeza.

—Vanessa Cooper, el gusto es mío —arregla su cabello rubio y luego me mira—. Jon, mi niña ¿podemos hablar?

Me aclaro la garganta.

—Claro.

—A solas, si no es mucha molestia señor Miller —bromea y Evan ríe.

—Por supuesto. Las dejo señoritas —Evan camina, pero da tres pasos de regreso y tomando mi barbilla deja un beso corto en mis labios de nuevo—. Contigo ya hablaré después cielo.

Sale de la habitación y yo suelto todo el aire contenido.

—¡Pecadora! —me grita la rubia y llevo mis manos a mi rostro.

—Cállate.

—¡Yo lo sabía! Dios mío, ese brillo en los ojos…—se acerca a mi y tomando mis manos destapa mi rostro— Te dije que la mirada de amor es la única que no se oculta.

—¿Amor? Yo no lo amo Van, es solo un gusto —murmuro—. Algo común, normal, cotidiano…

—Sigue mintiéndote Brave Jones.

—No lo amo ¿vale? El amor es una mentira inventada por…

—Ay cállate —jala un banco y toma asiento—. Por mas que desee saber cómo sucedió todo esto, hay algo que debes saber.

Me acerco a ella tomando un semblante serio. Vanessa quita la toalla de mis manos y empieza a secar mi cabello.

—¿Qué pasó? ¿Tiene algo que ver con Lucas?

—Claro que no, eso todavía sigue intacto. Es algo más bien con el alcalde y su hija —susurra.

—¿Qué quieren? —deja la toalla a un lado y toma mi mano.

—A Evan. Eso o dinero, ya sabes cómo manejan todo por acá —desenreda el cabello cuidadosamente con sus dedos.

—No puedo dejar que le hagan algo a Evan.

—Tranquila Jon, Max se está encargando y…

La puerta vuelve a abrirse dejando ver a mi tío. Por la forma en la que me mira logro entender todo.

—Pequeña rubia, necesito que salgas un momento —Vane asiente y se baja del banco.

—Todo ira bien ¿sí? No dejare que te pase algo ni a ti ni a Evan —besa mi mejilla y sale.

Foster se mantiene con la mirada fija en el piso y los brazos cruzados. Me acerco a él con cuidado y golpeo su brazo de manera juguetona, mi sonrisa desaparece cuando me lanza una mirada de pocos amigos con sus ojos verdes.

—¿En qué estabas pensando Jones?

Agacho la mirada. Foster pone su mano en mi barbilla y la alza.

—Mi niña, cuéntame lo que paso ¿sí? El alcalde esta como loco allá afuera.

Asiento y empiezo a narrar.

Horas antes.

—¡Necesito ese vestido! Es precioso y esta lleno de tantos brillitos —Vane da saltitos.

Tamara deja de ponerse labial y se ajusta su escote, unos chicos no dejan de verla y ella sonríe con orgullo.

—Ay Vane ¿por qué no le dices a tu novio que te lo compre? O alguno de Hilton, traemos locos a todos —se arregla su pelo y luego voltea a verme—. Menos tú, claro. Por Dios Jones ¿no has pensado en ponerte otro tipo de ropa? Siempre los mismos tonos azules y grises —hace una mueca.

La rubia se cruza de brazos.

—A mi me encanta como le lucen esos colores a Jon, resaltan sus ojos azules y esos labios rosados —me lanza un beso y sonrío un poco—. El estilo también intenta ponerte un pantalón de los que usa a veces y te prometo que no se te vera el trasero como a ella.

—¿Estas diciendo que no tengo trasero? —Tamara se ofende y yo volteo el rostro para no reírme.

—No dije eso, dije que no se vería igual.

—Dejen de hablar de mi trasero, por favor —susurro arreglado una arruga de mi falda.

Siento algo en mi cuello, como si alguien estuviera…

Alzo mi mirada y de lejos capto los ojos color café que me persiguen en sueños. Evan me guiña un ojo y avergonzada vuelvo a ver a las chicas. Tamara achica sus ojos y después suelta una carcajada.

—¡Ay, Jon! Mírate —se lleva una mano a la boca para aguantar más la risa— ¿Piensas que te ha visto a ti? Ya te he dicho que con esa ropa…

—Bueno Tamara ya estuvo, ¿no? —Vanessa ya se había enojado.

—Tranquila Vane, todo bien ¿cierto?

Le doy una mirada para que se relaje un poco. Ambas sabemos que no podíamos hacer mayor cosa.




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